Las dudas invadieron a Luis, cliente del Banco Popular, cuando lo llamó un supuesto funcionario del banco para avisarle que debía crear un nuevo usuario en el sitio web por una migración de sistemas. Él, de inmediato pensó que se trataba de una estafa, pero la persona al otro lado del teléfono le brindó tantos datos personales, los cuales solo el banco podía tener, que le creyó y accedió a lo que le pedían.
Cuando Luis, quien contó su historia a La Nación bajo identidad protegida, se dio cuenta de que en realidad sí se trataba de una estafa, ya era demasiado tarde. Los estafadores habían entrado a su cuenta y le sustrajeron ¢5 millones por medio de dos transferencias a un hombre de apellido Rojas, realizadas en cuestión de minutos, una de ¢1 millón y otra de ¢4 millones.
“Yo me descuidé y eso no me lo perdono, me duele más que no haya reaccionado que los ¢5 millones hurtados”, contó Luis, de 69 años. La estafa ocurrió el 14 de octubre del 2021, y Luis presentó la denuncia al día siguiente en el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
En esta ocasión, los delincuentes aplicaron un método estructurado para generar confianza y confundir a su víctima con supuestos procedimientos para recuperar la contraseña de la cuenta y luego utilizarla a su favor.
Primero, el estafador se presentó como un funcionario del Banco Popular de apellido Serrano. “Soy su nuevo ejecutivo de cuenta. Debo enviarle su tarjeta de débito. ¿A qué sucursal?”, le habría indicado el falso empleado a su víctima.
Ante esto, Luis respondió que no quería una tarjeta, y ya se hacía la idea de que se trataba de una estafa. Sin embargo, el falso funcionario le consultó si había experimentado algunas demoras en sus transferencias Sinpe, lo cual era cierto. Además, le brindó su número de cuenta y le dijo que para evitar las demoras era necesario hacer un cambio de usuario.
Luis expresó sus sospechas de fraude al sujeto, quien le indicó los últimos cuatro dígitos de una tarjeta de crédito platino que él poseía en el Banco Popular, más una adicional que tenía para su esposa, agregando la fecha de emisión y de vencimiento. Incluso, el estafador le dijo que le ofrecía una nueva tarjeta porque había cancelado otra en abril del 2021 por intento de estafa.
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En ese momento, Luis pensó que no era un fraude, pues esos datos no podía saberlos alguien afuera del banco.
Luis se dio cuenta, después de la llamada, que el estafador digitó su número de cédula en la página del Banco Popular e intentó ingresar sin la contraseña, lo que arroja la opción de pedir cambio de clave. Allí, el delincuente acepta y el sistema manda la nueva clave al correo de la persona que está en proceso de ser estafado.
Luego, el estafador le dijo a su víctima que a su correo electrónico llegaría una contraseña nueva, la cual debía ingresar con un falso usuario nuevo brindado por ellos, de manera que Luis no pudiera registrar su “nueva cuenta”.
Él intentó varias veces meterse a su cuenta en la página real del banco con el supuesto usuario nuevo, hasta llegar a un punto de confusión en que mientras escribía la contraseña que le había enviado el sistema, la dijo en voz alta.
“El tipo me dice: ‘mire que digite su contraseña con mayúsculas, minúsculas y números’. En algún momento yo empiezo a hacerlo, solo que en voz alta, y allí ya me caí”.
Luis cree que de no haber cometido este error, el estafador eventualmente le hubiese dicho que iba a ingresar a la cuenta por él. “Solo que yo se lo facilité”, contó.
“En eso me llegan dos correos del banco. El tipo dice que eran correos de prueba. Y de pronto llegan informes de tres transferencias”, detalló. Al indicarle esto al falso funcionario, le respondió que eran transferencias de prueba.
“Colgué y llame al Banco Popular y dije: ‘de inmediato bloqueen mi cuenta’. Di mi versión y de hecho ya habían hecho dos transferencias al Banco Nacional. El banco dice que de inmediato pidieron al BN que suspenda las cuentas. Y el Banco Popular insiste que debía haber colgado y no dar información. Montaron bien todo”, dijo Luis.
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A pesar de que afirma saber quién es el hombre que recibió su dinero, no cree que haya posibilidad alguna de recuperarlo.
“Cuando he llamado al banco me dicen que está en estudio. No voy a conseguir nada, es perder el tiempo. Yo sé a quién le enviaron el dinero y no hay nada que hacer, sé dónde vive, dónde come y qué lugares frecuenta. Igual lo sabe el OIJ y de nada va a servir, así que no pierdo el tiempo, es plata perdida”, afirmó.
“Lo que deseo recalcar es que definitivamente hay insiders en los bancos”, indicó Luis. “Una persona de ese banco a escondidas me dijo que saben que hay personas que de alguna manera pasan información a los estafadores. Lo interesante es que me hacen un depósito dos horas antes por ¢8 millones y luego me llaman. Alguien les avisó”, aseguró.
La Policía Judicial ha llamado a la población a estar atenta para evitar este tipo de estafa, pues ahora los delincuentes usan aplicaciones para enmascarar su número y que a la víctima le parezca que la llaman desde el banco.
Además, el OIJ ha señalado que estos fraudes, además del aumento de recursos tecnológicos de los criminales, son posibles gracias a que empleados de los bancos venden las bases de datos. Los estafadores también recurren al robo de datos en redes sociales o a la compra de bases de datos de rifas, obtenidas cuando las personas escriben su información en cupones.