Cuando el Parque Nacional Volcán Poás, en Alajuela, reabra sus puertas, los visitantes encontrarán muchos cambios. No solo el paisaje y la vegetación se transformó, sino también las instalaciones.
Entre las novedades estarán los cinco refugios de concreto que les permitirá a los turistas protegerse en caso de que se presente una erupción.
Esas son parte de las obras que comenzarían a construirse en las próximas semanas, una vez que se otorgue el aval a la empresa. Se estima que estarán listas para mediados de año, solo entonces se permitirá la apertura.
El costo de las construcciones así como la adquisición de sensores de gases ronda los ¢100 millones.
Debido a que los procedimientos administrativos regulares de compra en el ámbito estatal son muy lentos, la administración del Parque Nacional acudirá a la ayuda de dos Organizaciones No Gubernamentales (ONG) para acelerar el plan.
De acuerdo con Rafael Gutiérrez, director Regional del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), los recursos que las organizaciones Costa Rica por Siempre y la Fundación para el Desarrollo de la Cordillera Volcánica Central (Fundecor) tenían para toda la región central, se redireccionaron al proyecto de reapertura del volcán Poás.
Eso ha permitido acelerar los procesos de compra y contratación para esa inversión inicial.
Para una segunda etapa, que se concretaría a fin de año, se visualiza la rehabilitación de los senderos que conducen a la laguna Botos y al sector llamado Canto de las Aves, los cuales por ahora seguirán clausurados.
Este Parque Nacional permanece cerrado desde el 13 de abril del 2017 debido a fuertes erupciones que lanzaron piedras, cenizas y magma. Un año después, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) determinó que se podía volver a recibir público, pero puso ciertas condiciones para resguardar su seguridad y poder evacuarlo si ocurriera algún evento de importancia.
En acatamiento a esas medidas, se evaluaron los refugios que existen en países con volcanes activos como Islandia, Japón, Italia y otros.
Refugios sólidos y adaptados al ambiente
Una comisión técnica integrada por arquitectos, ingenieros y vulcanólogos analizó las propuestas que se enviaron para su aprobación al Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica (CFIA), donde están en trámite.
Una vez que se tenga ese visto bueno, comenzará la construcción de los refugios por parte de un consorcio llamado Bandesol, que tendrá a cargo la primera fase.
Tres de esas barreras protectoras van a estar en el nuevo mirador, cuya inauguración se tenía prevista para el año pasado, pero la fuerte actividad volcánica y las erupciones impidieron estrenarlo.
El refugio más grande tendrá capacidad para 35 personas y los otros son para 20, 18,10 y 8 personas respectivamente.
Una de esas estructuras estará cerca de donde colinda el sendero principal con el mirador del volcán.
De igual forma, se tiene pensado reforzar el techo de una batería de servicios sanitarios que está a escasos 100 metros del mirador, para que también pueda funcionar como protector ante las rocas y balísticos en caso de una erupción fuerte. Tendrá capacidad para 35 personas.
El centro de visitantes, que está a unos 800 metros del mirador también cuenta con salones grandes que se habilitarían como zonas de protección.
“Eso nos daría una capacidad bastante grande de albergar personas en cuestión de segundos. Cada uno de esos refugios también tiene que estar dotado con equipo de mascarillas que son básicas”, explicó Gutiérrez.
La forma de esas estructuras varía, de modo que algunos serán con paredes y con techo, así como puertas grandes de entrada y salida que permitan a los visitantes moverse con rapidez. Esas puertas estarán en posición contraria al cráter, para atenuar la eventual entrada de gases.
Otros refugios tendrán una forma semicircular o cóncava que permitiría a turistas y guardaparques resguardarse momentáneamente sin les sorprende alguna actividad.
Las paredes tendrán varillas de hierro internas y estarán revestidas con concreto. También tendrá elementos estructurales para amortiguar los eventuales golpes de fragmentos de roca que pudiera emitir el coloso.
Los modelos fueron analizados por personal de la CNE, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), la Red Sismológica Nacional (RSN), el SINAC y el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme).
“Obviamente, dentro de la parte del diseño, estamos considerando los elementos estéticos, que se adapten a las condiciones del sitio y que su forma y color sean concordantes con el ambiente para que no sean visualmente impactantes. Estarán recubiertos, de alguna manera, con materiales de la zona”, añadió.
La fase de limpieza ya concluyó. En ella participaron comerciantes y vecinos que, de manera voluntaria, se unieron al personal del SINAC, del Consejo Nacional de Vialidad y de organizaciones no gubernamentales, que ayudaron a remover palos, ramas, piedras y cenizas.
Varias empresas privadas también contribuyeron para comprar los equipos que servirán para medir desde el mirador o el sendero principal, si alguna variación del viento implica riesgo y obliga a evacuar, antes de que la exposición les afecte.
Los comerciantes de sitios cercanos también están a la expectativa, ya que las ventas bajaron hasta en un 70% con motivo del cierre.
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Ingreso será con reservación
Para entrar al parque se va a requerir reservación previa y el horario será de 7 a. m. a 2 p. m.
Los grupos máximos serán de 50 personas, separados entre sí por lapsos de 30 minutos.
Al tratarse de una experiencia nueva, los representantes del SINAC esperan evaluar como transcurrirá la visitación antes de avalar algún cambio.
Durante un mes, a partir del 24 de abril, el SINAC y vulcanólogos realizarán un proceso de capacitación dirigido a guías, funcionarios y gente de la comunidad de Poás.
Analizarán los riesgos del volcán, las características del coloso, cómo fueron las erupciones del año pasado y cómo funcionará el manejo de visitantes.
SINAC pide cesar ingresos ilegales
Mientras concluyen los detalles para reabrir ese parque nacional, el SINAC insiste en que el acceso seguirá cerrado.
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Gutiérrez llamó a evitar todo ingreso ilegal ante los riesgos, ya que por el extremo suroeste se tiene viento de frente y como los gases corren mayoritariamente en esa dirección (hacia el suroeste), quienes intenten entrar por ahí arriesgan su vida y provocarían un rescate sería complicadísimo.
En el 2016, una turista filipina estuvo a punto de perder la vida cuando quiso tomar unas fotos por ese sector.
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Antes de que lo clausuraran, en abril del 2017, era el segundo parque nacional más visitado del país, con 400.000 turistas por año, solo superado por Manuel Antonio, en Quepos.
Todavía hay vigorosas fumarolas activas como las que el pasado sábado a las 10:44 a. m. generaron una salida efusiva de vapor de agua y gases, pero no representan riesgo.
Laboratorio científico
Este año ese volcán tuvo una laguna durante dos meses, situación que refleja una merma en la temperatura. Ese cambio incidió en que los científicos autorizaran a la CNE la reapertura, pero con nuevas medidas de protección y manejo.
A lo largo del último año, el Poás se constituyó en un laboratorio para los científicos, debido a los constantes cambios.
Eliécer Duarte, vulcanólogo del Ovsicori, celebró el hecho de que los turistas estén próximos a divisar lo que el denomina un respiradero del planeta y afirmó que nuestro país es privilegiado por tener volcanes activos tan accesibles.
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Todo cambió y sigue cambiando en el cráter. Para los visitantes lo que más les puede impactar es la nueva forma donde desapareció un domo o pared rojiza que tenía más de 20 metros de alto y 70 de largo.
En cuestión de dos meses, montículos de hasta seis metros y grietas enormes que las erupciones crearon, se transformaron por la acción del agua de la laguna, así como por un descenso de la energía general del edificio volcánico.
Son cambios que no representan amenazas para la población, funcionarios ni visitantes.
Así lo revela una visita que Eliécer Duarte realizó a ese volcán a inicios de este mes, la cual comparó con otra que hizo apenas siete meses atrás.
Cambios recientes
- La acción de las fumarolas subacuáticas aunada a la merma en las lluvias ayudaron a evaporar la laguna del cráter.
- Los sedimentos taparon un orificio e hicieron desaparecer una enorme paila hirviente y humeante que estaba en la base del antiguo domo.
- El cono rojizo perdió su color por la acción del agua que lo inundó.
- Una estructura frágil de cuatro metros de alto, llamada chimenea, se deshizo al ser cubierta por el agua de la laguna y ahora más bien humea desde lo profundo de un foso.
- El cono amarillo, que tenía una altura de seis metros, quedó reducido a dos metros.
- La grieta central, que tenía unos 15 metros de profundidad, perdió unos 5 metros mientras estuvo la laguna.
- Se mantiene una parte con una serie de hoyos confinados que emiten un silbido. Buena parte de ellos tiene líquido lleno de sedimentos y tienden a silbar. Son pastosas y podrían secarse en cuestión de semanas.