El poder económico con el que contaba un sujeto de apellidos Segura Angulo, sospechoso de liderar una banda asentada en Pérez Zeledón a la que las autoridades judiciales le atribuyen el presunto delito de legitimación de capitales, le permitió establecer contactos en entidades claves, así como contar con asesoría legal y contable para cada uno de sus movimientos.
La información se desprende del expediente 19–000082–1322–PE, del cual La Nación tiene copia. En el documento se detalla que entre las personas ligadas a la organización criminal y con conocimiento de las actividades ilícitas del grupo se identificaron al menos dos abogados, uno de ellos ya fallecido; dos contadores, dos funcionarios bancarios, tres colaboradores municipales, un trabajador del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) y un oficial de la Policía de Tránsito. Sin embargo, no todos fueron aprehendidos como parte de los allanamientos desplegados el pasado 22 de febrero.
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Entre los enlaces estratégicos que en la actualidad cumplen con medidas cautelares alternas a la prisión preventiva están una contadora de apellidos Rojas Robles, un contador apellidado Soto Riggioni, un trabajador de plataforma del Banco de Costa Rica (BCR), Granados Ulloa, y un funcionario de la Municipalidad de Pérez Zeledón, Godínez Miranda.
Asimismo, en la causa judicial queda plasmado que en una de las conversaciones extraídas por medio de las intervenciones telefónicas, Segura, conocido como Narizón, pedía a algunos contactos enlazarlo con personas de otras instituciones que pudiesen ayudarlo con trámites, especialmente con la finca en la que opera el Centro Ecuestre y Ganadería Fénix.
Tal es el caso de una conversación entre el cabecilla de la agrupación y un hombre en agosto del 2021, donde hablaron acerca de buscar un contacto en Senasa. Acá un extracto de lo que hablaron los sujetos:
Masculino (M): – ¿Playo?
Segura (S): – ¿Si?
(M): – Ahora sí, es que esta carajada está bajo de batería y se cae la llamada.
(S): – Mae y dígame una cosa, ¿no hay cómo echarle un billetillo a alguien ahí en Senasa que diga que yo ya hice la inspección?
(M): – Por eso le digo, deme chance para tocar un pie ahí, juep... Después yo le digo ahí cuántos ceros, deme un chance, yo creo que yo puedo arreglar algo ahí, mañana yo le defino en la tarde.
(S): – Vea, le cuento.
(M): – Sí, cuénteme a ver.
(S): – En la muni (de Pérez Zeledón) hay unos maes que a mí me sacan todos los permisos.
(M): – Mmm jumm.
(S): – Entonces ellos me están sacando los permisos de (...) para hacer un bar, un restaurante y que los animales sean como una atracción, más o menos.
(M): – Mmm jumm.
(S): – Entonces esa es la idea ahí, por ahí todo va bien.
(M): – Mmm jumm.
(S): – Los maes son de mucha confianza mía.
(M): – Sí.
(S): – Y resulta que para sacar eso yo tenía que llevar la escritura.
(M): – Mmm jumm.
(S): – Los maes hablaron con el doctor, creo que es así, un señor.
(M): – Mmm jumm.
(S): – Y el señor le dijo que sí, que no había problema, que le regalara algo y él daba la firma.
(M): – ¿El doctor de Senasa?
(S): – Sí.
(M): – Ok, ocupo el nombre de él y ya usted sabe por dónde vamos.
(S): – Pero al mae ahora lo pasaron para Guanacaste, la semana pasada.
(M): – Juep… mierda.
(S): – Sí, entonces (...).
(M): – Pero ocupo el nombre de ese mae, a ver si le llegamos allá, a ver si ese mae aquí acepta.
(S): – Ajá.
(M): – ¿Me entiende?
(S): – Ocupa el nombre del doctor ese.
(M): – Sí, exactamente para ver si el que quedó es de la misma gallada o no, eso es lo que ocupo nada más.
(S): – ¿Y si le pregunto a los maes estos de la muni?
(M): – Sí, sí. Exactamente.
(S): – Porque yo con ellos solo puro chorizo.
(M): – No, no. Y yo sé y todos somos de los mismos, aquí lo es que yo la estoy pulseando, usted la anda pulseando y todos queremos comer verdad.
(S): – Ajá.
(M): – Pregúntele a los maes cuál era el nombre del mae, diay, porque esos guevones yo los conozco y ya le llego más suavecito, ¿me entiende?
(S): – Ah, ok.
(M): – Y me adelanta un montón de trabajo con eso.
(S): – Bueno, voy a preguntarles a ver.
(M): – Bueno, dele a ver y salgamos de eso y yo creo que toco un pie por ahí que está como necesitadón y sí, sí agarra la plata.
(S): – Ah, ok, ok.
(M): – ¿Me entiende? Deme chance a mañana y yo mañana le llego ahí y le defino a usted en la tarde.
(S): – Bueno, está bien.
(M): – Ok, gallo.
(S): – Voy a buscarle el nombre de ese mae a ver.
(M): – Bueno, está bien.
Posterior a esa conversación, el expediente precisa que, “en apariencia, Segura se comunicó con Godínez, de la Municipalidad de Pérez Zeledón, a quien solicita comunicarse con el doctor de Senasa para que por la suma de ¢3 millones indique falsamente que realizó la inspección”. En otra intervención más extensa vuelven a tocar el tema, pero no se precisa sí, finalmente, el pago se hizo a cambio del permiso.
Los hechos
La Fiscalía Adjunta de Legitimación de Capitales y Persecución Patrimonial indicó a finales de febrero que una alerta financiera que ingresó en el 2019 a la Unidad de Inteligencia Financiera del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) permitió destapar el Caso Fénix, dentro del cual se investigó a una organización que, en apariencia, se dedicaba al lavado de dinero por medio de múltiples negocios, entre ellos la ganadería, la venta de llantas, los lubricentros, las verdulerías, los bares y los restaurantes.
El conteo de dinero decomisado producto de múltiples allanamientos asciende a ¢5.155 millones en efectivo, entre dólares y colones, los cuales ocultaban principalmente en compartimientos ocultos de vehículos. También se les incautó ¢941 millones derivados de la subasta de ganado confiscado.
Hasta ahora, las autoridades tienen bajo investigación a 19 personas físicas, así como 19 personerías jurídicas involucradas. Sin embargo, solo 10 de los presuntos integrantes del grupo han sido indagados, mientras cuatro de ellos permanecen en fuga.
A quienes se busca son a Segura (47 años), su compañera sentimental, Chacón Vargas (39), así como dos sujetos que serían sus principales aliados, apellidados Garro Núñez (42) y Núñez Jiménez (37).