El 21 de julio pasado en Parrita, Quepos y Garabito en el Pacífico central cayeron tales aguaceros que hubo 264 reportes por inundaciones en cuestión de diez horas. Una situación similar ocurrió el 2 de agosto en San Carlos, donde los vecinos dijeron que tenían mucho tiempo de no ver caer tanta agua junta. Según datos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), en ambos casos afectó una vaguada.
La estación del IMN en Herradura de Garabito registró ese 21 de julio 189 milímetros (litros por metro cuadrado), durante ocho horas, siendo que la lluvia normal de todo julio es de 326 mm. Ese mismo día en Dominical de Osa cayeron 262 mm. en nueve horas; ahí el promedio de todo julio es de 453 mm., es decir, en esas regiones llovió de golpe lo correspondiente a más de 15 días.
Esa clase de precipitaciones, en puntos específicos, muchas veces no dan tiempo de salvar nada y apenas dan oportunidad a las familias de dejar las casas y buscar sitios de menor riesgo, como albergues o a casas de familiares.
Las vaguadas son mucho más grandes que las ondas tropicales y están ubicadas a mayor altura (entre 9 y 12 km). Se producen cuando una masa de aire cálido sube por un sector de baja presión, situado entre dos espacios de presión mayor y de aire más frío. Es un conglomerado de nubes verticales, llamadas cumulonimbos y dispuestas en forma de V. Su tamaño es tan grande que a veces una de ellas puede cubrir países como Estados Unidos.
“Logran magnificar el evento de lluvias y hacerlo perdurar por unas horas. Son tan potentes que a veces pueden generar cantidades de lluvias de 200 a 400 mm. en dos o tres horas. Esa cantidad de agua no hay cuenca que la logre digerir, por lo que surgen esas inundaciones repentinas, que suelen ser acompañadas por caída de árboles e inundaciones”, dijo Eladio Solano, jefe del departamento de Meteorología del IMN.
Igual criterio tiene el coordinador de Climatología de esa entidad, Luis Fernando Alvarado, quien atribuye a las vaguadas eventos extremos de lluvia en lapsos cortos e incluso en temporales como el que dañó más de 78 casas en Turrialba y arrasó con otras el año pasado. Esa vez en 36 horas cayeron 720 mm. en un lugar donde el promedio de julio es de 284 mm.
Según Luis Fernando Alvarado, las vaguadas son fáciles de identificar y pronosticar, sin embargo es todo un reto determinar en qué punto del fenómeno se presentarán las lluvias más intensas, pues muchas veces eso depende de otros factores atmosféricos locales como el viento.
Manto nuboso en forma de V
Regiones que queden delante del eje serán las que reciban aguaceros
FUENTE: IMN. || Kimberlyn Zamora y Hugo Solano / LA NACIÓN.
Las vaguadas suelen ser más frecuentes desde finales de mayo hasta octubre. Cuando su eje se coloca en posición cercana a una zona específica, puede generar un impacto serio. Esa formación nubosa dura aproximadamente seis días antes de disiparse y su parte generadora de lluvias se mueve por diversos rumbos.
Su desplazamiento es lento y no siempre van en la misma dirección, como ocurre con las ondas tropicales que solo se mueven este a oeste. Detrás del eje de vaguada siempre hay buen tiempo, pero en su parte delantera se generan aguaceros y rayería. Los vientos que producen las vaguadas son de poca intensidad.
Por lo general, las condiciones extremadamente lluviosas se presentan cuando se combinan el eje de una vaguada y el paso de una onda tropical o la presencia de vientos alisios acelerados.
A diferencia de los ciclones, que tienen bandas asociadas casi circulares o en espiral, los vientos que producen las vaguadas no son tan organizados y tienen escasa fuerza, ya que su energía se disipa rápidamente al subir el aire hacia la troposfera.
Año más lluvioso
Este año la influencia persistente del fenómeno de La Niña ha generado más lluvias que el promedio en casi todas las regiones del país. Por ejemplo, en Ciudad Quesada de San Carlos, provincia de Alajuela, hasta julio habían caído 1.947 mm, mientras que el año pasado en igual periodo eran 1,597 mm. El promedio histórico para esa zona es de 1.264 mm.
En lo que va de este 2022, el aguacero más intenso cayó en Herradura de Garabito (Pacífico central), tuvo 130 mm. en una hora y ocurrió el 26 de mayo entre las 7 y las 8 p. m., mientras que el año pasado el máximo de lluvia fue de 109 mm. en una hora, ocurrido el 8 de abril en una estación de Bagaces, Guanacaste, esa lluvia superó en una hora lo que recibe normalmente ese sector en todo el mes.
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Cambios súbitos
“Durante la estación lluviosa hay una dinámica atmosférica muy intensa que cambia de una hora a otra y eso lo hemos aprendido con el tiempo. Todos aspiramos a tener un mecanismo de alerta aunque sea de corto plazo. Algunas veces lo hemos tenido, pero en la mayoría de los casos ocurre ya cuando el evento extremo está encima”, dijo Lidier Esquivel, jefe de la unidad de Investigación y Análisis del Riesgo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
Admitió que la rapidez con que se manifiestan las lluvias asociadas a vaguadas y lo incierto del lugar donde caen, les impide tomar acciones preventivas específicas. A veces los aguaceros extremos ocurren en Limón, otras veces en el Valle Central, Turrialba y otras zonas. También dijo que suelen ocurrir al final de la tarde o durante la noche, lo que dificulta aún más su atención.
“Son escenarios de vulnerabilidad de nuestro país y a eso debemos adaptarnos. Trabajamos con las comunidades, por medio de los comités locales, para que quienes viven en zonas de riesgo sepan qué hacer ante lluvias extremas u otras emergencias”, puntualizó Esquivel.