Un nuevo protocolo para la búsqueda de personas desaparecidas dará énfasis en la localización de mujeres, sin dejar de lado el resto de casos.
En el 2020 hubo un total de 1.793 denuncias por personas que repentinamente dejaron de ser vistas. De ellas, 235 fueron mujeres mayores de 18 años y 706 fueron niñas y adolescentes. El reporte lo completan 851 varones.
En ese año solamente el caso de un varón, mayor de edad, fue declarado como no encontrado por parte de la Policía Judicial.
En los 105 días transcurridos del 2021, ya se han investigado 65 casos de mujeres mayores de edad y 237 de menores, la cuales también han aparecido. El resto de los 582 casos reportados este año han sido hombres.
El director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Walter Espinoza y la fiscala general, Emilia Navas, anunciaron este jueves el nuevo procedimiento con enfoque diferenciado según la perspectiva de género, el cual también busca mayor celeridad.
Espinoza dijo que por razones culturales y de orden social, las mujeres desaparecidas se exponen a consecuencias más gravosas que los hombres, por eso se les dará prioridad.
A pesar de que las desapariciones de mujeres no se encuentran tipificadas como delitos, las autoridades buscan evitar riesgos, pues la mayoría de estas ausencias podrían ser la antesala de violencia de género, delitos sexuales o feminicidio.
La jerarca del Ministerio Público, Emilia Navas, enfatizó que el nuevo instrumento incorpora lineamientos y recomendaciones de organismos internacionales y formaliza el abordaje de las denuncias.
Entre otras cosas, el protocolo exige una mayor comunicación entre las autoridades y los familiares de la desaparecida, para mantenerlos al tanto de toda la pesquisa y cómo se resuelve.
Navas añadió que las alertas por desaparición se pueden hacer desde el momento en que se detecta la ausencia de la persona por medio del sistema de emergencias 9-1-1, o en cualquier sede fiscal o del OIJ en todo el país.
Walter Espinoza, dijo que casi la totalidad de los casos de desaparición se aclaran en las primeras 72 horas desde que se interpone la denuncia. El 33% de ellos se logra resolver en las primeras 24 horas.
También precisó que, en el país, la mayoría de las desapariciones están asociadasa violencia intrafamiliar, problemas afectivos, problemas vecinales, dificultades económicas y, en caso de menores, problemas en los estudios.
Descartó, por su parte, que en Costa Rica las desapariciones tengan que ver con otros delitos como trata de personas o tráfico de órganos.
Familias viven drama
Entre las pocas desapariciones que no están resueltas en nuestro país están la de algunos menores desaparecidos años atrás.
Por ejemplo, el 11 de julio del 2014 desapareció la niña Yerelin Guzmán Calvo, de seis años, en barrio San Martín, en Santo Domingo de Heredia.
En el 2019 la madre de Yerelin fue condenada a dos años de prisión por “desproteger” a sus hijos. Un allegado de la familia también fue condenado a 25 años de cárcel por esa desaparición.
Otro misterio envuelve a una familia completa que se dejó de ver en Batán de Matina, Limón, desde el 1.° de setiembre del 2014. Aunque el caso sigue abierto, son muy remotas las posibilidades de que se aclare.
Se trata de la familia conformada por la oficial de la Policía Turística de la Fuerza Pública Shirley Andrea Angulo Fernández, de 30 años; su esposo, el expolicía Víctor Blanco Vega, de 32; y dos niñas de un año y siete meses, y de tres meses, hijas de ambos.
Igual suerte corrió Francisco Javier Sánchez, conocido como Panchito, de quien no se sabe nada desde el 28 de marzo del 2001. Ese día, el menor de siete años salió para la escuela en la que estudiaba, en San Rafael de Desamparados.
El OIJ también agotó las posibilidades de búsqueda de la nicaragüense Merlyn Cecilia Silva Gutiérrez, quien vivía en la provincia de San José y fue vista por última vez el 03 de octubre de 2016.
Más recientemente trascendió la desaparición de Christian Tijerino López, de 33 años.
El director del OIJ afirmó que no se ha cerrado esa búsqueda aunque desde el 18 de febrero del 2020 no se tienen rastros de él, cuando se le vio manejando un carro en Liberia, Guanacaste.
Tijerino es ingeniero en sistemas, nacido en Costa Rica, pero con nacionalidad estadounidense. Solía venir de vacaciones a Costa Rica para celebrar su cumpleaños y fechas especiales, así como para visitar a familiares.