En menos de 12 horas, el país contabilizó nueve homicidios en Guanacaste, Heredia, Limón y San José. Una escena con tres asesinados y otra con dos son parte del macabro recuento entre la noche del 13 de abril y la madrugada del viernes 14.
Todas las víctimas son hombres y todos murieron en ataques a balazos, muchos de ellos perpetrados con armas de grueso calibre o semiautomáticas, cuyo uso está prohibido entre la población civil. Disputas de grupos narco por los territorios para la venta de droga o ajustes de cuentas podrían estar asociados a algunos de estos crímenes.
Luego de estos hechos de sangre, Costa Rica contabiliza 251 asesinatos en los primeros 104 días del año, lo cual es equivalente a un homicidio cada 10 horas. Al comparar la estadística con el mismo periodo del 2022, ya suman 75 muertes más.
Según el reporte de la Cruz Roja Costarricense, la escalada violenta empezó a las 6:58 p. m. en Matapalo de Sámara, en Nicoya, Guanacaste, donde falleció un hombre de 22 años, herido de bala en el tórax. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) lo identificó como Michael Hernández Muñoz, oriundo de Limón, pero con domicilio electoral en Tibás, San José.
Al momento del suceso, Hernández estaba con otros hombres en vía pública, cuando pasaron otros sujetos en moto y le dispararon en varias ocasiones. Se presume que tanto el fallecido, como sus acompañantes, estaban de paseo en la zona cuando sobrevino la agresión.
A las 7:19 p. m., en Sarapiquí de Heredia, los socorristas recibieron el aviso de un herido por arma de fuego con varios disparos en la cabeza, pero cuando llegó la ambulancia ya el paciente no tenía signos vitales. Agentes judiciales lo identificaron como Alberto Antonio Díaz Hernández, de 24 años.
Se sabe que el hombre viajaba en moto, con su compañera sentimental, hacia su casa en calle Tilintes. Al llegar al domicilio, salieron dos hombres de un bananal cercano y les dispararon indiscriminadamente. La mujer, cuya identidad no trascendió, recibió una herida en la pierna izquierda y fue trasladada de manera inmediata a la clínica de Puerto Viejo en condición estable.
A las 10:20 p. m., en Liverpool de Limón, carretera a Río Blanco, ultimaron a José Manuel Jiménez Mora, de 25 años, en un bar de la zona. “Unos 15 minutos después de su ingreso llegaron dos hombres encapuchados y le dispararon en múltiples ocasiones, impactándolo en diferentes partes del cuerpo”, agregó el OIJ.
En la escena se recolectaron 25 casquillos de un fusil de asalto.
Una hora más tarde, a las 11:25 p. m., en Venecia de Matina, se produjo el hecho más violento de todos, cuando en una balacera murieron tres hombres de 38, 29 y 24 años.
El OIJ precisó que los ahora fallecidos estaban departiendo en un bar, conocido anteriormente como El Coquito, cuando ingresaron entre 3 y 5 sujetos encapuchados, quienes sin mediar palabra atacaron a los otros a balazos con armas de grueso calibre AR-15 y AK-47, y pistolas.
En el sitio murieron Adonis Vargas Cabezas (29 años) y Jordany Carmona (24). El primero era vecino de Roxana de Pococí, y padre de un niño de 10 años. Carmona era soltero, sin hijos y vecino de Carrandí de Matina.
El tercer fallecido es José Manuel Quesada Córdoba (38), quien intentó huir pero lo persiguieron y lo asesinaron en la entrada del local comercial. Era papá de tres menores de entre 14 y 9 años y registraba domicilio electoral en Carrandí. La Policía investiga si él pudo ser una víctima colateral de los homicidas.
Una cuarta persona resultó con una herida de bala en un tobillo y fue remitida a un centro médico local. Agentes del OIJ de Batán se encargaron de la escena.
Amanecer a balazos
Mientras tanto, en Vargas Araya de Montes de Oca, a las 4:53 a. m. una persecución y balacera despertó a los vecinos de esta tranquila zona residencial. Durante el tiroteo, un vehículo Chevrolet Spark azul se estrello contra un poste y de otro carro se bajaron tres hombres con armas de grueso calibre, quienes asesinaron a dos hombres de entre 20 y 30 años.
Según se observa en las imágenes de cámaras de seguridad, el conductor y un pasajero del Spark lograrpn huir de la escena apenas chocan, mientras que los otros dos fueron ultimados en los asientos traseros del vehículo. Una de las víctimas intentó escapar, pero lo remataron en la calle, por lo que su cuerpo quedó tendido entre la vía pública y el asiento.
El suceso se registró a 700 metros de la Universidad Latina, en una zona habitacional, donde residen familias y estudiantes. El carro con los fallecidos quedó frente al bar Campus, antiguo Ciro’s, mientras que el vehículo usado por los homicidas fue abandonado en las cercanías de la iglesia de Sabanilla.
La Policía Judicial envió agentes de homicidios y de recolección de indicios y a eso de las 9:50 a. m. levantaron los cadáveres.
Varios lugareños, quienes hablaron bajo condición de anonimato, lamentaron que la comunidad, caracterizada por la tranquilidad, ahora se vuelva una amenaza. “Esta es la realidad en Costa Rica, ya no hay ningún lugar seguro”, reconoció otro de los vecinos.
Por último, a las 6:30 a. m., murió un hombre de apellidos Rosales Ruiz, de 48 años, en barrio Gertrudis, un kilómetro al oeste del centro de Limón. Él viajaba en su vehículo y al hacer un alto se le acercaron dos hombres en motocicleta, quienes le dispararon en reiteradas ocasiones con un arma AK-47. Según la Policía, Rosales había salido de su casa y se dirigía a su trabajo cuando ocurrió el mortal ataque.
Esto dice Presidencia
Apenas el miércoles pasado el presidente de la República, Rodrigo Chaves, acusó a los medios de comunicación de presentar como una crisis la ola de homicidios e inseguridad que afronta el país. En criterio del mandatario, no debería considerarse como tal.
“Una cosa es un problema de salud crónica y otra cosa es un cuadro agudo”, expresó el presidente Chaves el miércoles en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Gobierno.
“La situación de los homicidios en Costa Rica no es una situación nueva, como han querido hacer ver alguien o algunos que ustedes conocen, incluyendo medios de comunicación específicos, que lo quieren hacer ver como una crisis”, dijo.
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De mantenerse la ola homicida, el país podría cerrar el 2023 con entre 800 y 900 asesinatos, muy por encima de los 656 acumulados en el 2022, considerado, hasta ahora, el año más violento en la historia. San José (66), Limón (63) y Puntarenas (37), encabezan las provincias con más asesinatos.
Especialistas judiciales y exjerarcas en Seguridad han venido advirtiendo la necesidad de fortalecer los cuerpos policiales y aportar capital para contratar más personal, comprar patrullas y dotar a los agentes de las herramientas necesarias para combatir el hampa.
Gustavo Mata, exministro de Seguridad, declaró este viernes que el país está ahogado en marihuana y cocaína que ingresan desde Suramérica y que eso favorece las disputas entre miniclanes narco que pululan. Sostuvo que incluso el transporte de droga hacia Norteamérica se paga con más droga, la cual se queda en Costa Rica para la venta local.
Colaboraron en esta información el periodista Aarón Sequeira y el corresponsal Raúl Cascante.