Cuando el volcán Poás inició las erupciones explosivas en la Semana Santa del 2017, empezó un violento proceso de apertura de sus conductos y liberación de gases tóxicos, piedras y ceniza.
Casi un año después, su condición sigue siendo inestable. Es más, el macizo no avisa con antelación cuando ocurren eventos fuertes y los especialistas estiman que su actividad persistirá.
En los últimos meses, el coloso de Alajuela únicamente muestra constante salida de vapor de agua y dióxido de azufre, pero eso no es garantía de que tienda a apagarse.
Estas condiciones hacen cada vez más remota la posibilidad de una reapertura de ese Parque Nacional, que llegó a ser el segundo más visitado del país, con más de 400.000 turistas anuales, solo superado por el Parque Nacional Manuel Antonio, en Quepos.
Así lo confirmó el geólogo Lidier Esquivel, de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), entidad que, junto con la Red Sismológica Nacional (RSN), el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), son las encargadas de decidir el futuro del parque.
Esquivel dijo que el área protegida seguirá cerrada y más bien se trabaja en una rotulación que el Comité Municipal de Emergencias pidió, para señalar sitios donde es prohibido estacionar carros en caso de que sea necesaria una evacuación.
Algo similar ocurrió con el volcán Turrialba en el 2012 y hasta hoy sigue cerrado, ya que mantiene la misma condición del Poás.
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“Antes había sismos premonitores, que daban aviso de que el sistema se estaba preparando para alguna erupción, pero ahora no se dan”, manifestó Esquivel en referencia al Poás.
Esa es la razón primordial para que se siga apostando por el cierre, ya que una erupción que no avise podría afectar de manera directa a los visitantes, que antes disfrutaban del mirador del cráter y la laguna Botos, afirmó.
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“Queremos que el parque se abra, entendemos que a nivel de opciones de turismo y de reactivación de la economía esto es una piedra angular, pero al mismo tiempo tenemos muy claro que la seguridad de las personas no es un bien que se negocia”, expresó.
El año pasado los ingresos en muchos negocios cercanos al Poás cayeron en un 71% debido al cierre. Cada mes se dejan de percibir unos ¢592 millones, según un estudio de la Universidad Latina.
Para la CNE, el país no está como para exponer innecesariamente a los turistas nacionales o extranjeros en un volcán que se mantiene activo.
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“No es una buena idea forzar las cosas cuando estamos hablando de un fenómeno natural que es muy impredecible. El país no puede jugarse el chance ”, agregó Esquivel.
Aunque el Comité de Operaciones de Emergencias (COE) en vulcanología no se ha reunido este año, el representante del Sinac en ese foro, Rafael Gutiérrez, coincide con Esquivel.
“La situación se mantiene igual, hay alto riesgo y el parque sigue cerrado” dijo.
Mauricio Mora, vulcanólogo de la RSN, sostuvo que el Poás, geológicamente, es un sistema abierto, con una desgasificación muy importante en la atmósfera y una descarga directa de gases.
“Puede entrar fácilmente en erupción en cualquier momento. La desgasificación es intensa y el efecto depende del viento y las condiciones climáticas”, acotó.
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Javier Pacheco, vulcanólogo del Ovsicori, dijo que en las condiciones actuales un ascenso de magma rápido podría ser fatal para los visitantes.
Por lo anterior, el Sinac mantiene vigilancia, ante personas inescrupulosas que arriesgan a grupos de turistas que entran de manera ilegal al área restringida, por zonas como Bajos del Toro, en Valverde Vega de Alajuela.
Por ahora nadie vislumbra una apertura y solo cuando desaparezca el riesgo se podría pensar en recibir de nuevo a los visitantes, pero bajo condiciones controladas.
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Pacheco Recordó que aún en países como Japón e Italia, se han registrado muertes por actividad de volcanes, pese a las múltiples medidas de seguridad que esos países aplican.
Dijo que el volcán Ontake en Japón, pese a tener unos refugios, llamados búnkeres en la zona de visitación, así como alarmas, que se activaban al detectar niveles de gases altos, y sistemas de monitoreo, tuvo una erupción el 27 de setiembre del 2014 que dejó varios muertos.
Una explosión freática lanzó rocas a distancia y mató a varias personas, por lo que los familiares demandaron al estado japonés por falta de medidas de seguridad.
Retén a tres kilómetros fue removido este año
Lidier Esquivel afirmó que desde el dos de enero se acordó levantar el retén que estaba a tres kilómetros del portón principal del Parque Nacional.
De esa forma, quedó libre el acceso a fincas ganaderas, así como al proyecto turístico Lagunilla Lodge, que se vio muy afectado con las regulaciones de paso que, por seguridad, había dictado la CNE en esa zona.
Sin embargo, esa medida no alivia la caída de visitantes a la zona.
Los vecinos habían hecho gestiones desde el año pasado para que el paso quedara reabierto hasta el portón del Parque Nacional.
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Afectación sostenida socava comercios
Para Alvaro Amador, comerciante que tiene varios puestos de artesanías, venta de fresas y quesos en la zona, el cierre le obligó a replantearse su negocio.
Antes la gente llegaba, ahora le toca a él buscar los clientes en ferias como la del chiverre, la del queso, la del aguacate y la del café, que se desarrollan en puntos como Zarcero, Cartago, Orotina, Frailes de Desamparados y otras regiones.
“El volcán está tranquilo, pero hay que respetar la decisión de los científicos” , dijo.
Leonel Araya Guillén, del restaurante La Casona de doña Julia, dijo que la temporada de diciembre y enero era alta, pero ahora llega muy poca gente, principalmente entre semana.
Afirmó que tienen deudas de planillas con la Caja Costarricense del Seguro Social, la Municipalidad y los bancos, sin que hasta ahora se vislumbre una solución.
Como presidente de la Cámara de Comercio local, afirmó que muchos comerciantes solo abren los fines de semana.
“Espero que el nuevo gobierno haga algo. Ahora tengo que vender un carro para pagar deudas y luego tendré que bajar costos y quitar personal, para dejar de deberle a la Caja”, puntualizó.
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Partículas finas del Turrialba sobrepasan niveles permitidos
Al arranque de este 2018, el volcán Turrialba ha tenido varias erupciones pasivas de gases y cenizas que solo han afectado poblados cercanos como Capellades, Coliblanco, Pacayas, Santa Cruz y alrededor del cráter como El Tapojo, La Central y La Pastora.
Sin embargo, los gases y cenizas finas llegan a otros poblados del Valle Central como Coronado, La Unión y las partes altas de Goicoechea.
Entre el 7 y el 9 de enero pasados, el Ovsicori informó en su página web que sus sensores láser y un radar que tienen en la estación de monitoreo de gases y aerosoles volcánicos, en Coronado, captaron un aumento de aerosoles finos.
Advirtieron que las concentraciones eran críticas y podrían afectar la salud de personas, así como a animales y vegetales.
A manera de ejemplo, explicaron que en los aerosoles PM2,5 los máximos de concentración permitidos por nuestro reglamento de calidad de aire son de 35 microgramos por metro cúbico para un periodo de 24 horas, sin embargo, el 8 y 9 de enero llegó a 152 y 156 microgramos por metro cúbico, respectivamente.
De igual manera, el jueves pasado el Ovsicori detectó, aproximadamente a las 6 p. m. un fuerte aumento de dióxido de azufre (SO2) en la estación de Coronado, asociado a las emisiones de volcán Turrialba. Pese a ello, no hubo informes de olor a azufre por parte del público.
Esos gases pueden afectar a personas muy sensibles o con problemas respiratorios o cardiovasculares, dijo el Ovsicori.
Los expertos atribuyen el aumento en los gases a la remoción de cenizas y material rocoso suelto que las erupciones generaron y el viento fuerte dispersó.
Por situaciones como esa y los riesgos de erupciones repentinas, en febrero del 2012 la CNE cerró la visitación al volcán Turrialba.
Material del Rincón de la Vieja bajó por ríos de Upala
En cuanto al volcán Rincón de la Vieja, Liberia, el martes 9 de enero de este año se registró una erupción de dos minutos que se elevó a 1.000 metros del cráter y removió la laguna que, al rebalsarse, tiró por los ríos cercanos parte del material ácido que contiene.
Vecinos de Buenos Aires de Upala alertaron de eso a las autoridades del Área de Conservación Guanacaste ya que por los ríos Pénamo, Azul y la quebrada Azufrada bajó sedimento lechoso.
Las señales sísmicas en los registros del Ovsicori y la RSN estarían asociadas con erupciones que no se pudieron observar en las cámaras, porque el tiempo estaba nublado. No hubo reportes de caída de ceniza ni olor a azufre.
El año pasado ese volcán registró varias erupciones con fuertes cantidades de material que bajó por la pared norte y puso en alerta a muchos vecinos y dueños de centros turísticos de Upala que tienen proyectos de aguas termales en las partes bajas de las laderas; no obstante, fueron eventos esporádicos y sin afectación.
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La CNE prohibió el ingreso a la cima de ese volcán, pero hay una parte del área silvestre protegida, que está en el lado opuesto al cráter activo, que sí está abierta al turismo.