El posible caso de privación de libertad de una mujer hondureña y sus dos hijos en Calle Naranjo, Concepción de La Unión, Cartago, ha evidenciado nuevos detalles. Según confirmó Erick Calderón, director de la Fuerza Pública, el sospechoso, de apellidos Bond Hoffman, supuestamente utilizaba amenazas para mantener el control sobre su pareja, de apellido Jarquín.
Bond Hoffman, de 49 años, viajaba con frecuencia a Honduras, según supo La Nación, donde conoció a Jarquín, quien, al parecer, ejercía como enfermera. Por problemas en su ejercicio profesional, él le ofreció venir a Costa Rica, donde tuvieron dos hijos, de cuatro y seis años en la actualidad.
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El caso salió a la luz luego de que una educadora alertara a las autoridades sobre la ausencia prolongada del hijo mayor de la pareja en la escuela. Según lo expuesto por la Policía, cuando los agentes llegaron a la vivienda, encontraron a la madre y a sus dos niños en condiciones de aislamiento, sin acceso a teléfonos ni una alimentación adecuada.
“Salía del cuarto al baño, por ejemplo, únicamente solamente controlada por esa misma persona”, detalló Calderón.
Aislamiento y restricciones
Según testimonios de vecinos y fuentes policiales, la mujer, de 34 años, al parecer llevaba dos años viviendo bajo encierro. Además, aunque ingresó al país de manera regular, su estatus migratorio varió, situación que Bond Hoffman habría aprovechado para mantenerla bajo su dominio.
“La amenaza era que ella sería sacada del país y los hijos iban a pasar al control del PANI, entonces esa era la amenaza”, explicó Calderón.
El entorno de la vivienda también generaba sospechas. La casa, ubicada frente a una iglesia evangélica y a 200 metros de una escuela, mostraba algunos signos de abandono, con ventanas clausuradas y un portón de madera que impedía ver hacia el interior.
A pesar de la apariencia descuidada de la vivienda, los vecinos describieron a Bond Hoffman como un hombre sociable y educado, aunque reconocieron que rara vez veían a la mujer o a los niños. Uno de ellos aseguró haber escuchado detonaciones en la propiedad, pero el residente habría dicho que se trataba de un intento de robo frustrado.
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De acuerdo con el director de la Fuerza Pública, el sospechoso mostraba una doble personalidad: ante la comunidad, era un hombre afable, pero en el hogar, ejercía un control absoluto sobre su familia.
Los vecinos también relataron que, en una ocasión anterior, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) visitó la casa, pero al no obtener respuesta de Bond, no tomaron acciones. Fue hasta el operativo del viernes pasado que las autoridades lograron ingresar y atender a la mujer y a sus hijos.
Ante consultas de La Nación, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) indicó que la intervención es privada y se realizó para garantizar la atención integral de manera coordinada.
Por su parte, el Instituto Nacional de las Mujeres confirmó que se activaron los protocolos para garantizar el bienestar integral de la madre y sus hijos. No obstante, no hay antecedentes de intervenciones previas en ese hogar.