Una parte de la ceniza que lanza el volcán Poás proviene del magma que está ascendiendo en el cono volcánico.
Así lo confirmaron los vulcanólogos independientes Gino González Ilama y Raúl Mora Amador, luego de analizar muestras del material en el Laboratorio Nacional de Nanotecnologías (Lanotec), del Centro Nacional de Alta Tecnología (CeNAT).
Las muestras analizadas corresponden a las erupciones ocurridas durante los días 12 y 14 abril.
Este hallazgo viene a ratificar una presunción de los especialistas, de que una bolsa que contiene lava está presionando el sistema hidrotermal del volcán y que viene subiendo hacia la superficie.
Esta no sería la primera vez que el Poás expulsa magma, pues ya lo había lanzado durante la actividad registrada entre 1953 y 1955.
Sobre este mismo tema, Mauricio Mora Fernández, de la Red Sismológica Nacional (RSN), dijo que una muestra recogida el sábado por técnicos de esa entidad esta todavía siendo sometida a análisis. Sin embargo, consideró como muy posible que las cenizas tengan cierto componente magmático. Empero, dijo que iba a esperar el resultado de los análisis de los laboratorios de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Mientras tanto, Javier Pacheco Alvarado, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), manifestó que todavía no se han podido obtener buenas muestras de ceniza para hacer el análisis sobre la presencia de magma.
Riesgo
El volcán Poás continuó este lunes con la fuerte actividad eruptiva. Mauricio Mora dijo que debido a las malas condiciones climáticas se les ha hecho imposible contar la cantidad de erupciones, pero estimó que ocurren dos o tres eventos por hora.
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Se trata de emanaciones que contienen gas, vapor, ceniza y piedras. La mayoría de residuos caen en los alrededores de la laguna caliente del cráter. Empero, restos de las erupciones del jueves, viernes y sábado cayeron a una distancia de hasta tres kilómetros desde la laguna, dentro del Parque Nacional.
Raúl Mora, un vulcanólogo de la organización Preventec-UCR y quien junto con guardaparques estuvo este lunes en el mirador del volcán, dijo que pudo comprobar visualmente la desaparición del domo.
Esa era una estructura que tenía una altura de 40 metros por unos 20 de ancho, formada con material magmático acumulado durante la actividad de los años 50.
El especialista dijo que permanecer en el mirador o zonas aledañas es demasiado riesgoso, pues las erupciones salen de manera súbita, sin que los instrumentos que registran los temblores volcánicos adviertan de algún incremento en la actividad.
Mora agregó que los daños en las instalaciones del parque nacional son muy evidentes. Explicó, por ejemplo, que el centro de visitantes, que estaba recién pintado, presenta manchas por el ácido. Igualmente, la baranda metálica del mirador tiene múltiples abolladuras por el impacto de las piedras.
Consultado sobre si hay un ensanchamiento de la laguna caliente del cráter, debido a la desaparición del domo, Raúl Mora dijo que es muy prematuro confirmarlo, pues el mal tiempo no permite hacer una buena observación.
Finalmente, Gino González, de la organización Volcanes sin Fronteras, manifestó que para las próximas semanas se podrían esperar erupciones similares a la registrada el viernes anterior y que alcanzó los tres kilómetros de altura.