El incendio del lunes en barrio Cuba dejó sin techo y sin cobijo a la población más vulnerable: 90 niños figuran en la lista de 310 damnificados de una de las emergencias más grandes de los últimos años.
Como el día anterior muchos menores habían participado en los desfiles del 15 de Setiembre, este lunes tenían libre y se encontraban en sus casas al momento del siniestro, que comenzó a las 4: 19 p. m.
El fallo en una instalación eléctrica fue la causa del incendio estructural, según lo que concluyó el Cuerpo de Bomberos luego de analizar diferentes componentes eléctricos recolectados en la zona donde, según testigos y personal de Bomberos, se habría iniciado el fuego.
Ese tipo de fallas constituye la principal causa de las conflagraciones en los últimos 15 años en nuestro país.
Según los últimos datos del Cuerpo de Bomberos, la emergencia de barrio Cuba arrasó con unas 40 casas humildes en 2.400 metros cuadrados y dejó 310 damnificados.
Se trata del incendio más grande desde octubre del 2017, cuando se quemaron 9.300 metros cuadrados de la Corporación SyS, una empresa que comercializaba utensilios plásticos en San Miguel de Santo Domingo, Heredia.
Sonia Jiménez González vivió 36 de sus 61 años en el caserío el Pochote, en barrio Cuba. Residía con su esposo, su hermana y un sobrino que crió.
Del incendio de este lunes recuerda que la envolvió el humo y por eso tuvieron que auxiliarla, pues ya no podía respirar.
“Todo mundo gritaba, los chiquitos lloraban y esto esto era un infierno”, afirmó.
Cuando comenzó la emergencia, Jiménez estaba con su esposo, quien tiene problemas de diabetes.
“Casi me ahogo. Mi hermana andaba cuidando carros en la clínica de Hatillo, el sobrino andaba dejando una solicitud para un trabajo y a mi esposo se le subió el azúcar”, dijo.
De repente, comenzó a sentir mucho calor y al asomarse por la ventana vio las llamaradas y salió a pedir ayuda.
A como pudieron, y con auxilio de vecinos salieron, aunque todavía este martes desconocía el paradero de sus dos gatas.
Otro que perdió todo fue Rafael Hernández, de 55 años, tenía 25 de vivir ahí. Él es zapatero y también se dedica a reciclar materiales.
Dice que al momento del incendio caminaba de Hatillo hacia su casa cuando vio a lo lejos la humareda y pensó que era un puesto de reciclaje el que se estaba quemando.
Al percatarse de que eran varias casas, en cuenta la suya, ayudó a algunas personas a salir y luego a jalar cubetas y ayudar con los tendidos de mangueras de los bomberos.
“Ahora hay que seguir luchando. La ventaja es que aquí no se murió nadie”, afirmó.
Rocío Cajina, de 21 años, relató que el fuego era terrible. Ella y su familia al ver que las llamas se extendían salieron y cerraron bien la casa.
Luego les avisaron que las llamas habían llegado a su vivienda, por lo que un hermano suyo se devolvió para ayudar a sofocar el fuego con baldes. Al final la casa quedó en el límite de las llamas y hubo daños parciales.
Cajina trabaja los fines de semana como impulsadora de productos en un supermercado, vive con sus padres, tres hijos menores de edad, una cuñada y dos hermanos, que esperan alguna ayuda para reparar los daños.
Otra casa con daños en la mitad de la estructura fue la de Wilbert Morales Portuguez, quien está desempleado. Su cama, ropero, lavadora y otros electrodomésticos quedaron reducidos a cenizas.
“Yo estaba con un vecino cuando oímos una bulla abajo, creíamos que era un pleito, pero al asomarnos se veía el fuego donde venía. Desconecté la electricidad y salimos corriendo", dijo Morales, quien tiene 40 años de vivir en la zona.
Ahora espera que alguna institución le ayude al menos con madera para reparar los daños.
Solidaridad
Muchos vecinos pasaron la noche con sus familiares en el gimnasio de barrio Cuba, junto a la Escuela Omar Dengo, adonde las muestras de solidaridad no paran de llegar.
Alimentos, vasos y platos plásticos, agua en botellas individuales y artículos de limpieza son artículos que más urgen por el momento, dijeron personeros del Comité Municipal de Emergencias.
Las colaboraciones también se pueden llevar a la Contraloría de Servicios de la Municipalidad de San José, edificio José Figueres Ferrer, en avenida 10.
De igual manera, se van a recolectar ayudas el domingo en el estadio Alejandro Morera Soto, Alajuela, donde la Liga Deportiva Alajuelense recibe al Club Sport Herediano.
El desayuno de este martes lo aportó la Asociación Obras del Espíritu Santo a muchos damnificados; 74 pasaron la noche en el albergue, otros 160 en casas de vecinos y familiares y algunos cuyas casas tenían daños parciales se quedaron en ellas.
Personal del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) entró a las 7 a. m. para iniciar las valoraciones. Esa entidad reservó ¢100 millones para atender esta emergencia que afectó a 220 adultos y 90 niños.
Con las valoraciones se determinará las necesidades en alimentos y enseres para los damnificados, así como la posibilidad de dinero para alquilar casa por unos meses. El promedio del subsidio de alquiler es de ¢150.000, pero eso varía de acuerdo con el tamaño de cada familia.
Terreno quebrado
El Pochote queda a mano izquierda de la vía que comunica barrio Cuba con Hatillo 1. La zona quemada era una loma donde las casas estaban hacinadas; tenía pasadizos estrechos, muchas gradas y cuatro salidas, por las que pudieron escapar los lugareños.
La falta de agua, por el racionamiento que hay en San José, puso en problemas a los bomberos, pues en la primera media hora se agotaron los 1.000 galones que llevaban las extintoras y el caudal proveniente de los hidrantes era de apenas un 20% durante unos 10 minutos.
Fue hasta que llegaron los tanqueros y cisternas y cuando Acueductos y Alcatarillados reforzó las tuberías de la zona, que se pudo recuperar el caudal a un 100% y se sofocaron las llamas.
Héctor Chaves, director de Bomberos, dijo que no se usó la plataforma elevada (snorkel) porque en ese tipo de incendios, “si usted lo ve desde arriba son puros techos de latas de zinc que pegan unos con otros y es como si fuera un solo techo. Si se les lanza agua desde arriba se va para los caños. La única forma de apagar esto es desde abajo”, afirmó.
El Cuerpo de Bomberos tiene monitoreados 462 precarios en todo el país, la mayoría en la Gran Área Metropolitana, los cuales podrían afrontar riesgos de incendios grandes, como el vivido este lunes en barrio Cuba.
La Cruz Roja solo trasladó a centros médicos a 11 bomberos, nueve por inhalación de monóxido de carbono y dos con golpes por la caída de una pared, pero sin lesiones de consideración. En total 120 bomberos atendieron la conflagración.