La utilización irresponsable del fuego para cacería, cambios ilegales en el uso del suelo, vandalismo e incluso venganzas es la principal causa de que 381 hectáreas de áreas forestales, una extensión equivalente a 762 canchas de fútbol, fueran arrasadas por las llamas durante los primeros 39 días del 2024.
Comparativamente, en la misma fecha del año anterior, solo se contabilizaban 28 hectáreas afectadas, es decir, el equivalente a 56 terrenos de fútbol. El crecimiento, de un año al otro, es del 1.260%.
Uno de los factores que ha incidido este año en el aumento del área quemada es el fenómeno meteorológico El Niño, el cual trae consigo temperaturas más altas y sequías. Dichas condiciones facilitan la propagación del fuego, pues el terreno seco y los fuertes vientos de la época atizan las llamas.
El Cuerpo de Bomberos informó de que los incendios forestales registrados al inicio del 2024 tuvieron lugar en las provincias de Guanacaste, Alajuela y San José, con consecuencias significativas para los ecosistemas locales.
Específicamente, resultaron afectadas áreas protegidas como el Parque Nacional Guanacaste, el Cerro Andrómeda, Cerro Atenas, Reserva Biológica Lomas Barbudal y Reserva Forestal Los Santos. Estos incidentes fueron atendidos por las brigadas de Bomberos Forestales del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
Los siniestros no solo arrasan con la vegetación, compuesta en su mayoría por bosque seco, sino que también ocasionan la pérdida de vida silvestre. “Las principales especies afectadas normalmente son cocodrilos, tortugas, serpientes, jaguares, pumas, monos, pájaros, venados, saínos, dantas”, explicó a La Nación Óscar Mora, bombero forestal del Sinac.
Para ejemplificar el impacto que sufren los ecosistemas, Mora mencionó lo ocurrido en abril del 2023 en el Parque Nacional Palo Verde, en Guanacaste, donde las llamas consumieron al menos 3.000 hectáreas y mataron a numerosos reptiles. Según dijo, esto se debió a que el área afectada correspondía principalmente a pasto tipo tifa, característico de los humedales, donde habitan estas especies.
De acuerdo con el director operativo del Cuerpo de Bomberos, Luis Salas, otro factor que influye este año en el aumento de incendios forestales es la falta de lluvia registrada durante el 2023.
“A finales del 2022 estaba lloviendo, a finales de 2023 ya no. A principios de diciembre del año pasado ya estábamos comenzando a atender emergencias en charrales, cuando en el 2022, para esa época, todo estaba verde y los incendios no se propagaban con facilidad”, manifestó Salas.
Según el funcionario, actualmente, el país está en un “escenario ideal” para que ocurran estas emergencias.
Humanos ocasionan 98% de incendios forestales
Aunque los factores climáticos inciden en la proliferación de incendios forestales, según las estadísticas del Sinac existe otro actor más importante: el hombre, a quien se le atribuyen el 98% de los siniestros registrados este año.
De acuerdo con Mora, la irresponsabilidad humana genera pérdidas significativas de flora y fauna. Algunos ejemplos de estas acciones son quemas agrícolas sin los permisos correspondientes del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), vandalismo, caza ilegal, quemas de basura y quemas de residuos forestales.
Se suma a estas acciones otra práctica bastante común: el cambio de uso de suelo, en la cual el dueño de una propiedad, repleta de vegetación, desea transformarla en un potrero, pero evita la tarea de limpiar la zona adecuadamente o la solicitud de un trámite de tala, por lo que inicia una quema que posteriormente se descontrola.
“Además de la afectación a la flora y fauna, los incendios forestales producen gases de efecto invernadero, efectos de erosión en el suelo, afectan a las aguas; el humo afecta a las personas que tienen asma y otras enfermedades respiratorias. También afectan negativamente al turismo, ya que la gente no quiere desplazarse a las zonas a oler humo”, explicó Mora.
La atención de los incendios forestales se ve complicada por su extensión y la ubicación habitual de estos eventos, ya que suelen originarse en áreas montañosas distantes de la vía pública. En consecuencia, el acceso al agua se presenta como uno de los desafíos fundamentales para los bomberos que responden a la emergencia.
“Cuando no tenemos el acceso al agua usamos sopladoras, motoguadañas, motosierras, herramientas manuales como hachas, rastrillos y batefuegos”, agregó Mora.
En cuanto al Cuerpo de Bomberos, según Salas, se recurre también a la técnica de realizar cortes de árboles cerca del fuego para reducir la carga y aguardar a que las llamas se extingan. Además, los bomberos transportan agua mediante mochilas en sus espaldas y emplean bombas especiales diseñadas para terrenos montañosos.
Tanto Salas como Mora llegaron a la conclusión de que, si no se logra revertir el impacto del cambio climático y no se evitan las malas acciones de los humanos, es probable que se produzcan aún más emergencias de este tipo en los próximos años.
“Como sociedad, debemos tomar conciencia al respecto. Desde la infancia, deberíamos iniciar una cultura y una educación centradas en la prevención de incendios, no solo forestales, sino en general”, añadió Salas.
Según Mora, también es crucial adoptar un enfoque responsable en el uso del fuego, y en días ventosos, es preferible abstenerse de utilizarlo al aire libre.
Asimismo, es fundamental recordar que el cambio de uso de suelo y las quemas de charrales están prohibidos. En caso de presenciar un incendio forestal o una quema ilegal, se insta a reportarlo al 9-1-1 o a la Oficina Regional del Sinac más cercana.
De acuerdo con la Ley Forestal N° 7575, “se impondrá prisión de uno a tres años a quien, con dolo, cause un incendio forestal”. En el caso de quienes provoquen un incendio forestal con culpa, la pena será de tres meses a dos años.
La misma legislación establece que “nadie podrá realizar quemas en terrenos forestales ni aledaños a ellos, sin haber obtenido permiso de la Administración Forestal del Estado”.
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