Al asentarse la estación lluviosa en el Valle Central, decenas de familias de la urbanización Valladolid, en Los Guido de Desamparados, cifran sus esperanzas en que los aguaceros no sean inclementes y que las acciones de salvamento en esta zona propensa a deslizamientos lleguen a tiempo.
Para el 21 de este mes esperan el resultado de un estudio de suelos que realiza desde hace casi dos meses la empresa MYV Soluciones Geotécnicas S. A., valorado en ¢60 millones.
Las respuestas de este informe podrían salvar decenas de casas que siguen en pie en esta comunidad, pues otras 28 viviendas ya se desplomaron producto del desprendimiento de la ladera.
En un informe preliminar emitido por la empresa, se establece que un sistema de terrazas, que son una especie de escalones en la ladera, complementados con anclajes, drenajes y rellenos estabilizadores, entre otros, permitirían frenar la inestabilidad del suelo.
Marisol Salguero, quien vive a unos 30 metros de donde el terreno cedió el año pasado, dice que el miércoles llovió durante cuatro horas, pero por suerte ninguna de las cuatro familias que viven junto al borde (zona naranja) reportó problemas, ni tampoco la casa de ella y otras 19 familias que están en la zona amarilla o de amortiguamiento.
“Solo en la zona que se fue al barranco se notan algunos leves movimientos de tierra, pero no en el resto. Los 24 vecinos que estamos en zona de riesgo tenemos comunicación por WhatsApp, para alertar en cualquier momento que se se noten reventaduras o ruidos”, dijo.
Añadió que están esperando los estudios finales, así como los trabajos preliminares, porque todavía todo sigue igual que el año pasado, ni siquiera se ha trabajado en canalizar aguas”, afirmó.
Otra que está muy preocupada es Zaydi Orias Barrientos, quien vive en las casas de alerta amarilla, pues el Instituto Nacional de Seguros (INS) les advirtió que la póliza cubre daños hasta diciembre próximo.
Afirmó que inspectores del INS llegaron a la zona. Días después les llegó un correo donde dicen que cesan la póliza, aduciendo que las familias no les comunicaron el peligro que corrían las propiedades.
“Es inaudito, estamos indignados porque ahora podemos perder las casas y además quedar con una gran deuda”, dijo.
Conclusiones similares
A la conclusión de hacer terrazas para controlar el deslizamiento en Valladolid también habían llegado cinco geólogos y dos técnicos de la UCR que elaboraron un estudio durante más de seis meses, a finales del 2018.
Con el actual, son tres estudios los elaborados, pues en el 2017 la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) había hecho otro, pero no previeron que el deslizamiento iba a ceder tan rápido, ya que en octubre de ese mismo año, más de 50.000 metros cúbicos de material de la ladera, fueron a dar al río Jorco.
Esa vez se fue parte de la carretera, una zona verde y se dañaron postes de luz.
El problema se agravó el 25 de julio del 2020, cuando se formaron nuevas grietas que obligaron a desalojar a unas 34 familias, que vivían en 28 casas, las cuales quedaron inservibles semanas después, al hundirse el terreno por más de ocho metros.
Ahora las condiciones topográficas cambiaron y por eso se procedió con el nuevo estudio de suelos que contempla aspectos de geología, geotecnia, hidrología e hidráulica, para la estabilización del talud.
“Toda esa urbanización va a irse destruyendo paulatinamente si no se actúa rápido, porque al igual que cayó ese tramo, pueden caer otros y va a seguir afectando las viviendas que quedaron ahí”, indicó en febrero pasado el geólogo Rolando Mora, quien tuvo a cargo la investigación de la UCR.
La solución que propuso la UCR era costosa, pero el estudio demostró que el sitio podía estabilizarse mediante intervenciones en el talud, anclajes, muros de contrafuerte en la base, drenajes horizontales y otros, que ahora también aparecen en el avance previo de la empresa MYV.
Actualmente existe el riesgo de que ante un temblor fuerte o lluvias extremas, la situación se puede agravar por la recarga de agua que hay en el suelo.
Todavía no se descarta que haya que sacrificar varias viviendas que están casi al borde del hundimiento, pero será el estudio el que así lo determine.
El costo para intervenir el sitio ronda los ¢2.000 millones y sería la CNE la que defina la intervención, con base en los resultados del análisis. Los fondos se aprobaron al incluir ese deslizamiento en los daños generados por la tormenta tropical Nate, en el 2018.
El alcalde de Desamparados, Gilbert Jiménez, dijo que una vez que se tenga el plan de inversión por parte de la CNE, comenzarían los trabajos, que contemplarían la remoción de todos los escombros que se encuentran en la zona, pero todavía habría que esperar varios meses para el arranque de la solución definitiva.
Jiménez afirmó que, mientras tanto, están a la espera de unos materiales que la CNE les ofreció y esperan tenerlos pronto para realizar una canalización de aguas. La idea es atenuar la saturación de suelos en esta época lluviosa, mientras llega la solución definitiva.
Afirmó que confía que, una vez con los materiales, en dos meses se tenga listo ese trabajo preliminar, donde el municipio se encarga de aportar el personal y la maquinaria.