Los ensayos geotécnicos y otros estudios realizados en mayo y junio en la urbanización Valladolid, Desamparados, proponen una serie de obras para que muchas viviendas en riesgo no cedan ante los repetidos deslizamientos.
Los trabajos remediales están valorados en ¢1.350 millones y demorarían cuatro meses, según el estudio de la empresa MyV Soluciones Geotécnicas.
La investigación reveló que el desprendimiento de tierra se debió a la forma en que están dispuestas las capas de suelo, lo mismo que al plano inclinado en que están muchas viviendas de esa urbanización, en San Miguel de Desamparados.
Ese deslizamiento se activó tras el paso de la tormenta tropical Nate, en octubre del 2017, cuando más de 50.000 metros cúbicos de material de la ladera fueron a dar al río Jorco.
Aunque eso encendió la alerta entre los vecinos y motivó una inspección de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), pues cayó parte de la carretera, una zona verde y varios postes de luz, el asunto quedó ahí.
Fue el año pasado cuando empezaron a notarse enormes grietas en casas y carreteras cuando el Ministerio de Salud giró la orden de desalojo para 38 familias que desde setiembre comenzaron a dejar sus propiedades.
Dos meses después, en noviembre del 2020, un segundo desplazamiento generó la caída en vertical de aproximadamente ocho metros a lo largo de la corona de tierra y 28 casas quedaron colapsadas en el fondo.
Terrazas para estabilizar
Los trabajos remediales propuestos consisten en una serie de cinco terrazas, que deben hacerse a partir de una estabilización de la ladera sur.
Para esa ladera se propone una excavación de siete metros al pie del talud, de manera que se rellene la base de la ladera con piedras de gran resistencia al movimiento, llamadas piedra bola.
La obra se sostiene con un relleno reforzado de lastre y material recompactado que se distribuirá en las terrazas de cinco metros de alto y cinco de ancho que se levantarían entre las casas cercanas al deslizamiento y el río Jorco, que pasa al pie del terreno que se deslizó.
Según la empresa, esas obras darán garantía de estabilidad y solución permanente al problema que desde hace cuatro años tiene en vela a muchas familias de esa urbanización, compuesta por 129 lotes.
El estudio realizado entre mayo y julio por la empresa MyV costó ¢51,8 millones y determinó que se puede lograr la estabilización geotécnica de la zona, tanto desde el punto de vista de factibilidad técnica como económica.
La municipalidad de Desamparados y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ya presentaron a la comunidad afectada en San Miguel de Desamparados los resultados de los estudios.
Ahora la expectativa está en los procesos de adjudicación, pues los fondos se incluyeron en el presupuesto creado por los daños que causó la tormenta tropical Nate en octubre del 2017.
Antecedentes
De acuerdo con Gustavo Zeledón, del Departamento de Gestión Urbana de la Municipalidad de Desamparados, la construcción de la primera etapa de Valladolid se realizó en 1996 y fue hasta el 2001 cuando aprobaron la segunda y tercera etapas. Es decir, las casas tienen entre 20 y 25 años de construidas.
Luego el municipio supo que en algunos de los 129 lotes se hicieron otras unidades habitacionales, como apartamentos, pero al margen de la ley.
En el 2005, la empresa que levantó las casas, Asociación Provivienda Jerusalén, intentó hacer una cuarta etapa, pero no le fue avalada por el municipio, pues no presentaron los estudios solicitados.
Se iban a levantar justo en la zona donde ocurrió el primer deslizamiento del 2017.
Zeledón afirmó que para entonces las exigencias sobre los suelos ya eran mayores y así se plasmó al año siguiente, cuando el municipio elaboró el plan de ordenamiento territorial que rige desde el 2007 para la parte urbana del cantón.
Ese ordenamiento rige para el distrito central de Desamparados, así como San Miguel, San Antonio, San Rafael Arriba, San Rafael Abajo, San Juan de Dios y parte de El Rosario, pero todavía no está listo para la parte rural, aunque desde el 2018 se comenzó a gestar.
“Yo no estaba para ese tiempo en la municipalidad, pero sé que en el 2005 el municipio exigió estudios más técnicos de suelos. Las primeras etapas se hicieron sin contratiempos, pues ellos sí aportaron los estudios de suelo, que no eran tan rigurosos”, dijo Zeledón.
Añadió que eso fue hace mucho tiempo y que el expediente archivado no contiene el 100% de la información.
Confirmó que la asociación que hizo las casas en Valladolid no desarrolló ningún otro proyecto más en ese cantón.