Casi 30 años después de haber sido compañeras en la Universidad, la presidenta Laura Chinchilla pidió a la criminóloga Ana Isabel Garita que aceptara el cargo de ministra de Justicia por los 10 meses que quedan de este Gobierno.
Chinchilla presentó ayer por la tarde a Garita como el reemplazo del saliente ministro Fernando Ferraro, quien se va del Gobierno para asumir una silla en la Secretaría de la Conferencia de Ministros de Justicia de Iberoamérica.
En cuanto a Garita, la presidenta resaltó que es una especialista en temas de administración de justicia penal, notaria con especialidad en Criminología y que se ha desempeñado como experta en su campo en varios países.
De hecho, Garita solo tiene dos años y medio de vivir en Costa Rica, luego de trabajar durante 17 años en Guatemala, donde, entre otros puestos desempeñados, fungió como jefa de gabinete de la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig).
Garita expresó su apoyo a la gestión de la presidenta y dijo que, si bien se conocen desde hace “bastantes años”, nunca había trabajado directamente con la presidenta, al tiempo que evadió responder si es amiga de la mandataria.
El reto. La nueva jerarca planea asumir su cargo el 1.° de julio, y afrontará como principales retos una sobrepoblación carcelaria que amenaza la seguridad de los privados de libertad en los centros penales del país.
Ante este reto, Chinchilla dijo que el Gobierno realiza esfuerzos por paliar el problema y recalcó que durante su administración se han habilitado más de 1.000 nuevos espacios carcelarios.
En octubre, Ferraro afirmó que que en solo tres años el exceso de reos en las prisiones se multiplicó por cinco, en un país donde la capacidad carcelaria solo se aproxima a los 5.000 privados de libertad.