Para las autoridades judiciales, el único sospechoso de asesinar a Kimberly Araya Granados es su esposo, un hombre de apellidos Pérez Mena, de 39 años, quien, según algunas fuentes cercanas al caso, cayó en contradicciones durante los ocho días en que su pareja estuvo desaparecida.
El paradero de Kimberly, de 33 años, se perdió el 18 de abril por la noche, pero hasta el día siguiente, a las 6:40 p. m., su marido reportó el caso ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Sin embargo, hubo algunos detalles que Pérez Mena mencionó y que resultaron inconsistentes, por ejemplo: dio tres versiones de lo que hizo en la noche en que su pareja supuestamente no llegó a dormir.
Ocho días después, el viernes 26 de abril, gracias al rastreo de las cámaras de seguridad en algunas viviendas, comercios y el peaje de la ruta 32, la Policía Judicial logró localizar el cuerpo de la madre de tres niños en un barranco en el cerro Zurquí. Los videos evidencian que Kimberly llegó con vida a su casa el día de la desaparición; el servicio de transporte privado en el que viajó la dejó en la entrada de la servidumbre que conducía a su vivienda, cerca de las 10 p. m. Además, según Randall Zúñiga, director de la Policía Judicial, existía certeza de que el automóvil del esposo salió de la residencia a las 11 p. m., una hora después de la llegada de Araya Granados.
A pesar de ello, en los días posteriores a su desaparición, Pérez Mena insistía en centrar las investigaciones en las plataformas de servicios de transporte privado. El sujeto negó inicialmente a los familiares de su pareja que él hubiera salido de la casa esa noche. Luego afirmó que “salió a pie a buscarla” y en otro momento, manifestó que “sí salió en su vehículo”, según precisó un allegado de Kimberly a La Nación.
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A pesar de que Pérez Mena denunció la desaparición de su pareja el viernes 19 de abril, no fue hasta el lunes 22 que las autoridades obtuvieron una fotografía de Kimberly para hacer público el caso y pedir colaboración a la ciudadanía.
“Si se va, la mato”
De acuerdo con la fuente consultada por este medio, durante ese fin de semana los familiares de la joven centraron su búsqueda en hospitales y centros médicos, pensando en dos posibilidades: que la pareja la había golpeado y estaba en alguna clínica, o que había sido golpeada y estaba en algún lugar esperando a que las marcas desaparecieran, para no tener que darle explicaciones a sus allegados.
Mientras las primas y los hermanos la buscaban, su pareja les dijo que él estaba seguro de que la muchacha no se presentaría a trabajar el lunes y decidió empezar a retirar de la vivienda los artículos de maquillaje y otros objetos personales de Kimberly.
El lunes 22 de abril, un pariente cercano recordó que el esposo de Kimberly había mencionado en una reunión familiar que, en caso de que ella algún día lo dejara, la mataría. A partir de ese momento, no descartaron a Pérez como sospechoso. Además, algunos confidentes de Kimberly ya sabían que ella le había planteado el divorcio a Pérez Mena, y que él había pedido posponer la separación hasta finales de año, para dar unos meses y preparar a los hijos para el proceso.
Para sus familiares más cercanos, era imposible que Kimberly se hubiera esfumado sin llevarse a sus hijos, pues la recuerdan como una mujer que siempre quiso tener familia y muy dedicada con sus pequeños de 11,10 y casi cuatro años.
La muchacha era la “chineada” de la familia y siempre le celebraron su constante proceso de aprendizaje. Cursó secretariado e inglés y estudiaba administración de negocios. El dominio de un segundo idioma le permitió trabajar en una empresa en El Coyol de Alajuela, en el área de servicio al cliente. Mientras ella trabajaba, su esposo ofrecía servicios en una plataforma de transporte de personas y los niños se quedaban en casa de una hermana del sospechoso, en Alajuela.
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Sospechoso mensaje por WhatsApp
La última de las inconsistencias ocurrió el propio 18 de abril. Según la secuencia cronológica conocida por las autoridades, Kimberly llegó a su hogar alrededor de las 10 p. m. Además, otros parientes que residen en la misma propiedad de la familia de ella, arribaron alrededor de las 10:50 p. m., y a las 11 p. m., el vehículo del esposo de Araya Granados salió del terreno para regresar al filo de la medianoche.
Sin embargo, a las 10:40 p. m., un pariente cercano recibió un mensaje a través de WhatsApp desde el teléfono de Kimberly. El texto decía que ella había tenido un contratiempo y que le dejaran el candado puesto, no cerrado del todo, al portón. Hoy en día, este familiar está convencido de que ella no envió ese mensaje por dos razones: primero, porque ella no solía cometer errores ortográficos y el mensaje los tenía; segundo, porque para la hora en que se envió el mensaje, Kimberly ya llevaba 40 minutos en casa, según el OIJ. Además, si ella hubiera enviado el mensaje, habría llegado tarde a casa, lo cual tampoco era habitual en ella.
Kimberly Araya Granados era la “niña” consentida de esta familia oriunda de Pérez Zeledón. Los abuelos de la joven hace muchos años decidieron establecerse en el cantón Central de Alajuela. Ella se crió en ese lugar y, años más tarde, su mamá se mudó a San Luis de Santo Domingo de Heredia.
Cuando ella era una jovencita de 18 años, conoció a su esposo en una iglesia que ella y sus familiares frecuentaban. Su esposo, quien nació en Alajuela y se crió en en residencial Silvia Eugenia, en el distrito de Desamparados, llegó a ese recinto religioso en busca de cambiar su vida.
Incluso, en su aniversario de casados número 11, en el 2021, Pérez Mena señaló en sus redes sociales que Kimberly le cambió la vida.
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La familia de la joven fallecida dice creer en la justicia del país, espera que las autoridades logren demostrar qué pasó esa noche del jueves 18 de abril. Por lo que han leído en redes sociales, desean aclarar que no son una familia de dinero, que tampoco tienen influencias en el OIJ y que reconocen que las autoridades lograron recabar pronto mucha información para poder dar con el cuerpo de Kimberly. Esperan que pronto aparezcan otras mujeres, como el caso de Nancy Margot, desaparecida hace un mes en San Carlos.
Kimberly fue sepultada el fin de semana en Heredia, en ausencia de sus hijos, pues los especialistas recomendaron no someterlos a tan doloroso momento. Mientras tanto, Pérez Mena descuenta un año de prisión preventiva.