Las celdas judiciales son espacios diseñados para un encarcelamiento transitorio. Por ello no cuentan ni con luz ni con ventilación natural, no tienen atención médica, ni espacios recreativos, ni espacios para recibir visitas.
El tiempo de permanencia máximo es de tres días; pasar más tiempo allí se considera tortura.
En los últimos años, pero principalmente en los últimos doce meses, dichos espacios carcelarios se han visto con máximas saturaciones debido a que el hacinamiento en el sistema penitenciario ralentiza la dinámica con la que Justicia usualmente recibe a los reos con prisiones preventivas o condenas ya impuestas.
Pero, ¿de qué manera esta sobrepoblación en celdas judiciales impacta a quienes están allí recluidos? En el más reciente informe del Mecanismo Nacional de la Prevención de Tortura (MNPT), la sección de Cárceles del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San José lo explica:
“Provoca una serie de problemas convivenciales que terminan en riñas, amenazas, asaltos, agresiones físicas y verbales y hasta en huelgas de hambre”, según se lee en el oficio MNPT-INF-147-2021, del 11 de agosto, sin entrar en mayor detalle.
Además, las poblaciones vulnerables, tales como las mujeres, la población LGBTI y los menores de edad, se exponen “constantemente a los comentarios del resto de los detenidos”, ya que la infraestructura no cumple con los requerimientos mínimos para aplicar por tiempo prolongado el principio de separación por categoría.
Pero las consecuencias no terminan ahí, sino que los privados de libertad también evidencian síntomas de ansiedad, depresión y desesperación, ya que no tienen espacios de esparcimiento u ocupación.
Tampoco tienen contacto con el exterior, ya que no existe tiempo de visita, lo que implica también que no tienen acceso a ropa limpia, ni a artículos de higiene personal.
Debido a que no hay ingreso de luz natural, los reos también pierden la noción del tiempo, así que a ciencia cierta ellos propiamente no pueden definir cuánto tiempo llevan ahí recluidos. Esto solo se conoce por los registros que lleva la Policía Judicial.
Como los espacios deberían ser de uso exclusivo para permanencia transitoria, al menos en las celdas de San José, cuatro de las catorce celdas no cuentan con duchas, “por lo que los detenidos deben ser egresados para acceder a la higiene”.
En cuanto a los casos sospechosos o positivos por nuevo coronavirus que han tenido en esas celdas de San José, se indicó que deben cumplir la cuarentena en esos espacios, donde las condiciones “son inadecuadas y sin poder recibir sol”.
Este informe también aborda el desgaste físico y emocional de los custodios de celdas del OIJ.
Según se indica, existe un incremento de horas extras; sin embargo, no se dan números al respecto.
“Incremento en el cumplimiento de horas extras que junto con el grado de complejidad que requiere la custodia, da como resultado un personal de cárceles desgastado física y emocionalmente”, mencionó el MNPT, con base en lo dicho por la propia Sección de Cárceles.
Por ello, el Mecanismo instó a Justicia a tomar las medidas necesarias, entre esas la valoración de construir una cárcel exclusiva para indiciados, para evitar que estas celdas se saturen y procurar un ambiente libre de tortura para reos.
Comportamiento en celdas en julio
Al 13 de julio pasado había 212 reos en celdas judiciales esperando a ser reubicados a alguna cárcel del país, lo cual provocó que cinco de las 32 celdas estuvieran con su capacidad sobrepasada.
Esas eran Sarapiquí (ocupación: 300%), Heredia (157%), San Carlos (111%), Pococí (108%) y Cartago (100%).
La capacidad de otras seis secciones, las cuales no se detallaron, oscilaban entre el 50% y 67%.
En el caso puntual de las celdas de San José, a la fecha del recorrido que se realizó el 21 de julio pasado, había 25 personas detenidas, de las cuales 21 superaban el tiempo máximo de permanencia.
Entre los reclusos que tenían más tiempo allí resaltaba uno que tenía 21 días en esos espacios. El OIJ le explicó al MNPT que se trataba de un caso que tuvo nexo con un positivo por covid-19, por lo que debía hacer la cuarentena en ese sitio.
Entonces, ese tipo de aislamiento sumado también a los intentos por permanecer separados a poblaciones vulnerables (mujeres, menores, LGBTI, adultos mayores, entre otros), provocan que, aunque tengan 14 celdas, sobrepasen su capacidad.
“Se pierden espacios por utilizarse una celda para la ubicación de una sola persona en condición de vulnerabilidad o sospechosa por covid”, se lee en el informe, con base en información brindada por la Policía Judicial.