Vivir con la angustia de las demandas por pensiones alimentarias y acosado por la Policía como sospechoso de un asalto son las razones por las cuales Douglas Araya Castillo mató a cinco personas y luego se suicidó.
Ese es el criterio de dos psicólogos a quienes este diario consultó sobre ese caso.
Uno de ellos, Miguel Marqués Cuevas, explicó: "Él era cazador, acostumbrado a acechar a la presa, pero ahora el acechado era él. No soportó esa angustia".
Agregó que probablemente también influyó en su manera de actuar el hecho de que algunas mujeres con quienes en algún momento de la vida compartió, ahora querían rehacer sus vidas.
"En la sociedad machista eso no se perdona. El hombre puede tener su querida, pero la madre de sus hijos no puede ponerle un padre nuevo a los niños, aunque él no esté cumpliendo con el papel de padre", expresó Marqués.
Acción irracional
Entre tanto, para el psicólogo forense Mínor Aguilar, al escuchar que los vecinos calificaron a este hombre como una persona controlada, tranquila y sin problemas, concluyó que al sentirse con un cúmulo importante de situaciones adversas es muy factible que una persona en determinado momento explote y actúe de una forma irracional.
Agregó que posiblemente se conjugaron muchas emociones encontradas que le hicieron perder la capacidad de juicio.
"Pareciera que tenía una personalidad con serias dificultades como para poder controlar los impulsos", comentó Aguilar.
Sobre el hecho de quitarse la vida después de matar a cinco personas, Mínor Aguilar la consideró como la única alternativa viable que encontró.
"Puede ser que haya arrepentimiento, pero es claro que no quería ir a la cárcel ni mucho menos enfrentar procesos judiciales", afirmó.
Para Miguel Marqués, quizás al recapacitar que lo hecho no estaba bien, Araya trató de hacerse daño con su propia muerte.
"Es factible que pensara que dispararse, amarrado por el cuello a un árbol, sea una forma de tortura", manifestó.
Muerte a balazos