A solo diez días del inicio de la temporada de ciclones en el Atlántico, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) prevé la formación de entre 17 y 21 fenómenos de este tipo, lo cual superaría el promedio usual de 14 eventos por temporada.
Del total de ciclones, se anticipa que al menos siete u ocho serán huracanes, y de ellos, cinco alcanzarán una categoría mayor a 3, con vientos superiores a los 178 km/h, explicó Daniel Poleo, funcionario del Departamento de Desarrollo del IMN.
Este año no se ha registrado ningún ciclón previo, como ha ocurrido en los últimos años, por lo que la temporada comenzará en cero el próximo 1.° de junio y se extenderá hasta el 30 de noviembre.
Según Poleo, actualmente el país está en fase neutra fría, es decir, saliendo de un fenómeno de El Niño, originado por el calentamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial. Estas aguas ahora muestran una tendencia a enfriarse, lo que podría dar paso al fenómeno de La Niña, que podría comenzar en julio o agosto y fortalecerse en los últimos tres meses del año.
Bajo el efecto de El Niño, los ciclones tropicales tienden a formarse y desarrollarse más lejos de nuestras costas, en medio del océano Atlántico. Por el contrario, con La Niña suelen acercarse más, desarrollándose incluso en el mar Caribe, el cual baña la costa limonense.
Al dirigirse hacia el norte del continente, los ciclones del Caribe pueden tener mayor efecto en los países centroamericanos, debido a su proximidad a tierra firme.
El año pasado, la temporada tuvo 20 ciclones tropicales, pero no tuvieron efectos de importancia en el país. En la región del Caribe hubo una onda tropical que originó al huracán Franklin el 20 de agosto, el cual devastó República Dominicana. También se formó en octubre la depresión tropical N.° 21 en la costa de Nicaragua.
La tormenta tropical Bret, que amenazó al Istmo a finales de junio de 2023, se desvaneció al pasar por Colombia y solo los remanentes nubosos llegaron como una onda tropical. La energía ciclónica acumulada, o la intensidad de los ciclones del año pasado, fue mayor de lo normal, lo cual fue atípico, ya que con El Niño suele haber menos ciclones que el promedio.
Sin embargo, hubo huracanes como Idalia, que se formó en la península de Yucatán, entre Guatemala y México, el 27 de agosto. Surgió a partir de una tormenta tropical y evolucionó hasta golpear como huracán de categoría 4 las costas de Florida.
Impacto de ciclones en Costa Rica
Para la temporada que está por iniciar, se espera que al menos tres ciclones se formen en el Caribe. Sin embargo, la posibilidad de que influyan directamente en nuestro país es solo del 3%. La influencia indirecta tiene una probabilidad del 6%, lo cual sigue siendo bajo, según Poleo.
Los meses más críticos para el Istmo serán octubre y noviembre, aunque el mes con más ciclones es setiembre. Cuando las aguas del Atlántico están calientes, los ciclones se forman más lejos de nuestro continente, pero al enfriarse, lo cual se espera a partir de agosto, se facilita que se formen más cerca.
Aquellos ciclones que alcancen vientos sostenidos de 63 km/h o más serán bautizados con base en una lista predeterminada que alterna nombres de hombre y mujer. Este año, el primero se llamará Alberto. Si no alcanzan ese umbral, se les denomina depresión tropical y solo se les asigna un número.
Mayoría de lluvias viene de otras fuentes
Sobre la cantidad de lluvias que aportan cada año los ciclones, Poleo señaló que ronda el 10%. El 30% de las lluvias se deben al paso de decenas de ondas tropicales y más del 60% ocurre por influencia de la zona de convergencia intertropical.
Esta última es un gigantesco manto de nubes compuesto por sistemas de baja presión que, al moverse de sur a norte desde el Ecuador, suele posicionarse sobre nuestro país e inducir un flujo constante de humedad desde el océano Pacífico, generando la mayoría de los aguaceros.
Actualmente, el Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, Estados Unidos, vigila un disturbio o vaguada ubicado al sur de Cuba, que solo tiene un 10% de posibilidades de transformarse en ciclón en los próximos siete días. Recientemente, hubo otra vaguada similar que no evolucionó.
El IMN también sigue la pista de la cuarta onda tropical de la temporada, que no tiene posibilidad de transformarse en ciclón, pero reforzaría las lluvias. Aún está lejos del Istmo, en el Atlántico. Sin embargo, podría fortalecerse a mediados de la próxima semana, aunque su evolución por ahora es incierta.
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