Un atraso en el proceso de mudanza evitó que Ana Raquel Reyes y su hijo Anthony, de tres años, estuvieran en el incendio que se registró este sábado por la madrugada en La Carpio, en La Uruca, San José.
La joven, originaria de Nicaragua, contó que el viernes se dedicó a trasladar sus pertenencias, entre estas ropa, a la cuartería, luego de que el propietario de esta le cobrara una tarifa razonable por el alquiler del espacio.
“Tengo tres años de vivir en La Carpio. Soy madre soltera y como vivo sola con mi hijo don Orlando (León Castillo) me ofreció un cuarto bastante cómodo, por lo que desde ayer (viernes) comencé a trasladar la ropa y otras cositas”, narró Reyes.
La mujer, de 28 años, se dedica a vender mango con sal y los ingresos que obtiene los utiliza para cubrir las necesidades de ella y su hijo.
Ella se enteró de la tragedia de este sábado por medio de los vecinos, ya que vive bastante cerca.
Narró que conocía a una de las víctimas, identificada nada más como Melanie, ya que su pequeño jugaba con el hijo de ella.
Otros vecinos, contaron que en el inmueble también se vendían materiales para levantar ranchos, como láminas de cinc, madera y otros.
“Siempre le compraba materiales a él (el dueño de la cuartería). Era muy buena gente”, expresó Ana María Ávalos.
Precisamente, Bomberos confirmó que en la estructura, de 618 metros cuadrados, había muchos materiales y eso hizo que las llamas se extendieran con rapidez.
Gritos de alerta
Javier Umaña y Elvia María Cepeda contaron que los gritos de los vecinos les permitieron enterarse del incendio, por lo que salieron a la calle para ver en qué podían colaborar.
Umaña fue uno de los primeros en agarrar baldes con agua y combatir el fuego, mientras los bomberos llegaban al sitio.
“Un vecino venía caminando y vio los cables chispeando, por lo que gritó para que las personas se levantaran, pero rápidamente las llamas se apoderaron de la cuartería. Intentamos ayudar, pero era muy fuerte”, narró.
Por su parte, Kevin Castillo, quien labora en una panadería cercana, lamentó lo sucedido y recordó a Orlando León como una persona amable y colaboradora.
“Todos los días venía a comprar pan, la última vez que lo vi fue el jueves, cuando trabajé en el turno de la mañana”, recordó.
Cepeda, quien se encontraba de visita donde unas famialares, ya que dejó de vivir ahí hace poco, aseguró que se despertaron debido al calor que se sentían, ya que se estaban a pocos metros de donde ocurrió la tragedia.
Información actualizada a las 8:06 p. m. con más datos.