“Cultivé marihuana para colaborar con un movimiento cannábico, para que los costarricenses se dieran cuenta de que el cultivo era legítimo y más bien es beneficioso estimularlo, porque es una planta que no solo sirve como alimento, sino también como medicina”.
Así justifica el abogado Mario Alberto Cerdas Salazar, de 58 años, el por qué insistió en sembrar marihuana en la terraza de su casa, ubicada a unos 30 metros de los Tribunales de Alajuela, pese a que la Policía, por su parte, insistía en decomisarle el producto y detenerlo.
La acción se repitió cinco veces. El abogado, incluso, fue a prisión preventiva acusado de cuatro delitos de cultivo para tráfico, hasta que este martes, el Tribunal Penal de Alajuela lo absolvió por considerar que no se probó que la siembra fuera para comercializarla.
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Los jueces señalaron que el cultivo para consumo personal es ilegal, pero no delito.
“Yo estaba convencido de que no era delito y, para mí, la intervención del Ministerio Público era ilegítima, porque de acuerdo con la Convención Única de Estupefacientes, yo sería inimputable penalmente”, expresó el jurista este miércoles, en diálogo con La Nación.
La normativa que mencionó de las Naciones Unidas establece que no se penará el cultivo de la planta de la cannabis destinada exclusivamente a fines hortícolas (artículo 28.2).
De consumidor a sembrador. Cerdas contó que empezó a consumir cannabis hace 40 años, cuando era universitario. Sin embargo, su afición hortícola empezó en febrero del 2013.
“En el primer cultivo, quise experimentar la germinación con agua magnetizada. Inicialmente, no había pensado que las iba a consumir”, narró Cerdas.
Aquella primera producción fue decomisada por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en julio del 2014. No obstante, él continuó su práctica.
“Para la segunda plantación, cuando me di cuenta de que no era ilegal, se comenzaron a afianzar mis ideales”, comentó.
El abogado llegó a tener unas 177 plantas, algunas de hasta dos metros de altura. Todas fueron decomisadas y destruidas.
Él asegura que, además de fumar, consumía marihuana cocinada con huevos, ensaladas y en aceites.
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“Creí conveniente darle publicidad porque así no estoy ocultando nada, estoy dando a entender que mi cultivo es sano y no es para narcotráfico.
”Después, entendí que para el OIJ fue una provocación muy grande, pero eso fue la forma en que ellos lo tomaron, no mi intención. Lo mío era dejarle en claro a la gente de Alajuela que yo estaba haciendo algo que consideraba que era correcto”, enfatizó.
Para él, las autoridades quisieron darle una lección por ver en él una “actitud desafiante” y por ser abogado y, por lo tanto, conocedor del Derecho.
No más cultivo. Aunque admite que probablemente seguirá fumando marihuana, dice que no volverá a cultivarla.
“No me arrepiento de haber sembrado y tengo la firme esperanza de que, tarde o temprano, las autoridades van a tener que reconocer que el uso del cannabis debe ser regulado”, manifestó.
En su huerta ya no quedan rastros de marihuana; ahora solo se ven plantas de romero, culantro y lavanda.
“Por ahora, lo único que pienso sembrar es rábano, una hortaliza que a mí me gusta mucho comer y no creo que me vaya a crear un problema con las autoridades”, añadió.