El Fenómeno El Niño terminó cuatro meses antes de lo previsto y eso significa que ya no habrá atenuantes para los fuertes aguaceros que caracterizan los meses de setiembre y octubre en la mayor parte del territorio nacional.
Así lo informó el meteorólogo Luis Fernando Alvarado, del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), quien indicó que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), ya declaró el fin del fenómeno.
Se trató de un Niño débil el cual el IMN comenzó a vislumbrar en octubre del año pasado y cuya presencia fue oficializada por la NOAA en febrero. El Niño Se caracteriza por un aumento en la temperatura del Océano Pacífico y una disminución en las lluvias en la mayoría del territorio nacional.
“Es un hecho que El Niño ya finalizó, pero eso no significa que finaliza y se normaliza todo en el país. Los signos oceánicos revelan el fin, porque la temperatura en la zona ecuatorial del Pacífico retornó a niveles normales (24,5 °C), pero tiene que pasar casi un mes para que la atmósfera también se normalice”, explicó Alvarado.
Fue enfático en que siempre la atmósfera toma un tiempo para normalizarse, pues queda un rezago, por lo que setiembre será un mes de transición a la fase neutra que siempre sigue después de El Niño o La Niña, para entrar luego a un octubre totalmente normal o incluso un poco más lluvioso.
Como se esperaba que El Niño prevaleciera todo este año, al adelantarse su fin cambia el panorama y el último trimestre del 2019 tendrá condiciones normales, dijo el meteorólogo.
Valle Central más seco
Aunque se trató de un fenómeno débil, tuvo impacto, pues hasta el 31 de julio, ninguna zona del país tuvo exceso de lluvias, más bien el Valle Central tiene un faltante del 20%, que es el más alto de todo el territorio.
En Liberia, Bagaces y Cañas el déficit de los primeros siete meses es del 12% y solo aguaceros muy fuertes al cierre del año podrían equilibrar las cifras.
Incluso la zona del Caribe presenta un déficit y solo la región de Los Chiles, Upala y Guatuso (Alajuela) ha tenido condiciones normales, pues el faltante es solo del 1%.
“Tal vez las lluvias de setiembre y octubre, que son los meses más lluviosos en Guanacaste, el Pacífico y el Valle Central logren compensar el déficit, pero habría qué ver qué tan fuertes serán los aguaceros de octubre”, dijo el científico.
En cuanto a la formación de ciclones, la presencia de El Niño era una garantía de que este año iban a ser menos, pues usualmente ese fenómeno aleja los huracanes, pero ahora la situación se normaliza.
Niño débil
El Niño que nos acompañó los primeros siete meses del año fue considerado débil, pues la temperatura del Pacífico ecuatorial aumentó 0,9 °C. Mientras que en otras ocasiones el incremento ha sido de hasta 3°C.
Pese a ello, el Gobierno tuvo que firmar un decreto de ayuda al agro, pues en Limón, Guanacaste, Cartago y Puntarenas, entre otros, las variaciones climáticas afectaron la agricultura y ganadería.
En febrero pasado Werner Stolz, jefe de Pronósticos del IMN, informó de que el déficit de lluvias en Limón en los cuatro meses previos fue del 64%, mientras que en otras zonas de fuerte producción agropecuaria como Sarapiquí, Upala y Cartago la falta de precipitaciones superó el 50%, cifra que poco a poco se fue normalizando en los meses posteriores.
Este mes en el Valle Central ya comenzaron a sentirse aguaceros fuertes, pero las canículas de agosto prevalecerán con alternancia de días secos y lluviosos, de hecho para este viernes solo se esperan lluvias en las montañas del Pacífico y el fin de semana se esperan muy pocas precipitaciones.
Hasta este jueves pasado el acumulado por lluvias en San José llegó a 150 litros por metro cuadrado, cifra que supera el total de 140 litros que cayeron durante todo el mes de julio.
El Niño se irá disipando de la atmósfera en setiembre y para octubre ya sus efectos habrán desaparecido del todo.
Lo mismo pasa en los cantones de Guanacaste y la zona sur, que tendrán aguaceros más fuertes en los próximos días.
Ciclones tropicales
Este año la tormenta tropical Andrea fue el primer ciclón y se formó fuera de la temporada (21 de mayo), pero desde que comenzó la temporada de huracanes en el Atlántico, el 1.° de junio, hasta hoy solo se han formado Barry y Chantal, mientras que el año pasado en igual período se habían formado cinco.
En el 2018 hubo un total de 15 ciclones, de los que ocho fueron huracanes y siete tormentas, pero ninguno tuvo impacto en nuestro país, como sí ocurrió en el 2016 (huracán Otto) y en el 2017 (tormenta Nate).
El promedio esperado para este 2019 era de 13 ciclones, pero ahora la cifra se recalculó y se esperan 15.
Es imposible saber si alguna tormenta tropical o algún huracán tendrá influencia directa o indirecta en nuestro país, pues solo viendo su trayectoria y fuerza, una vez que están consolidados, se puede predecir eso, expresó Alvarado.