Completamente sola, en una celda de tres por tres metros cuadrados, con un servicio sanitario sin tapa, un baño, un colchón sobre cemento y cielorraso de rejas por el cual se mete el polvo y pasan los ratones.
Así se encuentra la exjueza de Limón Rosa Elena Gamboa Haeberlek, quien el 18 de marzo fue sentenciada a 14 años de cárcel porque, en el 2011, benefició a un sujeto acusado de narcotráfico al cambiarle las medidas cautelares y dejarlo libre.
El hombre, identificado como Raduán Zamora Valerio, había sido detenido junto a otros cinco sujetos con más de una tonelada de marihuana en Limón. Al quedar libre, se fugó.
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El pasado 18 de junio, la exfuncionaria, de 65 años, cumplió tres meses de prisión preventiva de los seis que le impuso el Tribunal Penal de Goicoechea mientras queda en firme su sentencia. Por razones de seguridad, ella está presa en una celda aislada, conocida como vocho, en la cárcel El Buen Pastor, en San Rafael Arriba de Desamparados, San José.
“Tengo que pasar todo el día ahí (en el vocho), solo tengo derecho a una hora de sol en una celda de perlin con malla alrededor y techada hasta la mitad. Cuando llueve, uno se moja. Esa es el área donde se nos da una hora de oxigenación al día”, describió la exfuncionaria a La Nación, en la primera entrevista que da desde su condena.
Por esas condiciones, el pasado 6 de mayo, Gamboa presentó un recurso de hábeas corpus ante la Sala Constitucional en el que pidió su liberación, sin embargo, fue declarado sin lugar.
María de los Ángeles Chaves, directora del centro penitenciario, argumentó ante la Sala que Gamboa se mantiene aislada debido a su anterior condición de jueza, lo cual podría causar que, en un módulo colectivo, otras presas intenten dañar su integridad física o emocional.
De acuerdo con Chaves, a Gamboa se le ofreció la posibilidad de ser trasladada a un módulo de "compromisos y responsabilidades", donde se encuentran privadas de libertad en quienes se promueve el buen comportamiento, pero ella ha rechazado esa opción.
Gamboa manifestó que se negó porque le pusieron la condición de firmar que está de acuerdo y "los estaría librando de responsabilidad en caso de que suceda algo", pues señaló que en su vida ha enviado a prisión a "infinidad" de personas y que alguien podría querer vengarse.
"No hay ninguna forma de garantizar mi seguridad física y mi vida. Entonces, si el día de mañana me pasa algo aquí, nadie sería responsable porque tendrían un papel donde dicen que acepté irme", arguyó.
Crítica. Gamboa también se refirió al proceso judicial que se llevó a cabo en su contra, el cual calificó como una "charanga".
En un inicio, se mencionó que supuestamente ella recibió dinero para permitir la libertad de Zamora.
"Hablaron de ¢20 millones, de ¢10 millones, nunca se pusiera de acuerdo. Pero nunca hubo ni un cinco de pago, y ellos lo sabían. Es totalmente falso. Dijeron que yo tenía hasta un yate. Yo tenía una casa hipotecada que perdí a raíz de esto y un carro que todavía lo tengo y aún debo $7 mil, que los pago mensualmente con mi pensión. Entonces, el Tribunal me condena por ser amiga del defensor de Raduán (el abogado Eduardo Barboza)", aseguró la reclusa y añadió que, si pudiera devolver el tiempo, volvería a poner en libertad al imputado pues consideró que tenía arraigo laboral.
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Durante la etapa de juicio, el Ministerio Público no pudo probar que Gamboa haya recibido dinero para liberar a Zamora.
Para la exjueza, desde que empezaron las acusaciones en su contra, se le ha considerado culpable pese a que no se hallaron pruebas.
"Se supone que en Costa Rica existe un principio de inocencia, en mi caso lo que hubo fue un principio de culpabilidad", aseveró.
Incluso, en el hábeas corpus que presentó ante la Sala, la exjueza también se quejó por la sentencia del Tribunal Penal de Goicoechea que la condenó, pues señaló supuestos errores en la escritura, ya que, el 29 de abril, fue incorporado al expediente un documento titulado “Sentencia escrita correcta”. No obstante, ese Tribunal adujo ante los magistrados que solo se trató de un cambio de folio.
Amigos. Cuando Gamboa fue condenada, los jueces consideraron que ella liberó a Zamora por la "amistad íntima" que tenía con Eduardo Barboza Orias, abogado del imputado.
Sobre esto, la exjuzgadora reconoció que él sí es su amigo desde el 2010, cuando era alcalde de Limón, pero niega que esa relación haya influido en el cambio de medida cautelar del sospechoso.
"Él (Barboza) defendía a dos imputados en ese caso, si eso hubiera sido así, ¿qué necesidad tenía yo de decidir por solo uno de ellos?", alegó en la entrevista con este medio.
"Es común que jueces tenga amistad con litigantes o que se acerquen a hablarles (...) Muchísimos de los litigantes en Limón fueron mis alumnos, otros fueron compañeros de trabajo y estudio. Solo que hubiese una prohibición para que el juez hable con litigantes. Pero aquí, si uno habla con ellos es un corrupto, pero si habla con el Ministerio Público no importa", criticó la exjueza.
Gamboa sostiene que fue una funcionaria honesta y dice sentirse dolida con la administración de justicia por su condena. Por ahora, ella espera que el Tribunal de Apelación resuelva pronto la impuganción del primer fallo, que le dé la razón y recuperar la libertad.