La pequeña Josebeth Retana Rojas fue asesinada y su cuerpo abandonado en un saco plástico al fondo del río Isla Grande, en Ticaris de Horquetas, en Sarapiquí de Heredia.
Dos jóvenes que buscaban camarones hallaron el cadáver cerca de las 11 a. m. de ayer.
"Me sumergí la primera vez y, como a medio metro de agua, vi un bulto. Me volví a sumergir, y con una varilla toqué algo suave y vi un mechón de pelo. Grité porque pensé que era la niña", relató, muy conmovido, Otoniel Villalobos, de 18 años de edad.
Con él se encontraba Rafael Ortiz, de 14 años.
Él pudo observar, dentro del saco, a la menor vestida con la camisa blanca y el pantalón azul del uniforme de escuela.
El saco donde estaba el cuerpo era de color anaranjado. Es de los que se usan para llevar abono en las fincas bananeras. Encima tenía el tronco de un árbol caído.
Los jóvenes recorrieron el camino hasta la calle principal, donde encontraron a una mujer con un teléfono celular.
Desde él se hizo la llamada a la Policía.
Walter Navarro, director de la Fuerza Pública, explicó que, tras la confirmación de que se trataba de la escolar desaparecida, la Policía Judicial levantó el cuerpo a la mayor brevedad.
Incluso, se la llevaron dentro del mismo saco con el fin de preservar todas los indicios posibles que ayuden a las autoridades a dar con el homicida.
Según Navarro, se desconoce si la niña presentaba heridas visibles o si llevaba toda la ropa consigo, aunque sí se notaban algunas de sus prendas.
Aparentemente, el cuerpo ya estaba en fase de descomposición.
Una fuente policial que pidió mantener su nombre en reserva, comentó ayer que al parecer fue detenido un sospechoso por la muerte de la niña.
Sin embargo, agentes del Organismo de Investigación de Guápiles, delegación que atendió ayer el caso, negaron esa versión.
Sitio descartado. Policías de Horquetas se mostraron extrañados de que el cuerpo de la niña apareciera en el cauce de ese río pues días atrás habían inspeccionado esa zona.
No descartan que el asesino de la niña la hubiera lanzado pocas horas antes del hallazgo.
La otra posibilidad es que los policías no notaran el saco porque estaba oculto bajo el tronco.
De esta forma acaba trágicamente una historia que comenzó la en tarde del lunes.
La pequeña desapareció entonces camino a su casa, cuando regresaba de la escuela. Josebeth Retana salió ese día a las 2:40 p. m. y caminó sola un kilómetro.
Luego se detuvo bajo un árbol de nance a comer de esa fruta, a 600 metros de su casa. Ahí la vio un vecino con vida por última vez.
A partir del día siguiente, policías y lugareños se unieron a buscar por todos los rincones de la comunidad.
Algunas versiones supusieron la posibilidad de que a la menor la hubieran sacado de la zona.
No obstante, la policía judicial mantuvo las sospechas de que la pequeña estaba todavía en Ticaris, por lo que registraron 70 viviendas, aunque sin resultados.
Ayer, el cuerpo apareció a unos dos kilómetros de su casa, cerca de las orillas del río por donde la niña anduvo el día de su desaparición.