Raúl Mora Amador tiene más de 10 años de llevarle el pulso al volcán Turrialba y ha vivido, con mucha intensidad, cada una de sus transformaciones. “A un científico le encanta lo que le está pasando al volcán. He podido ver ese proceso de cambio a lo largo de los años y espero seguir hasta que el volcán diga ‘no más’ ”, asegura.
El experto habló con La Nación sobre los riesgos del Turrialba. Este es un extracto de la entrevista.
¿Qué elementos lo hacen decir que el Turrialba tiene una actividad intensa?
Un volcán con actividad intensa tiene mucho gas, mucha lluvia ácida, cambios en la temperatura y alta sismicidad. Por ejemplo, el gas. Hay días con menos, pero al día siguiente vuelve otra vez. Ese gas es, en su mayoría, vapor de agua, pero viene acompañado de gases de origen volcánico. El más importante es el dióxido de azufre.
¿Por qué es tan importante el dióxido de azufre?
Porque proviene del magma. El magma está a equis metros de profundidad y, por sus características químicas y físicas, libera gas. Desde el 2007 sabemos que los gases que están saliendo del Turrialba tienen relación directa con el magma que se encuentra a profundidad.
¿Se sabe a qué profundidad está el magma?
No. Hay estimaciones, de cinco a tres kilómetros.
¿Cuáles son los cambios registrados en la temperatura?
Durante décadas, era de 90 grados Celsius (°C). Esa es la temperatura de ebullición del agua a más de 3.000 metros. ¿Qué nos indica esto? Que era un volcán activo de un sistema hidrotermal, pero luego se da un incremento en los campos fumarólicos y en la actividad de liberación de gases.
”En el 2007, la gente se asusta porque ve la pluma de gas y el aumento de la temperatura nos indica que entramos a otro estado, que es magmático. Tuvimos temperaturas de 140 °C, 150 °C, 200 °C y ahí para arriba. Ha fluctuado arriba de 400 °C, lo que, en geoquímica de fluidos, se reconoce como fumarolas de alta temperatura. Una temperatura de 200 grados Celsius está en otro ambiente volcánico. Ya no está en un ambiente hidrotermal tranquilo, sino que es un ciclo donde uno debe tener cuidado”.
¿Han enfrentado momentos delicados?
A inicios de noviembre fuimos una mañana y notamos que el boquete que se abrió en el 2012 y tenía 500 °C de temperatura, pasó a 700 °C y resto. Y ha llegado a alcanzar los 800 °C, lo cual no es normal. A escala mundial, cuando se presentan temperaturas de esa magnitud, es considerado muy peligroso y, claramente, un volcán de cuidado.
¿Podría el Turrialba generar erupciones más fuertes?
No puedo predecir, pero sí existe la posibilidad de erupciones con igual o mayor salida de ceniza que las del 2014.
¿Hasta dónde podría llegar el volcán?
El registro geológico indica que las últimas erupciones son similares a las de 1866. Hemos podido ver erupciones freáticas y, personalmente, observé una estromboliana, con salida de lava. El material se elevó, pero cayó al mismo cráter. No está dentro de nuestro escenario ver explosiones catastróficas, como mucha gente se está imaginando.
¿Son peligrosas las erupciones freáticas?
Puede haber erupciones freáticas en cualquier momento y esas erupciones matan gente. Pueden alcanzar siete kilómetros de altura y generar balística a grandes distancias, por eso son peligrosas.
Cuál es la diferencia entre magma y lava?
El magma es el material fluido que está a profundidad. Lo que llega a la superficie es lava, que además libera gas. En volcanes de Hawái, el material es poco explosivo, de muy poco gas. Lamentablemente, el magma del Turrialba es de mucho gas. Entonces, difícilmente se va a observar una colada de lava, sino que se va a ver material en pedacitos y cuando sale al aire, se empieza a enfriar rápidamente. Luego, caen al suelo semisolidificados, como piedras.