Un número de cuenta cliente y su número de cédula fue todo lo que necesitaron unos estafadores para sustraer ¢645.000, denunció Gerardo Sandí Sandí, un cliente del Banco Nacional, al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) el 31 de octubre del 2021.
Sandí, un administrador de negocios jubilado, de 75 años, sufrió la estafa cuando buscaba vender un automóvil a través de un sitio web. El 29 de octubre anterior fue contactado por un presunto médico de apellido Alfaro, quien en una llamada telefónica mostró interés por el vehículo.
“Este sujeto me envió una foto de su supuesta cédula y me dijo que era médico. Acordamos que el inicial por el carro se iba a hacer mediante transferencia bancaria por lo que me solicitó una cuenta adónde depositar”, afirmó el afectado en la denuncia.
En declaraciones a La Nación, Sandí, vecino de Escazú, indicó que el sujeto, quien lo llamó un viernes, “dijo que estaba en un hotel en Guanacaste, que quería comprar un carro para la señora. Quería hacerme un depósito y que el lunes, cuando estaba en San José, hiciéramos el negocio”.
Confiando en el relato del hombre, el pensionado le brindó su número de cuenta del Banco de Costa Rica (BCR). En la denuncia, el afectado señaló que Alfaro “prefería hacer el depósito para la compra del carro en compañía de un funcionario del Banco de Costa Rica”.
Sandí contó que lo llamó una persona que afirmaba ser funcionario del BCR, quien le pidió datos personales y de seguridad de la cuenta, pero él se negó a darlos.
Debido a esto, el supuesto comprador del carro le pidió su cuenta del Banco Nacional, a lo que él accedió.
“Posteriormente, recibí una llamada de una funcionaria legítima del Banco de Costa Rica, indicándome que intentaron vulnerar la seguridad de mi cuenta, pero que se había impedido el fraude ya que se procedió a bloquear las cuentas a tiempo. Sin embargo, con la cuenta del Banco Nacional no fue así”.
En el caso del Banco Nacional, Sandí detalló que realizaron dos avances de efectivo con los datos de su tarjeta de crédito, los depositaron en su cuenta de ahorros de ese mismo banco y los enviaron a terceras personas desconocidas.
Aseguró que en ningún momento dio contraseñas ni claves de ningún tipo, y agregó que el Banco Nacional no le alertó sobre esos movimientos, por lo que los descubrió hasta que le llegó un correo electrónico, horas después de realizados. Afirmó que no le bloquearon la cuenta inmediatamente, sino que él tuvo que ir al banco a realizar el trámite.
Esta no fue la primera vez que a Sandí lo intentaron estafar, pues pocos días después de abrirse su cuenta corriente en el Banco Nacional, recibió un correo electrónico que resultó ser fraudulento.
“Un sábado abrí la cuenta, y lunes me estaban llegando unos correos pidiendo una información adicional. A mí me extrañó mucho, entonces llamé al banco y les dije que había algo raro, les pasé el correo que había recibido y me dijeron ‘no, ese correo es falso, no es del Banco Nacional’”, relató.
“¿Cómo va a ser que del sábado en la tarde al lunes en la mañana ya tuvieran los datos míos y estuvieran mandando correos? Pareciera que dentro del banco hay algo”, añadió.
La Nación consultó sobre este asunto a voceros del Banco Nacional, no obstante, respondieron que la entidad está imposibilitada a referirse “a algún caso en específico de algún cliente, pues nos aplican las restricciones de ley del secreto bancario”.
Sin respuestas
Diez meses después de lo sucedido, el afectado no ha recibido actualizaciones del caso por parte de la entidad ni del OIJ. Él cree que la cédula que le mandó el falso comprador del auto era robada, por lo que no tiene ninguna sospecha de quién podría estar detrás de la estafa.
Asimismo, lamentó que al igual que él, muchas otras personas de su edad han sufrido por este tipo de delitos. “El día que fui a poner la denuncia al OIJ vi a varios adultos mayores a denunciar que les habían hecho lo mismo”.
Según estadísticas del OIJ, el robo de dinero de las cuentas de clientes bancarios ascendió, entre enero del 2021 y el 22 de abril de este año, a ¢4.317 millones y $1,4 millones.
Durante el año pasado, la Policía Judicial recibió 3.177 casos por un monto de ¢3.045 millones y $1 millón, mientras que entre enero del 2022 y el 22 de abril pasado, se registraron 1.709 denuncias por un perjuicio económico de ¢1.272 millones y $400.000.
El OIJ ha alertado a la población para evitar el incremento de este tipo de estafa, pues en tiempos recientes los delincuentes empezaron a usar aplicaciones para enmascarar su número y que a la víctima le parezca que la llaman desde el banco.
Además, la Policía Judicial ha señalado que estos fraudes, además del aumento de recursos tecnológicos de los criminales, son posibles gracias a que algunos empleados de los bancos venden las bases de datos. Los estafadores también recurren al robo de datos en redes sociales o a la compra de bases de datos de rifas, obtenidas cuando las personas escriben su información en cupones.