En Guanacaste ha llovido cinco veces lo que llueve en un mes. La suma de precipitaciones constantes y suelos saturados de las últimas dos semanas se traduce en pérdidas en cultivos y ganadería, una cifra aún inestimada de casas, calles, puentes y alcantarillas dañadas y el turismo y el aeropuerto paralizados. El viernes por la noche, Guanacaste seguía bajo el agua, a la espera de que el fin de semana las condiciones sean más benévolas y los montos de lluvia cada vez más bajos.
Lo que sigue es la estimación de daños y el presupuesto estatal para la reconstrucción.
En un solo día, entre las 7 a. m. del jueves y las 7 a. m. del viernes en la estación meteorológica de Santa Elena, en La Cruz, llovieron 305 litros por metro cuadrado. En ese mismo periodo, 167 litros en Santa Cruz y 166 en el aeropuerto de Liberia, según las estaciones automáticas del Instituto Meteorológico Nacional (IMN). En Sardinal y en La Cruz esos fueron los aguaceros más intensos en un periodo de 24 horas, en un mes de noviembre, en los últimos 27 años.
Son montos extraordinarios si se toma en cuenta que después de 12 días de lluvias, los suelos están saturados y no hay capacidad de absorción. Las precipitaciones han sido provocadas por la zona de convergencia intertropical, una vaguada que cruzó el país el fin de semana pasado y la tormenta tropical Sara, ubicada al norte de las costas de Honduras.
El ciclón, con vientos sostenidos de 85 kilómetros por hora, se mueve a apenas 4 kilómetros por hora hacia Belice. Mientras se desplace así de lento, seguirá atrayendo humedad desde el Pacífico y provocando lluvias en el territorio nacional. La última actualización del IMN estima que su influencia podría persistir hasta el domingo en toda la vertiente del Pacífico y partes del Valle Central. Mientras tanto, el riesgo de inundaciones y deslizamientos se mantiene.
Afortunadamente, el viernes hubo una pequeña tregua durante la tarde, cuando el Meteorológico reportó lluvias débiles, pero constantes en el Pacífico Norte, el Valle Central y el Pacífico Sur, además de fuertes en las montañas del Caribe. Los máximos entre las 10 a. m. y las 4 p. m. fueron de 30 metros por litro cuadrado en Bagaces y Cañas.
Sin embargo, el daño ya está hecho. Algunas comunidades en Carrillo, Sardinal, Filadelfia y Santa Cruz amanecieron el viernes con 1,5 metros de agua. En las imágenes de Filadelfia solo se veía una pequeña porción de las paredes y el techo de cinc de las estructuras. Solo en Carrillo, se reportaron 300 casas anegadas y en Bebedero de Cañas se evacuó a 600 personas. En ambas comunidades bomberos y cruzrojistas rescataron al menos 30 perritos, pues el enfoque es integral, salen las familias y con ellas sus mascotas.
El aeropuerto internacional Daniel Oduber, en Liberia, anunció la suspensión de vuelos durante dos días por los daños en la pista agravados por las lluvias. Solo este viernes iban a aterrizar 2.373 pasajeros y el sábado 3.070 en plena temporada alta que comenzó el 1.° de noviembre. En total, son 86 vuelos internacionales interrumpidos. La afectación en hoteles, restaurantes y tour operadores será millonaria. Hay que tener en cuenta que los turistas que visitaron Costa Rica en 2023 por la vía aérea registraron un gasto medio de $1.892, con una estancia media de 12,9 noches.
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En Carrillo, los cultivos de maíz, frijol, caña, pipianes, tomates y chiles se perdieron bajo la corriente del río Cañas y este es apenas un ejemplo de lo que puede estar pasando en otros cantones de la provincia, donde el agro es el sustento de cientos o miles de familias.
“Esto no ocurrió ni cuando vino la tormenta tropical Nate en 2017. Todo el sector de cultivo perdió todo, todo, todo (...) esto es una situación de emergencia, aquí esperamos que el gobierno se pueda manifestar con los agricultores y ganaderos porque han tenido pérdidas. Ahora con esto, todo se va a poner más caro”, dijo Marcela Núñez Serrano, en su doble condición de afectada y líder de la Comisión Municipal de Emergencias.
Además, hay vías en Monteverde, Tilarán, Portegolpe, Filadelfia que tienen cierre total porque el agua levantó la carpeta asfáltica o por daños en puentes, alcantarillas o derrumbes y no hay servicios de transporte público entre Liberia y Nicoya. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes no ha hecho el balance de afectación en la zona y tampoco lo han hecho otras instituciones responsables de acueductos, vivienda y agricultura.
Estas estimaciones dependen de que por fin bajen las aguas, algo que podría demorar días, según estimó Juan Diego Naranjo, meteorólogo del IMN.
Este viernes el perfil de Facebook del Cuerpo de Bomberos resumió de extremo a extremo lo que ha vivido Guanacaste en un año: “En verano, alcanzó una cifra récord en incendios forestales (la más alta en la historia) y en época lluviosa, se inundó”. El decreto de emergencia nacional, firmado el miércoles pasado por el presidente, luego de 10 días de lluvias, podría ayudar a acelerar la reconstrucción porque libera al gobierno de trámites para contratar servicios.
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Una tregua
Afortunadamente, no se pronostican más fenómenos meteorológicos que traigan lluvias fuertes al país y solo se mantendrían los aguaceros propios de la estación, informó Eladio Solano, del departamento de Meteorología del IMN. Por el contrario, dijo que a mediados de la próxima semana habrá un incremento de los vientos alisios y empezaría la fase de transición hacia la estación seca, que se ha retrasado por los fenómenos atmosféricos recientes. El anuncio lo hace, además, cuando solo faltan 15 días para que termine la temporada de huracanes.
Juan Diego Naranjo agregó que una aceleración de los vientos alisios podría empujar a la zona de convergencia intertropical a su ubicación ordinaria en esta época del año, que es en la frontera entre Costa Rica y Panamá. Empero, eso no significa que se pueda bajar la guardia o que las lluvias van a desaparecer.
Mientras el impacto de Sara se diluye, el Meteorológico insiste en que hay “alta probabilidad de inundaciones en lugares vulnerables, principalmente en las regiones bajas del Pacífico, deslizamientos en las montañas del Pacífico, en el oeste y este del Valle Central, en las de la zona norte, la cordillera de Tilarán y las del oeste del Caribe”.
Al cierre del viernes, la Comisión Nacional de Emergencias confirmó casi 2.000 personas en 41 albergues, especialmente en Guanacaste (1.269) y el Pacífico Sur (505). La entidad mantiene la alerta roja en toda la vertiente pacífica, naranja para zona norte, Valle Central y Caribe norte y amarilla para el Caribe sur.
Colaboraron en esta información: Yiren Altamirano, Juan Fernando Lara, Aarón Sequeira, Fernanda Matarrita y Arianna Villalobos.