Bluefields, Nicaragua
"Estamos entre listos para correr y quedarnos quietos, es un poco tenso porque unas veces dicen que el huracán va para Costa Rica, otras que viene para acá", afirmó este miércoles Dolene Miller, una habitante de puerto Blufields, en el sur de Nicaragua.
"La intensidad ha bajado, pero ya estamos con la ropa empacada en plástico, con comida, linternas. Aquí lo que está saliendo es la experiencia que nos ha tocado vivir en otras situaciones semejantes", dijo Miller a la AFP.
El caribeño puerto de Bluefields, con más de 45.000 habitantes, es según los servicios meteorológicos el más probable blanco de la tormenta Otto, que podría retornar a la condición de huracán antes de tocar tierra, en la mañana del jueves.
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La tormenta se encuentra a 340 km al sureste de Bluefields, una zona baja vulnerable a inundaciones, que las autoridades afirman sería afectada de manera directa por Otto.
Cientos de personas se volcaron a comprar bolsas plásticas, linternas, agua embotellada, comidas enlatadas para prepararse ante la eventual llegada del fenómeno.
Las bolsas de plástico para proteger electrodomésticos, comida y otros enseres se agotaron luego de una avalancha de compras y "no hay una sola bolsa plástica en Bluefields", aseguró el comerciante Elmer Jackson.
"Estoy en calma y tengo la expectativa de que no va a pasar directamente por Bluefields (...) pero es preocupante que esté estacionario porque está creciendo y acumulando gran cantidad de agua y se ha vuelto impredecible; puede tomar cualquier rumbo", señaló Jackson, quien monitorea la tormenta por Internet.
"Si sigue el mal tiempo y mi mamá decide que tenemos que irnos lo haré, pero no nos han dicho dónde podemos albergarnos", expresó Princes Barberena, habitante de Greytown, en el extremo sur del Caribe.
Según Barberena algunos habitantes cruzaron a Costa Rica en busca de lugares seguros y al menos 10 turistas europeos que no tenían informe de la emergencia por Otto, estaban atrapados y "muy asustados" en Greytown porque la navegación fluvial fue suspendida.
En este poblado de unos 2.600 habitantes en su mayoría afrodescendientes, la gente aseguraba ventanas y puertas con láminas de zinc y cortaban árboles cercanos a sus casas que pueden ser arrancados por la fuerza de los vientos.
En Monkey Point, otro poblado costero, las autoridades se preparaban para evacuar a unas 600 personas hacia Bluefields, pero "algunos no quieren irse y están valorando como está el tiempo", dijo el presidente comunal, Allen Claire, preocupado porque "el tiempo se agota".