“Consideramos (a partir de la extracción de información hecha en el teléfono del imputado), que pudo haber existido la presencia de fantasías sexuales. El imputado veía pornografía, lo cual podría generar ese tipo de comportamientos.
“Ver pornografía a largo plazo puede alterar la percepción de una relación sexual. En el celular de él había imágenes de tratos violentos hacia la mujer y los disfrutaba, esto puede alterar la relación sana y respetuosa, pero no es una enfermedad”.
De esa forma explicó María José Rodríguez Cruz, socióloga del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), parte del perfil que se le hizo a Nelson Enrique Sánchez Ureña, el único sospechoso de la desaparición y el asesinato de Allison Pamela Bonilla Vásquez, en marzo del 2020.
El proceso para arribar a esas conclusiones lo hizo junto con otros especialistas y conllevó la aplicación de entrevistas a familiares y allegados de la joven (19 años) y del imputado (29).
Rodríguez detalló que en situaciones como las de este caso se analiza el escenario, se hace una reconstrucción del hecho, así como del posible autor. También se procesan documentos, fotografías y otros materiales.
Lo primero, recordó, fue conocer las principales características de la víctima y, posteriormente, cuando se detuvo a Sánchez, se elaboró un perfil de él.
Agregó que, a su criterio, el sujeto estuvo consciente de las acciones delictivas en las que incurría y por ello fue que se deshizo del cuerpo.
“Estaba consciente de lo que hacía. Conocía la diferencia entre el bien y el mal y por ello debía deshacerse de la evidencia. En el cuerpo pudieron haber encontrado indicios biológicos y por eso decide deshacerse del cuerpo.
“Este hecho no fue económico, no era un secuestro extorsivo porque no hay reacción cuando se ofrece recompensa por parte de la familia de Allison (Bonilla)”, aseveró.
El perfil
Por su parte, Yessenia Murillo Picado, psicóloga forense del OIJ, destacó que ella también participó en la elaboración de un perfil del sospechoso.
“El perfil es el de una posible fantasía sexual de esta persona (Sánchez), fantasías mórbidas que vienen desde la niñez de las personas.
“Tenemos la hipótesis que él, ante el rechazo de ella para acceder a mantener un contacto mayor, tuvo una disconformidad que puede haberse transformado en una ansiedad interna y lo hizo un poco más violenta, logramos determinar que tenía una motivación sádica.
“Las conclusiones del perfil son rasgos de personalidad antisocial, frialdad, impulsividad, es pasivo– agresivo– mentiroso, carece de empatía hacia las personas por las agresiones que le pudo haber hecho a la víctima, no buscó ayuda médica.
“Una exjefa de él nos confirma el robo de ¢780.000 y, además, se entrevistó a una expareja de él y comentó que nunca hubo agresión física pero sí psicológica. No la dejaba relacionarse con las personas, redes sociales, la buscaba solo para relaciones sexuales y le decía que la marihuana lo relajaba, ella estaba en una relación de violencia psicológica.
“En otra entrevista con la señora del lugar donde él alquilaba, mencionó que a una de las parejas la había conocido por redes sociales y que ella era la que asumía los gastos importantes de la casa y se fue porque dijo que era un malcriado”, ahondó la experta.
Finalmente, la analista criminal del OIJ, Ivette Núñez Vargas, quien hizo un análisis telefónico, destacó que entre Allison Bonilla y Nelson Sánchez no hubo nunca comunicación.
Este miércoles se prevé escuchar el testimonio de una antropóloga forense, quien participó en la búsqueda del cuerpo de la joven en un botadero clandestino en San Jerónimo de Cachí. En este sitio se ubicaron, casi siete meses después, los restos óseos de la víctima.
Además, también declarará una médico forense de la Morgue Judicial.
El final del juicio por el homicidio de Allison Bonilla, quien desapareció el 4 de marzo del 2020 cuando se dirigía a su casa en la urbanización Florencio del Castillo, en Ujarrás de Paraíso, Cartago, está programado hasta el próximo viernes 30 de julio. Sin embargo, de ser necesario, puede extenderse por más días.