La odontóloga forense española, María Aurora Valenzuela, una de las testigos ofrecidas por la defensa de uno de los acusados de asesinar a la anestesióloga María Luisa Cedeño, precisó este lunes los dineros que recibió para hacer el análisis de las mordeduras que tenía el cuerpo de la víctima.
Valenzuela detalló, ante consulta de Erick Gatgens, abogado del acusado Luis Carlos Miranda Izquierdo, que en total la familia del implicado hizo cuatro pagos, el primero ocurrió el 31 de marzo de 2021 y fue 1.555 euros (¢915,895 al tipo de cambio de hoy), el segundo consistió en 1.530 euros (¢901,170) con fecha del 12 de mayo de 2021.
El tercero fue el 27 de octubre de ese mismo año y alcanzó los 1.330 euros (¢783,370) y el último bajo el concepto ‘Tiquetes de avión y viáticos’ tenía fecha del 3 de noviembre de 2022 y fue de 4.975 euros (¢2,9 millones).
En total, los depósitos con viáticos incluidos suman 9.390 euros (¢5,5 millones), empero, sin ser exhaustiva, la perito aseveró que por su trabajo no ha percibido más de 8.000 euros (¢4,7 millones).
La perito explicó que recibió un encargo de hacer algo a lo que se le llamó ‘aportación para la investigación científica forense’ y que el objetivo era dar luz al proceso a través de su conocimiento en odontología y análisis forenses.
Además, precisó que las transferencias venían a nombre de la empresa Cosmos Electrónica S. A., la cual aparentemente pertenece al papá de Luis Carlos Miranda Izquierdo.
“Este caso me pareció muy interesante porque yo podía transmitir a mis estudiantes esa información”, añadió Valenzuela, quien creó una escuela de odontología forense en España y lleva 22 años dedicada a la docencia y a la formación de profesionales en esa área.
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Valenzuela rindió su declaración en una videollamada desde el Consulado de Costa Rica en Andalucía, Málaga, España, una semana después de lo que se tenía previsto, por un quebranto de salud que la incapacitó durante cinco días.
La especialista inició su deposición de manera presencial el pasado 18 de enero, en el Tribunal Penal de Segundo Circuito Judicial de San José, para referirse a las marcas de posibles mordidas encontradas en el cuerpo de Cedeño, las cuales vinculan al empresario Harry Bodaan y al administrador Luis Carlos Miranda.
No obstante, partió a España luego de “la amenaza hecha por el Ministerio Público, que le produjo una afectación seria en su salud”, según confirmó Gatgens.
Actualmente la Fiscalía la investiga por un presunto ejercicio ilegal de la profesión, ya que Valenzuela no está acreditada para desempeñarse en el país como odontóloga forense y tampoco pertenece al Colegio de Médicos y al de Cirujanos Dentistas. Por lo que hoy comunicó que el defensor, Alfredo Chirino Sánchez, la representará durante el proceso.
“La Fiscalía de Quepos y Parrita señaló que, al rendir peritaje en Costa Rica, debe estar habilitada por dichos colegios profesionales. Por esa razón, se solicitó a la Fiscalía Adjunta del II Circuito Judicial de San José que considerara si el hecho podría constituir un presunto delito de ejercicio ilegal de la profesión”, enfatizó el Ministerio Público.
La audiencia concluyó este lunes al mediodía por un compromiso que debía atender el cónsul que acompaña en la declaración a la perito española, y por la diferencia horaria entre ambos países.
El debate continuará el martes con el análisis que realizó Valenzuela de las tres mordidas que se encontraron en el cuerpo de María Luisa Cedeño y que también fueron examinadas por el odontólogo forense del OIJ José Manuel Fernández, único del país en su rama. El especialista dijo, sobre su evaluación, que no puede descartarse a Bodaan y a Miranda como los autores de esos mordiscos.
El asesinato de la doctora Cedeño se dio el 20 de julio del 2020. Harry Bodaan, empresario holandés era el dueño del hotel, mientras que Luis Carlos Miranda Izquierdo se encontraba realizando un trabajo de marketing. El tercer imputado, Teodoro Herrera, era empleado del lugar.
Ellos tres fueron arrestados como sospechosos de violar y asesinar a la anestesióloga, cuyo cuerpo fue encontrado en la cama de su habitación por empleados del alojamiento.