Cada año las grietas en la parte alta del volcán Irazú se desplazan tres metros, como parte de una acelerada reptación de enormes bloques que se detectó desde el 2011.
Este tipo de movimientos son originados por la erosión de los terrenos y las fuertes lluvias en la cima del coloso cartaginés, que está a 3.400 metros sobre el nivel del mar y que en el 2014 generó otro desprendimiento, que se observa incluso desde varios puntos del Valle Central.
El último de estos desplazamientos se presentó el pasado 12 de julio, a las 9:38 p. m. y fue captado por los sensores del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).
Sin embargo fue hasta la madrugada del día siguiente que se comprobó lo que ocurrió a lo interno de la pared noroeste del cráter, cuya caída de materiales también tapó, meses atrás, la zona donde estuvo la laguna.
De acuerdo con el vulcanólogo Javier Pacheco, de Ovsicori, el punto exacto se constató gracias a las fotografías que enviaron posteriormente los guardaparques.
“Es por la cantidad de lluvia que ha estado cayendo y como las pendientes son muy inclinadas es de esperar que hayan derrumbes de vez en cuando. No tiene que ver con actividad interna y es puramente gravitacional”, explicó Pacheco.
La parte que se mueve a más velocidad está por las antenas de telecomunicaciones y en cualquier momento podría caer uno de los dos bloques que están prácticamente colgando.
De acuerdo con Rafael Gutiérrez, director del área central del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) la solicitud de retirar las 84 antenas y torres que hicieron a las empresas de telecomunicaciones fue acatada. De momento solo falta una torre de canal 13 por reubicar en otro sector.