Casi cuatro meses han pasado desde que los cuerpos de Fernanda Sánchez y su hija Raisha aparecieron a unos 300 metros de su casa en San Pablo de León Cortés.
Lejos de tener respuestas por parte de las autoridades, la familia sufre el desconcierto porque no se notan avances en la investigación de ese doble homicidio, que cerró una estela de violencia doméstica.
El pasado 13 de setiembre, en el centro de ese cantón, situado en la zona de Los Santos, se realizó una marcha pacífica en la que amigos de las víctimas y vecinos recorrieron varios kilómetros con pancartas y altavoces, pidiendo respuestas.
“Somos el grito de las que ya no están” decía una de las cartulinas, mientras que en otra se leía: “El asesino anda suelto y espera por su próxima víctima”.
Decenas de personas, la mayoría vestidas de negro, acompañaron a la familia en la caminata y la misma escena se repitió este 21 de noviembre.
Este es uno de los múltiples casos donde la presunción de feminicidio existe, pero no se puede catalogar aún como tal, porque muchas veces la investigación exige hasta un año o más para determinarlo y en algunas ocasiones no se logra precisar.
Fernanda Sánchez, era ama de casa, tenía 31 años. Su hija era una colegial de 12 años.
La Policía Judicial mencionó que la mujer tenía varios golpes en su cara y que la menor presentaba un golpe contuso en la frente.
Los cuerpos estaban a una distancia de 15 metros uno del otro y fueron encontrados a 300 metros de la casa donde vivían, la cual fue incendiada.
Ambas fueron sepultadas por separado, pues debido a los problemas familiares, el padre de la menor retiró el cuerpo de la adolescente y realizó las honras fúnebres al margen de la familia de Fernanda, que, por su parte, se encargó de sepultar a esta última.
Aunque al inicio había sospechas de que el compañero sentimental de la mujer, un hombre de 50 años y padre de la adolescente, pudiese haber tenido participación, lo cierto es que todavía no se ha probado nada y no se le detuvo en ningún momento.
Los familiares de Fernanda afirman que seis meses antes de que ocurrieran los crímenes, el compañero la había amenazado de muerte e incluso las amenazas alcanzaron a Miriam, una de las hermanas de la adulta asesinada; sin embargo ninguna formalizó denuncias contra el agresor.
Fernanda era la menor de seis mujeres en una familia de doce hijos.
Vivía en una casa de madera, en barrio La Virgen, la cual fue incendiada el día en que aparecieron los dos cuerpos en un barranco cercano.
El audio de una llamada telefónica a su hermana reveló las supuestas agresiones que sufría. “Él se goza haciéndome daño”. En otra parte de la grabación, la mujer añade que el sujeto le decía: “Yo hago con usted lo que a mí me dé la gana y hasta que a mí me dé la gana la dejo irse”.
Pareja en desacuerdo
Debido a las constantes discusiones, la pareja tenía siete meses de vivir en la misma propiedad, pero aparte. El hombre, quien es casi 20 años mayor que su excompañera, pernoctaba en una especie de bodega, y las dos mujeres en la casa, situada en una finca que la pareja cuidaba desde años atrás.
Él le decía a Fernanda que se fuera y le dejara a la menor, a lo que ella respondía que solo se iría si él le firmaba la patria potestad de la adolescente, para llevársela con ella. Fue algo en lo que nunca se pusieron de acuerdo, explicaron los familiares de las mujeres ultimadas.
En declaraciones que brindó poco después de los hechos, Luz Miriam Sánchez, hermana de Fernanda, dijo que esta última vivía un dilema, pues solía decirle que no quería separar a la menor del papá, porque la niña lo amaba".
Eso fue reafirmado por Luisa, otra hermana de Fernanda, en el sentido de que la jovencita era muy querida por su padre, lo cual aumenta las dudas sobre por qué la mataron aquel jueves, 30 de julio.
Por su parte, Carlos Alberto Sánchez Aguilar, otro hermano de Fernanda, manifestó el día de los hechos al canal Altavisión, que la pareja sentimental de su hermana la había amenazado de muerte.
“El señor (...) amenazó de muerte hace ocho días a mi hermana y a mi otra hermana mayor, las amenazó de muerte a las dos, dijo que las iba a matar a las dos y efectivamente aquí está” , declaró el hombre aquella vez.
Hasta ahora el OIJ solo ha dicho a la familia que no tienen ningún elemento para inculpar al compañero de Fernanda con el doble homicidio, perpetrado a golpes con un objeto contuso, lo mismo que dijo el director de ese organismo al día siguiente de los hechos.
Mucho dolor y nada de rastros
“A todos nos duele pero tenemos que seguir adelante. Esperamos justicia porque esto no se puede quedar así. Esperamos que todo salga a la luz”, declaró una hermana en entrevista con La Nación.
La colegiala vivía en medio de los conflictos de sus padres, pero no decía nada y era Fernanda la que contaba a otra hermana y a su mamá sobre los problemas de violencia con su compañero.
“No ha aparecido nada, ni en la casa quemada, ni en los celulares, ni en el sitio y todo hace indicar que cuando ocurrió el hecho, el hombre estaba trabajando en una construcción en el centro de León Cortés, pues es maestro de obras”, afirmó otro allegado de la familia, que prefirió no identificarse.
Al parecer fue hasta que le avisaron del incendio en la casa que el hombre subió a barrio La Virgen, según lo indagado hasta ahora.
La familia insiste en que Fernanda no tenía problemas en el pueblo, pues se llevaba bien con todos, e incluso estuvo muchos años en el patronato de la escuela.
Por lo anterior, en reuniones familiares tratan de explicarse lo sucedido e incluso dramatizan lo que pudo haber pasado ese día, pero de momento solo tienen conjeturas en el sentido de que una posible venganza contra el hombre pudo haber cobrado la vida de su hija y que a Fernanda la habrían ultimado para no dejar testigos.
Celular se apagó a las 10 a. m.
“Yo fui hace un mes a la casa quemada. Sentía que necesitaba hacerlo, fue demasiado triste y cuando llegué al frente no pude avanzar por el dolor de imaginar otras veces cuando mi hermana estaba esperándome en la entrada con aquella chiquita que siempre salía con una sonrisa y me abrazaba”, recordó Luisa, una de las hermanas.
Añadió que a pesar de que el tiempo ha pasado, no han superado la tristeza, que sigue como si fuera el primer día.
Dijo que el homicidio de ambas tuvo que haber ocurrido entre las 10 a. m. y la 1:45 p. m. cuando surgió la alerta del incendio, pues el celular de la menor se desconectó a las 10 a. m.
De igual manera, a las 9:15 a. m. Fernanda Sánchez había hablado por teléfono con su madre, María de los Ángeles.
Al parecer unos peones que estaban en la finca percibieron el humo del incendio, pero no escucharon nada antes de ver el fuego. Fue hasta que llegaron los bomberos y Fuerza Pública, cuando se corroboró que las mujeres no estaban adentro, entonces se les buscó en los alrededores.