Vulcanólogos advirtieron ayer de la posibilidad de nuevas erupciones freáticas en el volcán Poás, debido a la acumulación de presión debajo del lago de agua caliente.
La Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica (UCR) afirmó, en un comunicado, que las emanaciones (de gases y lodos), podrían ser fuertes; es decir, que alcanzarían entre 300 metros y 500 metros de altura. Ocurrirían en el corto plazo.
Por esa razón , los especialistas consideran que es necesario extremar las normas de seguridad para proteger a los visitantes a ese parque nacional.
En especial, solicitan tomar medidas con las personas que padecen problemas respiratorios y que podrían verse afectadas por los gases.
Esas recomendaciones están consignadas en un documento firmado por los vulcanólogos Raúl Mora Amador, Gino González Ilama, Carlos Ramírez Umaña y Yemerith Alpízar Segura, así como por el especialista en sismología Mauricio Mora. Allí analizaron las secuelas de la reciente actividad eruptiva del Poás.
El Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) reiteró que los visitantes solo podrán estar 20 minutos en el sector del mirador.
Por su parte, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) informó de que la población debe poner atención a los protocolos establecidos en el parque y respetar las órdenes de las autoridades. Empero, no dieron a conocer, en detalle, en qué consisten esas disposiciones.
Antecedentes. El volcán Poás genera, de manera ocasional, erupciones freáticas provenientes de la laguna de agua caliente, desde marzo del 2006. En el 2006, hubo una que alcanzó los 1.000 metros, pero luego las emanaciones fueron entre 10 metros y 100 metros.
Sin embargo, el miércoles 8 de octubre presentó una emanación de 300 metros de altura y el lunes 13 de octubre hubo otra que alcanzó los 500 metros de altura.
Según los vulcanólogos, “el lodo y la ceniza de la erupción del lunes llegaron al sector del mirador de turistas, al centro de visitantes y al parqueo, estos dos últimos se ubican a 1,5 km de distancia del lago caliente”.
Asimismo, en el documento resaltaron que los residuos que salieron corresponden a “materiales no juveniles. Esto nos indica que las erupciones son freáticas, las más simples y no hay presencia de magma”.
Finalmente, los vulcanólogos hicieron ver que cerca de un 70% de la superficie del lago tiene balsas de azufre, que provienen de piscinas ubicadas en el fondo del lago.