De Valentina Brenes Vega, de 16 años, no se sabe nada desde el lunes, cuando su abuelo la dejó en la puerta de entrada del Liceo Experimental Bilingüe de La Trinidad de Moravia, San José.
La jovencita, que comenzaba lecciones a las 7 a. m. nunca cruzó los portones del colegio. Por el contrario, según se ve en las cámaras de vigilancia cercanas, ella caminó hasta un parque o una zona abierta, donde poco después llegó un vehículo Suzuki Alto, de color blanco. Sin mostrar signos de nerviosismo, ni resistencia, la joven se sube al vehículo y desaparece de la escena.
En apariencia, el carro lo conduce un hombre con una sudadera oscura. Además, la última ubicación registrada del teléfono de Valentina la situó en Parrita, Puntarenas. Desde entonces, su dispositivo está inactivo y los mensajes enviados no llegan a su destino.
La mamá de la joven, Laura Vega Gutiérrez, reconoció que vive entre el miedo y la incertidumbre por la desaparición de la mayor de sus hijos. Ella sostiene que Valentina no es una adolescente rebelde ni con tendencia a alejarse de su hogar sin previo aviso. “Ella es una joven casera, enfocada en sus estudios, es cuadro de honor en el colegio. Nunca había pasado algo así”, declaró.
La desaparición
Los familiares de Valentina no se percataron de su desaparición hasta horas después, cuando intentaron comunicarse con ella y se percataron de que no había entrado a la institución. Al revisar cámaras de seguridad cercanas, verificaron que había abordado el vehículo blanco.
Durante la tarde del lunes, la familia rastreó los posibles movimientos de la joven y encontró que el vehículo en el que se movilizaba hizo una parada cerca de Tracopa, en Plaza González Víquez, en San José, desde donde presuntamente tomó otro medio de transporte rumbo al Pacífico Central.
“No sabemos si ella estaba con alguien más se la llevó hacia allá”, afirmó la madre.
Laura Vega aseguró que su hija nunca había manifestado intenciones de huir ni de alejarse de su hogar. “Ella es una muchacha responsable, participa en actividades de la iglesia y siempre ha estado muy presente con su familia. No es normal que haga algo así”, dijo.
Al momento de su desaparición, Valentina vestía el uniforme de su colegio: pantalón azul, tenis negras, una camisa gris estilo polo con el escudo de la institución, que es un búho, y un suéter negro. Además, llevaba un bulto de color café claro.
Las autoridades judiciales ya fueron alertadas sobre la desaparición de la menor y se encuentran recopilando información para dar con su paradero. La familia solicita la colaboración de la población para obtener cualquier dato relevante que pueda ayudar en la investigación.
En caso de que se tenga información pueden contactar a la familia al teléfono 8895-0225, teléfono de Laura Vega o bien a la línea confidencial 600-8000-645 del OIJ.
Otro caso reciente
El 1.° de enero pasado trascendió la desaparición de una adolescente de 13 años y vecina de barrio Corazón de Jesús de Aserrí. Según la versión que presentó la familia de la chiquita a las autoridades, ese día la adolescente salió de su vivienda cerca de las 5 a.m. y abordó un vehículo que la llevó hasta San José.
Allí, en apariencia, se encontraría con dos personas, cuya identidad no trascendió. Sin embargo, ese mismo día, cuando la madre despertó y se percató de que no estaba en su cuarto, alertó de inmediato al Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
La menor regresó a su casa seis días después, sin que trascendieran detalles.
En promedio, la Sección de Delitos Varios del OIJ recibe una denuncia por persona desaparecida cada dos horas. Sus encargados afirman que cada caso se aborda con seriedad y rapidez pues afirman que una respuesta a tiempo a menudo resulta crucial para brindar consuelo a las familias, sea que exista o no criminalidad de por medio. De acuerdo con esa misma dependencia, en el 99,9% de las ocasiones, las personas aparecen.
La Policía sigue un protocolo establecido para las primeras 24 horas y realiza evaluaciones constantes en los días siguientes. La mayoría de personas aparece en las primeras 48 horas.
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