Entre el 2011 y el 2017 el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) registró apenas siete renuncias. En cambio, desde el 2018 y hasta la fecha, la entidad perdió a más de 300 funcionarios. Muchos acumulaban años o décadas de experiencia y con ellos se fueron los conocimientos que un profesional nuevo no tiene.
Entre quienes se van hay agentes investigadores, patólogos, peritos forenses, microbiólogos, farmacéuticos e informáticos, entre otras profesiones.
Las razones de la fuga son varias, pero Randall Zúñiga, director de ese cuerpo Policial, cita tres en particular: la reforma de pensiones que retarda la posibilidad de anticipar la jubilación en las mujeres, el desgaste profesional, que entre policías es más rápido y la Ley Marco de Empleo Público, que impide ofrecer remuneraciones más competitivas.
La reforma al régimen de pensiones, que a partir del próximo año establece que las mujeres tendrán que esperar hasta los 63 años para adelantar su pensión, es una de las razones que desmotivan al personal, aseveró Zúñiga.
“Hay un fenómeno que se llama desgaste policial. El desgaste policial ocurre en los hombres entre los 15 y 20 años de vida laboral. En el caso de las mujeres, el desgaste policial ocurre a los diez años de vida laboral. Y ¿por qué?, se preguntarán ustedes, por la doble responsabilidad, la maternidad (...)
“No son padres de familia. Son madres de familia. Y cuando se enferma el chiquito ¿a quién le toca? Eso le genera un gran desgaste a las mujeres. Y no solamente eso, les dije que el desgaste en la mujer es a los diez años. Una mujer entra aquí entre los 18 y 25 años, cuando ya tiene diez años, va a tener 28, 35 inclusive hasta 40 años y ¿qué otro fenómeno tiene aparte de su hijo, si tiene los papás vivos?, ¿qué pasa? Se convierte en cuidador”, relata el funcionario.
Según Zúñiga esta es una “inequidad” que se traduce en desmotivación, pues las condiciones laborales han cambiado en los últimos años, también producto de la reforma fiscal del 2018 y la Ley Marco de Empleo Público y que fue “bastante gravosa” en términos salariales, alegó.
“¿Dónde usted va a conseguir sinceramente un informático que quiera venirse a trabajar a una institución pública ganándose ¢1 millón, si en cualquier empresa privada les va a pagar $2000, $3.000 solamente por estar en la casa. O sea, eso es ilógico. ¿De dónde vamos a sacar la renovación de los doctores en medicina legal?
“En algún momento se puede plantear un tema de que los profesionales de medicina legal escasean en este país y no sé qué va a pasar con las autopsias”, advirtió.
El jerarca, quien también es informático, asegura que la posibilidad real de un aumento salarial en el OIJ en la actualidad es mínima. “Algunos se irán, otros se quedarán y buscarán otras cuestiones más edificantes. Pero vean, en esta situación, al final es el mismo Estado costarricense, que lo hablamos en el reporte de Situación 2019, el que ha creado este sismo”, se lamentó el funcionario.
Según Zúñiga, el OIJ sigue siendo el sueño profesional de muchos, pues este año, en solo cinco días de reclutamiento, se recibieron 2.600 solicitudes. El problema no es el reclutamiento, sino la fidelización.
¿Podría esta situación retardar investigaciones?, el jerarca estima que no, porque los procesos de sustitución son rápidos. Para él, el otro asunto crítico es la incapacidad de invertir en tecnología, por las restricciones presupuestarias de los últimos años. A modo de ejemplo, recordó que no han podido invertir en las aplicaciones necesarias para abrir teléfonos decomisados en grandes casos de corrupción.
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