El médico Carlos Andrés Pérez Hernández, de 46 años, fue sentenciado a 35 años en la cárcel por el feminicidio de su esposa, María del Carmen Tacsan Ulate, el 19 de setiembre del 2020 en su casa, en Heredia.
La mujer, de 40 años, fue encontrada con un disparo en el cielo de la boca y múltiples lesiones de arma blanca. La hipótesis de la defensa fue que ella, quien supuestamente atravesaba una depresión, había decidido quitarse la vida.
Sin embargo, el Tribunal Penal de Heredia, conformado por los jueces Hansell Araya Morales, Eliécer Ramírez Alfaro y presidido por la jueza Nuria Villalobos, explicó que la pena se basa en la convicción de que las pruebas presentadas por la Fiscalía demostraron, “más allá de toda duda razonable”, la culpabilidad del imputado.
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Entre ellas, que una de las laceraciones que tenía Tacsan en su cuerpo fue provocada después de su muerte, lo que se trae abajo la hipótesis del suicidio.
Además, que en las cámaras de vigilancia del condominio no hay registros de que otra persona entrara a la propiedad de la pareja y que el único que entró y salió de la casa fue el propio Pérez.
Según la jueza, se impuso la pena máxima porque existen “indicios importantes” de que el acusado intentó manipular la escena. Entre lo expuesto en el juicio, la Fiscalía le atribuyó a Pérez haber drogado a su esposa con lidocaína (un somnífero), luego le disparó y la hirió múltiples veces.
“Usted es una persona inteligente, que maneja sistemas electrónicos y tiene conocimiento de cómo manejar ese tipo de sistemas y trató de manipular al sistema judicial haciendo creer, desde un inicio, incluso desde la llamada al 9-1-1, para avisar de la muerte de María y fingir un suicidio”, acotó la jueza en su explicación.
Los jueces también declararon con lugar la acción civil resarcitoria presentada por la hermana y la madre de Tacsan, por lo que Pérez fue condenado a pagar ¢50 millones a cada una por concepto de daño moral.
El hombre, visiblemente pálido y callado, escuchó la sentencia sin pronunciar palabra y luego fue trasladado a celdas por los custodios de la sala 7 de tribunales. Mientras la condena queda en firme, deberá descontar 8 meses de prisión preventiva.
Mientras tanto, aunque en la jueza había pedido silencio durante la lectura del por tanto, una de las asistentes del público le gritó femicida en dos ocasiones a Pérez, cuando se lo llevaban esposado. El médico trabajó un tiempo en el Hospital Enrique Baltodano, en Liberia y, al momento de los hechos, en plena pandemia, se había mudado con María del Carmen a Heredia.
Este es el segundo juicio que se tramita por este caso, pues en marzo del año pasado, Pérez Hernández había sido absuelto por los jueces Siany Mata, Juan Carlos Morales y Guillermo Ampié, quienes consideraron que existía duda razonable, aplicando el principio de in dubio pro reo. Sin embargo, tanto la familia de Tacsan, como la Fiscalía, apelaron la resolución que derivó en este nuevo debate.
“Se hizo justicia”
Carlo Díaz, fiscal general de la República, manifestó su satisfacción y calificó de contundente la explicación de la jueza, catalogando la sentencia como un “resultado positivo”.
“Cuando uno escucha la contundencia de la explicación que hace la jueza, no se entiende por qué en la ocasión anterior se absolvió a esta persona”, dijo Díaz.
Federico Campos, representante de la madre y hermana de la doctora Tacsan, aseguró que, a pesar de que la justicia no fue tan rápida, finalmente llegó la sentencia que aclararía la situación.
“Se hizo justicia para ella, su familia, sus amigos y para todos los que creían que ella nunca se hubiera suicidado, sino que fue asesinada, como las pruebas lo señalaban. En este juicio contamos con un tribunal sumamente objetivo”, enfatizó Campos.
El abogado José Miguel Villalobos, defensor de Pérez, mencionó que durante la sentencia hubo “un lenguaje de odio” por parte de la jueza y aseguró que fue un juego de “pasiones” al momento de explicar la razón de la condenatoria.
“Se le notaba nerviosa, dando datos que no correspondían (...) La sentencia está completamente equivocada”, aseguró el defensor, quien esperará la sentencia integral para valorar alguna apelación.
Laura Tacsan, hermana de la víctima de femicidio, expresó tras la lectura de la sentencia que su objetivo siempre fue pedir justicia y que la familia obtenga lo que merece de “alguien que mató a una mujer y que es un femicida”.
“Agradecemos que se hizo justicia para María Tacsan y es un camino que empezamos (...) que ningún femicida sepa que la lectura es que pueden matar y seguir libres como siempre”, dijo la mujer en las afueras de tribunales.
La acusación de la Fiscalía
Según la acusación del Ministerio Público, Pérez Hernández mantenía un control estricto sobre la vida de Tacsan, monitoreando su ubicación a través de su celular, regulando las personas con las que se relacionaba y supervisando el dinero que ella gastaba. La fiscala Cinthia Rodríguez Pérez sostuvo que el acusado “simuló el suicidio” de Tacsan, aprovechándose de la confianza que ella le tenía por su relación marital y su conocimiento médico.
Así mismo Siany Rodríguez, otra representante del ente acusador, sostuvo durante las conclusiones, que el día del crimen, Pérez dijo que esa mañana salió a caminar al volcán Barva en Heredia y que al regresar encontró el cadáver de su esposa sobre la cama, con un disparo en la boca y varias heridas de arma blanca en su cuerpo, en total 48.
También hizo referencia al folio 138 del legajo de investigación, donde el acusado asegura que el arma (que se accionó en el crimen) se encontraba en la mano de la víctima. “Él la tomó y la puso donde la encontraron los agentes judiciales, pero en el reporte de información del 911, señala que el arma estaba en el piso”, indicó la fiscala.
De igual manera, la representante del Ministerio Público señaló que Tacsan siempre portaba un reloj inteligente, el cual se observa en una fotografía. Familiares de la doctora lo mencionaron durante el juicio, pero luego de su muerte, ese aparato no apareció y era de relevancia porque habría indicado cuándo dejó de registrar el ritmo cardiaco de su dueña.
Nadie entró a la casa
Ese día, gracias a análisis de videos de vigilancia, el Ministerio Público determinó que el imputado salió de la vivienda a las 10:36 a. m. y regresó cerca de las 5:53 p. m. Durante ese lapso, ninguna persona ingresó a la vivienda y tampoco ubicaron entradas forzadas o “un punto ciego” donde algún sospechoso pudiera ingresar a cometer el crimen.
La llamada en que Pérez avisó al sistema de emergencias de la muerte de su esposa se hizo cerca de las 6 p. m. Sin embargo, luego de los análisis forenses, y por el estado del cadáver, los especialistas determinaron que la muerte ocurrió muchas horas antes de la llamada al 911. “Ella murió entre las 8 y 11 a. m.”, dijo Rodríguez.
Colaboró en esta información Vanessa Loaiza