Las inundaciones y anegamientos que año tras año viven unos 18.000 vecinos de Los Cocos, barrio Quinto, La Colina, Ceibón, Santa Fe, Limoncito, Envaco y Los Lirios en el cantón de Limón, aún esperan la solución planteada desde hace casi dos décadas en un frustrado plan llamado Limón Ciudad Puerto.
Aunque en setiembre del 2016 comenzaron los movimientos de tierra para el nuevo Sistema de Control de inundaciones en el área de Limoncito, las obras se paralizaron poco tiempo después y ya completan cuatro años suspendidas.
Quedaron truncadas labores en el canal de drenaje de Japdeva, el dragado en las quebradas Chinita y Chocolate; así como la construcción de un canal nuevo de 1.350 metros que trasvasara las aguas del río Limoncito hasta el canal Santa Rosa, para luego devolver las aguas al mar.
De esta manera, con una inversión de $23 millones (¢unos ¢14.434 millones al tipo de cambio actual) se intentaba disminuir el impacto de las inundaciones y mejorar los tiempos de evacuación de las aguas.
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La mayoría de las obras estaban a cargo de la empresa JCB, de Juan Carlos Bolaños, empresario que el 3 de noviembre del 2017 fue detenido por presuntos actos de corrupción al importar cemento chino.
Álvaro González Masís, ingeniero del Servicio Nacional de Riego y Avenamiento (Senara) y director del proyecto, reconoció que dada la situación presentada con Bolaños, el proyecto se suspendió cuando apenas llevaba un avance del 16%.
A la empresa de Bolaños se le habían pagado hasta ese momento ¢400 millones. A partir de ahí, el Senara tuvo que entrar en un proceso de resolución contractual con dicha empresa, el cual duró casi un año.
Lo anterior conllevó el cobro de daños y perjuicios, ejecutados con la garantía, que era de ¢75,7 millones, según le comunicó el Senara a la empresa en junio del 2018.
La entidad estatal volvió a promover una licitación para contratar las obras, pero aún está en proceso de ejecución, informó González.
“Se han presentado algunos atrasos, dadas las limitaciones que afectaron la importación de unas láminas metálicas que se clavan en el suelo y sirven como muro de retención, llamadas tablestacas”, dijo González.
Así las cosas, su culminación se quedará para el próximo gobierno, pues la administración Alvarado Quesada apenas vislumbra para el primer trimestre del año entrante una primera etapa. Se estima que la totalidad de los trabajos estén concluidos en julio del 2023.
Barrios limonenses anhelan solución
Nueva licitación busca completar obras en el 2023
FUENTE: SENARA || / LA NACIÓN.
Inversión varada
Hasta ahora se ha hecho una inversión de ¢2.650 millones del total de 14.434 millones.
Entre los trabajos realizados están 15 puentes vehiculares en las principales vías del área de impacto, por ejemplo donde la red vial interseca el río Limoncito y la quebrada Chocolate. La constructora MECO los tuvo a cargo.
También se recavó y amplió el canal Japdeva, la quebrada Chinita y unos 2.000 metros en el canal Santa Rosa, pero al estar cuatro años varados los trabajos, se debe revisar la necesidad de nuevos dragados.
De la primera etapa está pendiente concluir la recava e instalación de tablestaca en el río Limoncito y la quebrada Chocolate.
La contratación para cerrar esta fase y los procesos para adjudicar la segunda van en paralelo. En parte se financian con recursos de un préstamo con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por US$13,08 millones, con una contraparte del gobierno.
La segunda fase comprende la recava e instalación de tablestaca en el río Limoncito (a partir del bar Chitá), la recava de la quebrada Chocolate hasta la ruta 32, y la recava del canal Santa Rosa desde tres kilómetros aguas arriba del puente de Westfalia hasta la intervención con el río Limoncito.
También se prevé la adquisición e instalación de equipo de medición meteorológico y de caudales en los cauces, así como un plan para para el manejo de residuos sólidos y educación ambiental dirigido a la población impactada.
Según González, a pesar de no estar concluido el proyecto, se nota una disminución en el impacto de las inundaciones. También dijo que los niveles altos de agua se evacúan más rápido; sin embargo vecinos de la zona lo niegan y afirman estar igual o peor que antes.
El Senara informó de que parte los anegamientos se deben a la cantidad de basura que hay en las cuencas. A manera de ejemplo citan que cuando empezaron los trabajos, en el 2016, se extrajeron 60 toneladas en un tramo muy pequeño cerca del puente de barrio Envaco.
Una de las inundaciones más fuertes registradas en Limón este año ocurrió con el temporal entre el 22 y el 26 de julio, la cual dejó anegamientos en los poblados que este proyecto contempla.
Clamor vecinal
Gerardo Torres Ramírez, de 58 años, quien vive en la tercera entrada de barrio Envaco, cerca de la quebrada Chocolate, dijo que antes la quebrada duraba más en llenarse cada vez que llovía.
Afirmó que ahora cuando llueve, la crecida pega con el borde del puente que hicieron y el agua, en lugar de seguir, se desvía hacia la calle y las casas y rápidamente surgen los anegamientos.
Añadió que ese puente, en el sector de la línea ferroviaria, solo favorece el paso vehicular, pero no a los vecinos.
“Desde que se hicieron los trabajos, se ha aumentado el daño a los que vivimos en este lugar. Ahora se llena unos 35 centímetros más que antes. Para mí fue un daño lo que hicieron con las supuestas reparaciones”, explicó.
Con él coincide Eunice Sánchez Solano, de 54 años, quien afirmó que cuando las quebradas de Envaco, Chocolate y Limoncito se crecen, el barrio se llena aún más y no pueden salir a ningún lado.
“Yo siento que no nos han ayudado con este problema tan terrible que lleva años. Elevar el puente no sirvió de nada”, dijo.
Virginia Rodríguez Salas, de 73 años, quien vive en barrio La Colina desde antes del terremoto de Limón (22 de abril de 1991), alega que desde entonces todo es igual.
“Cada llena son los mismos problemas. No hay mejoría, los problemas surgen siempre que llueve fuerte”, puntualizó.