Los vecinos de las playas Espadilla y Manuel Antonio, en Quepos, grabaron la tarde de este 31 de octubre una tromba que se formó frente a la costa, alrededor de las 2 p. m. El disturbio no causó emergencias, ya que se mantuvo en el océano y aunque había embarcaciones cerca, no fueron alcanzadas.
Este tipo de remolinos de viento suele ser recurrente; sin embargo, antes no había tanta facilidad para grabarlos y difundirlos en redes sociales, como ocurre actualmente con los teléfonos celulares.
El pasado 20 de junio, en ese mismo cantón del Pacífico central, se captó un fenómeno similar, aunque esa vez estuvo acompañado por ráfagas descendentes en la zona costera, lo que provocó la caída de árboles en varios sectores. El 17 de agosto, otro remolino fue observado cerca de isla Venado, en el golfo de Nicoya, sin causar daños.
Estos eventos atmosféricos se forman a partir de nubes de tormenta llamadas cumulonimbos. Surgen cuando el aire fresco se desplaza sobre aguas cálidas y coincide con el proceso de aglomeración de distintas nubes. Su duración suele ser de un minuto y los vientos giratorios pueden alcanzar velocidades superiores a 80 km/h. El movimiento, de un lado a otro, suele ser disparejo o errático y de pocos kilómetros.
Cuando estos remolinos se forman en tierra, son más destructivos que en el mar, como ocurrió el 18 de octubre en San José, cuando se formó uno en San Sebastián, acompañado de ráfagas descendentes que dejaron a más de 24.000 abonados sin luz debido a la caída de árboles y ramas sobre el tendido eléctrico, e incluso postes caídos.
Solo cinco días después, otro torbellino afectó Mercedes Norte y barrio España, en Heredia, donde destechó varias casas en minutos.
Cartago también sufrió el 8 de junio el impacto de los vientos, con casas destechadas, árboles caídos e incluso daños severos en el estadio Fello Meza, debido a ráfagas descendentes.
Según José Pablo Valverde, meteorólogo del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), este jueves recibieron imágenes de la tromba en Quepos, en las que se observa la gran nube característica en la parte superior del fenómeno. Valverde explicó que las nubes de tormenta, además de las precipitaciones y rayos, pueden presentar estos fenómenos ocasionales, tanto en tierra como en el mar. Cuando ocurren en el océano, en lugar de torbellinos, se les llama trombas o mangas, similares a un tornado pero de menor intensidad.
Inundaciones persisten
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) registraba a las 3:30 p. m. de este jueves 21 incidentes por inundación, principalmente en Pococí, Buenos Aires y Curridabat.
En la zona sur, la crecida de un río en el territorio indígena de Ujarrás, en Buenos Aires, causó anegamientos y daños en algunos caminos, afectando a cuatro familias.
La carretera que conecta Palmar Norte con Cañablancal, en Osa, también tuvo problemas debido a los aguaceros. En Golfito, la crecida del río Claro inundó viviendas, y en Pococí, las quebradas estaban crecidas debido a las lluvias y lo mismo ocurrió en Agua Buena de Coto Brus.
En el Valle Central, las lluvias más intensas se concentraron al este, en los cantones de Curridabat y La Unión. Según Rebeca Morera, las condiciones atmosféricas inestables se deben a la cercanía de la zona de convergencia intertropical al territorio nacional y al ingreso de una alta humedad.
Los acumulados más altos se registraron en Pérez Zeledón, con 91 litros por metro cuadrado (mm) a las 5 p. m.; en Tarrazú, 55 mm; en Liberia, 49 mm; en el cerro Cedral de Escazú, 55 mm; y en Atenas de Alajuela, 48 mm.
La saturación de los suelos persiste en San Carlos, Sarapiquí, La Unión, Curridabat, la península de Nicoya, el Pacífico central y el Pacífico sur. En estas zonas, incluso lluvias débiles pueden causar el desbordamiento de ríos y quebradas.
Para este viernes el IMN prevé condiciones de aguaceros matutinos en las costas y precipitaciones con tormenta eléctrica en la tarde de manera generalizada.