Corredoderes. “Esto que están haciendo las autoridades es exagerado. Esto es más bulla que otra cosa. Tenemos años de vivir aquí y nunca pasó nada. Es una payasada”.
Con esas palabras, Johnny Ugalde, de 32 años, describió como una “pérdida de tiempo” la evacuación preventiva -y obligatoria- que se realizó la tarde del jueves en la comunidad Abrojo norte de Corredores, la cual está rodeada de montañas.
Las autoridades decidieron sacar a los pobladores porque existe una “gran posibilidad” de que ocurra un deslizamiento, producto de las lluvias que vienen azotando al sur del país desde la semana anterior.
Según Julio Madrigal, geólogo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), ese sector sufrió un deslizamiento hace cientos de años, por el cual la tierra se deslizó y, con el paso del tiempo, generó una laguna.
“La peligrosidad es que esta masa se ha empezado a movilizar. ¿Qué implica? Que hay una fuerte presión proveniente del embalse natural y del fracturamiento del mismo deslizamiento.
“La peligrosidad que existe es que, si se da una ruptura, podría originarse una avalancha bastante importante a lo largo del río, impactando ambas márgenes”, explicó.
Al cierre de esta edición, 33 personas habían sido reubicadas a un nuevo albergue habilitado en la zona.
Obligación. No obstante, ni siquiera esa explicación tan puntual de Madrigal hacía que los vecinos entendieran el peligro latente que implica estar ahí.
La mayoría de ellos no estaban convencidos de irse porque creían que se trataba de “una exageración” de la CNE; empero, como era una obligación, debían hacer rápido una maleta con lo necesario e irse para un albergue habilitado en Abrojo sur o, bien, pedirle posada a algún familiar o amigo, que viva lejos de ese sitio.
Para esos efectos, la Fuerza Pública puso a disposición dos busetas para trasladar a los afectados.
“Yo estoy esperando que se vayan ya los policías para devolverme a mi casa. Nadie tiene porqué venirme a decir qué hacer, si quienes conocen la zona somos nosotros”, señaló el vecino.
Otro lugareño, Ricardo Carillo, de 4o años, pensaba similar a Ugalde. Dijo que creía que “de nada sirve la evacuación”.