Corrientes de agua con palos y ramas desbordaron la quebrada Aguacate en el barrio Quebrada, en Rincón de Zaragoza, Palmares y ocasionaron daños en 30 casas, tres de las cuales quedaron completamente destruidas.
Según Katherine Ramírez González, alcaldesa de Palmares, el agua superó el límite del puente y se extendió por la carretera en tres áreas que resultaron inundadas al final de la tarde del miércoles. Esta comunidad rural se encuentra a cuatro kilómetros al sureste de Palmares, en la carretera hacia Berlín, sobre la ruta nacional N.° 714.
Un total de 120 personas, pertenecientes a 30 familias, resultaron afectadas según los primeros datos recopilados por el comité municipal de emergencias. La mayoría de ellos son personas humildes que trabajan como peones en fincas de café cercanas y amas de casa.
Las familias perdieron enseres personales, alimentos, colchones, lavadoras y electrodomésticos. El barro también inundó el salón comunal y el principal supermercado del pueblo, así como la iglesia y el salón parroquial.
Tres de las casas de cemento, madera y cinc fueron arrastradas junto con partes del terreno hasta la quebrada, lo que requirió la movilización de socorristas, policía y el comité municipal para trasladar a las familias que lo perdieron todo a un lugar seguro. Posteriormente quedaron con familiares, mientras personeros del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) les realizan un estudio para valorar acompañamiento económico para alquiler temporal.
Durante la mañana del jueves se llevó a cabo un censo de los damnificados y se presentaron representantes del IMAS, el Ministerio de Salud y el Instituto Costarricense de Electricidad, ya que dos postes eléctricos cayeron y dejaron varios sectores sin suministro eléctrico hasta que se restableció, por la tarde.
Asimismo, la Asociación Administradora del Sistema de Acueductos y Alcantarillados tuvo que realizar reparaciones en las tuberías para restablecer, al mediodía, el suministro de agua potable en varias viviendas.
A pesar de que la lluvia mas fuerte duró solo 40 minutos, debido a la pendiente elevada de la zona, el cauce se desbordó, llevando barro y piedras por todo el pueblo. Varios árboles fueron derribados y las laderas quedaron socavadas. La ruta nacional tuvo paso vehicular regulado hasta este jueves, debido a varios deslizamientos pequeños que atendió la maquinaria del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
Aún no se ha realizado un recuento completo de las pérdidas, pero se estima que son considerables debido a los daños en varios puentes, así como en los muros de gaviones derribados junto a la carretera y a varios pasos elevados y vados de acceso a fincas que están cerrados.
La alcaldesa señaló que no es la primera vez que la zona sufre inundaciones, pero esta vez fueron particularmente severas. Además, algunas de las familias afectadas ya habían recibido órdenes de desalojo en el pasado, pues sus viviendas se encuentran al borde de la quebrada, la cual recupera su espacio cada vez que se desborda.
En torno al paso de la onda tropical N.° 41, el IMN confirmó que fue mucho más débil que la anterior, por lo que este jueves la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) no había registrado incidentes relacionados con lluvias.
En San Isidro de Heredia, varias casas, así como el salón comunal y el templo parroquial San Isidro Labrador, sufrieron daños por las fuertes corrientes descendentes, que arrancaron láminas de los techos, lo que obligó a una rápida atención con plásticos, pues la lluvias estaba por llegar.
Debido a que los suelos ya están saturados en gran parte del país y se esperan más lluvias en la tarde del viernes, la CNE mantiene la alerta amarilla en el Valle Central, el Pacífico central, la zona norte, Turrialba y Sarapiquí.
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