Primero apareció la niña, con los ojos vendados y atada a la cama. Estaba muerta. Sus padres y su hermano aparecieron después, todos a unos 200 metros de la casa, en Santa María de Dota. Los cuatro habían fallecido por heridas de arma blanca. Era el 30 de mayo del 2015.
La familia asesinada la integraban Ramón Suárez Espinoza, de 50 años, quien era cafetalero en la zona; su esposa, María Haydée Miranda Salmerón, de 32; y sus hijos, Abraham y Elena María, de 11 y 9 años.
Se supo que el padre de la familia tenía una causa por violación en su contra. El crimen se atribuyó a una venganza por no pagar una deuda.
Unos días después apareció el primer sospechoso, un sujeto de nacionalidad nicaragüense conocido como Róger García Borges –aunque también respondía al nombre Jairo Díaz– . En el 2010 había ido a prisión por abusar sexualmente de dos sobrinas políticas. Después se sabría que en Nicaragua se le buscaba por degollar a su madre adoptiva.
Está en prisión todavía.
Un finquero de apellido Navarro fue detenido como presunto autor intelectual del crimen. Sin embargo, una jueza ordenó su liberación ante falta de pruebas.
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