Una nube de cumulonimbos de gran desarrollo vertical fue la causa de las ráfagas descendentes, fuertes lluvias, granizos y un torbellino que provocaron temor y numerosos daños materiales en un lapso menor a una hora, que empezó a eso de la 1:35 p. m.
Basado en los videos observados en redes sociales, Roberto Vindas, meteorólogo del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), indicó que en la mayor parte de los cantones afectados, entre ellos San José, Desamparados y Montes de Oca, prevalecieron las ráfagas descendentes y, de manera localizada, se pudo observar la formación de un torbellino en los alrededores del Parque de la Paz, en San Sebastián.
El torbellino cubre un área más pequeña que las ráfagas descendentes y es mucho más efímero. Sin embargo, según Vindas, en este caso se observaron ambos tipos de fenómenos, caracterizados por vientos fuertes. Esto explica por qué en las cercanías de la rotonda de las Garantías Sociales, en Zapote, así como en San Francisco de Dos Ríos, hubo árboles arrancados de raíz, que incluso dañaron el cableado, el pavimento y las aceras en varios puntos al sur de la capital.
Destructivo flujo de viento
Se originan en cumulonimbus, la madre de todas las nubes
FUENTE: IMN || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Como es común en esta época, el ingreso de humedad durante la mañana y las altas temperaturas propiciaron la formación de cumulonimbos, nubes de gran extensión vertical. Estas nubes, al cubrir la troposfera, que es la capa atmosférica que va desde el suelo hasta unos 12 kilómetros de altura, tienen la capacidad de generar lluvias, granizos, rayos y los fenómenos de viento que gran parte de los capitalinos presenciaron este 18 de octubre.
Las ráfagas descendentes que se registraron alcanzaron velocidades de hasta 80 kilómetros por hora, mientras que el torbellino pudo alcanzar los 100 km/h y su duración no sobrepasó un minuto. En cambio, Las ráfagas descendentes cubren una zona más amplia y su barrido dura más que un torbellino.
Vindas explicó que este tipo de nubes es muy común en la estación lluviosa, y recordó que una de ellas, el 8 de junio, generó ráfagas que destrozaron el techo del estadio Fello Meza en Cartago y varias casas aledañas, además de provocar la caída de árboles cerca de la basílica de Los Ángeles y en sitios cercanos.
Lo que no es tan común es que estos fenómenos se presenten en zonas urbanas, por lo que llama la atención lo ocurrido en la capital, donde unos 24.000 abonados quedaron sin electricidad, y muchas estructuras, calles y vehículos resultaron dañados por la caída de árboles, postes y rótulos.