El exministro de Seguridad Pública, Gustavo Mata Vega, atribuyó a un tsunami de cocaína en Costa Rica el incremento exponencial en el decomiso de dinero por narcotráfico y el lavado de dinero, que creció un 1.300% entre el 2023 y el 2024.
Según Mata, esta droga entra desde el sur del continente y produce mayores ingresos ilícitos a organizaciones criminales.
Entre enero y octubre del año pasado, las autoridades lograron decomisar ¢57.536 millones a grupos delictivos, incluyendo montos en colones, dólares y euros.
Fernando Ramírez, director del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), atribuyó este aumento a la celeridad en el congelamiento y el decomiso del dinero irregular producto de una resolución administrativa. Sin embargo, el exjerarca de Seguridad se distancia de dicha explicación y atribuye la cifra a la proliferación de drogas en el territorio nacional.
“El incremento de cocaína que se produce en Colombia se traduce en un tsunami de droga que llega a Costa Rica, que es una zona muy atractiva para carteles colombianos, mexicanos, y ahora rusos y ucranianos, que tienen acaparado el mercado europeo”, aseveró.
Según explicó, el incremento de la cocaína que circula en el país se evidencia en el precio: hace 25 años, un kilo de esta droga se conseguía en aproximadamente $9.000 o $11.000; ahora, la misma cantidad se puede comprar por $3.500. Esto es producto de la gran oferta en el país, un mercado que, según Mata, continuará creciendo.
Un informe de las Naciones Unidas, publicado en octubre del 2024, reveló que la producción de cocaína en Colombia se disparó un 53% durante el 2023 hasta alcanzar las 2.600 toneladas.
En diciembre de ese mismo año, el OIJ divulgó las seis principales rutas marítimas utilizadas por las organizaciones criminales para introducir droga en el territorio nacional; todas provienen de Colombia.
“Lo estamos viendo a diario, producto de esta guerra campal que tenemos en Costa Rica. Estos grupos criminales tratan de asentarse en todo el país con el fin de vender más coca y esto les está produciendo un ingreso paralelo a una actividad lícita”, señaló Mata.
Solo un búnker, explicó, podría generarle a un grupo criminal hasta un millón de colones al día. El dinero que devengan de ese, y otros métodos de venta, lo invierten en casas, vehículos, joyas, ganado y otras actividades que carecen de controles.
En contraste con la sobreproducción de esta droga en el sur del continente, los datos del ICD indican que los decomisos de cocaína en el país vienen en picada. Las incautaciones de este estupefaciente decayeron un 55% entre el 2020 y el 2023.
Pese a ello, Mata insiste en que continúan ingresando grandes cantidades de cocaína que circulan dentro del territorio, pero las autoridades no están llegando a tiempo.
“No se están tomando las medidas necesarias en lo que es la prevención y la incautación. El ministro de Seguridad (Mario Zamora) dice que los decomisos de droga han bajado. No es que no esté ingresando, es que no la estamos agarrando antes”, criticó.
Según indicó, es necesario dotar de recursos a entidades como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la unidad de investigación científica que permite desarticular los grupos criminales que circulan esta sustancia. También consideró necesario devolver la Policía de Control de Drogas a puertos y aeropuertos, pues de acuerdo con él, su ausencia es notoria.
“Entre más cocaína ingrese, va a haber más lavado de activo y va a haber más dinero circulando producto de la venta. Si no se tienen herramientas necesarias nos vamos a quedar varados en un limbo, y esa ganancia la va a obtener el crimen organizado”, finalizó.