“El menor se encontraba en la iglesia conversando con el encartado (Mauricio Víquez), ya que le habían desconectado la luz de su casa. En determinado momento fue abordado por el imputado, quien lo trasladó a su habitación con el pretexto de charlar un momento. Le indicó que se sentara en una silla, le entregó una suma de dinero equivalente al recibo de luz y le manifestó: ‘Qué lástima que no tengo qué ponerlo a hacer, pero tengo ganas de que me haga masajes porque me siento agotado’.
“Acto seguido, el imputado, con el fin de abusar sexualmente del ofendido y satisfacer sus deseos sexuales, valiéndose de su condición de vulnerabilidad en razón de su escasa edad y aprovechándose de la relación de poder y confianza resultante de su condición de sacerdote, le colocó aceite en las manos al ofendido e hizo que lo tocara en su pecho por debajo de su ropa, asimismo lo besó, y le indicó que eso era normal y le ordenó que le besara el pecho, por lo que el menor lo hizo, mientras él (Víquez) le indicaba: Solo piense en la situación que está pasando, no en lo que estamos haciendo (...)”.
El extracto anterior forma parte de la acusación que expuso la fiscala Andrea Murillo Briones contra el exsacerdote Mauricio Víquez Lizano, quien figura como sospechoso de dos delitos de abuso sexual en perjuicio de persona menor de edad, dos de violación agravada y uno de corrupción agravada.
La fiscala leyó un documento, en el que se detallan tres momentos, todos entre el 1.° de julio y el 31 de setiembre del 2003, en los que el excura se habría aprovechado de que un niño de 11 años realizaba algunas labores en el templo de Patarrá de Desamparados, San José y él era el encargado de pagarle por ello, para cometer diversos delitos sexuales que incluían tocamientos, vejámenes sexuales y felaciones.
En una de las presuntas agresiones, la pieza acusatoria indica que el ahora exsacerdote le pedía al niño relajarse, mientras él lo violaba en una habitación. “El imputado acostó al menor en una cama, le indicó que si aceptaba lo que él quería hacerle le daba plata y lo accedió carnalmente (...), mientras le indicaba que se relajara, ya que el menor le decía que le dolía mucho”.
Los hechos relatados por Murillo también constan, de una manera más resumida, en la querella expuesta por el abogado Rafael Gullock Vargas, representante del denunciante, un joven que en la actualidad tiene 30 años y que denunció lo sucedido en el 2018.
Por su parte, el defensor de Víquez, Rafael Rodríguez Salazar, aseguró que a lo largo del debate, con la evacuación de la prueba, demostrarán que los hechos acusados “no son ciertos”.
Cambio de sede
El contradictorio contra Víquez comenzó este lunes a las 2 p. m. en las salas de juicio del Primer Circuito Judicial de San José. Inicialmente, estaba programado para las 8 a. m. en los tribunales de Desamparados; sin embargo, por un tema de aforo por la pandemia de covid–19 y por la cantidad de abogados involucrados, los jueces Willy Escalante Quirós, Luis Alberto Venegas Marín (quien preside) y Henry Castro García decidieron pasarlo de sede para cumplir con las reglas sanitarias.
Aunque contra Víquez se presentaron en total cuatro denuncias, en octubre del año pasado un Tribunal, integrado por Escalante y Venegas, confirmó la prescripción de tres de las cuatro denuncias por delitos sexuales que se seguían contra el Víquez Lizano, por lo cual se dictó un sobreseimiento a su favor. Las denuncias que fueron desestimadas son las que impusieron tres hombres de apellidos Rodríguez Solera, Venegas Abarca y Muñoz Quirós. Estas aún están en proceso de apelación.
Por ello, se generó un testimonio de piezas (expediente derivado del principal), bajo la sumaria 21–000008–522–TP, cuyos hechos son los únicos que se ventilarán en este debate en perjuicio de un muchacho de apellidos Alvarado Quirós.
El caso
Mauricio Víquez, exvocero de la Iglesia católica costarricense en asuntos de familia y reconocido por sus fuertes planteamientos en pos del matrimonio tradicional, fue capturado en Monterrey de Nuevo León, México, en agosto del 2019 por parte de la Policía Federal de ese país y fue devuelto a suelo nacional en mayo del 2021 para enfrentar la causa judicial que se le atribuye. Actualmente permanece en el Centro de Atención Institucional (CAI) Antonio Bastida de Paz, en Palmares de Pérez Zeledón.
Su arribo al país se concretó más de un año después de que el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, concedió en extradición al excura y luego de tres meses de que el juez mexicano Juan Mateo Brieba De Castro, rechazara un amparo presentado por los defensores del exsacerdote, radicados en aquel país, para evitar su extradición.
El religioso había abandonado Costa Rica el 7 de enero del 2019. Estuvo en Panamá y luego cruzó a México, donde fue detenido. Wálter Espinoza, director de la Policía Judicial, afirmó en conferencia de prensa un día después de la detención, que la apertura de dos cuentas de redes sociales por parte de Víquez les permitió hacer un trabajo de inteligencia coordinado con las autoridades mexicanas.
El imputado, de 57 años y oriundo de Heredia, estaba a punto de cumplir 30 años de ejercicio sacerdotal cuando fue expulsado del estado clerical el 25 de febrero del 2019, según lo que recomendó la Congregación para la Doctrina de la Fe al Tribunal Provincial Eclesiástico de Costa Rica.
El Código Penal establece penas de cuatro a diez años para el delito de abuso sexual, de 10 a 16 años para violación y de 12 a 18 para violación en modalidad calificada.