El administrador del yate donde un hombre falleció intoxicado el domingo pasado en playa Herradura de Garabito, afirmó que su embarcación fue invadida por las personas que luego sufrieron el incidente con una sustancia aún desconocida. “Yo nunca presté el barco, no estaba al tanto de lo que se estaba haciendo hasta el domingo alrededor de las 9 de la mañana, que otro compañero me llamó a informarme lo que estaba sucediendo”, declaró en entrevista con La Nación.
Este encargado, quien se reservó la identidad por recomendación de su abogado, explicó que un lugareño que a veces le ayuda con trabajos en el barco, y tres personas más, estaban en el yate desde el sábado, horas antes del suceso que dejó nueve hospitalizados. Ellos inicialmente entraron sin permiso, pero luego él encargado les dio aval, pues le aseguraron que estaban en el navío para ver el atardecer; no obstante, él asegura que nunca estuvo al tanto de que fueran más personas las involucradas.
“Él (la persona que hace trabajos en el barco) estaba con un grupo de amigos que andaban en otra embarcación ese día (sábado), cuando regresaron decidieron entrar al barco, ellos no tenían permiso de parte mía para entrar, cuando un compañero que estaba en la bahía me informa que hay gente en el barco, yo le digo a él que se apersone y que los saque”.
“En ese momento van a ser las 6:40 p. m., este señor (su ayudante) me manda un mensaje de texto diciendo que él y tres personas más habían ingresado al barco para ver el atardecer, que en un momento salen, yo le dije que okay”.
Lo siguiente que supo el encargado fue el hecho que se hizo público el domingo en la mañana. Él afirmó solo conocer personalmente a dos de los que estaban en el yate. El incidente provocó la muerte de Allyson Guillermo Ávila Gómez, de 34 años, vecino de Aserrí y a quien los socorristas encontraron sin vida en la embarcación. Ávila era soltero y sin hijos y había cumplido años apenas el 7 de febrero anterior.
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El navío se encontraba unos 400 metros mar adentro al momento del hecho y se presume que se dirigía hacia Isla Tortuga. El 9-1-1 recibió el reporte cerca de las 9 a. m.
Los otros afectados fueron trasladados inconscientes a tierra por medio de una lancha de pesca. En total, nueve personas fueron transferidas a la Clínica de Jacó y al Hospital Monseñor Sanabria, cinco en condición grave. Este lunes se reportó que tres afectados ya habían sido dados de alta, mientras que otros tres seguían delicados. Los dos conocidos del administrador estuvieron entre los intoxicados, sin embargo, él no obtuvo los detalles de su estado de salud.
El encargado del barco apuntó que considera interponer una denuncia penal contra las personas que, según él, invadieron el yate, el cual está disponible para que turistas lo alquilen. Según datos del Registro Nacional, la nave, bautizada Rock and Roll, data de 1980, está construída en fibra de vidrio, tiene 16 metros de eslora y un valor en Hacienda de ¢51 millones. Como propietaria aparece una sociedad anónima.
Además, en una página en Internet, dedicada a la promoción de la pesca deportiva, se asegura que el Rock and Roll está equipado con televisión, estéreo, aire acondicionado, tres cabinas con baño, cocina, microondas, refrigeradora y un ice maker. Alquilar el bote por un día completo cuesta $2.500.
Además, en la página en Facebook de este navío se organizan tours a las islas Tortuga y Cedros; así como playas Mantas, Fantasía y Muertos.
El administrador aseguró que ya rindió declaraciones a las autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que investigan el caso y que se puso a su disposición para colaborar en el avance de la pesquisa.
Droga en la pizza
Este miércoles, el OIJ confirmó que perros entrenados detectaron rastros de droga en residuos de pizza que estaban en el yate.
La Policía Judicial detalló que aún se desconoce qué tipo de droga lograron oler los perros, por lo que el equipo forense de investigación analiza tanto los restos de pizza, como las pruebas de sangre que les sacaron a todas las personas afectadas.
Este lunes, los investigadores duraron cerca de dos horas en una inspección profunda del yate, como parte de la indagación para encontrar qué provocó la muerte de Ávila Gómez.