El hombre que asesinó a su mamá, luego de golpearla en repetidas ocasiones con una mancuerna de hacer ejercicio, decía que escuchaba voces que le ordenaban acabar con la vida de su progenitora.
Así lo afirmaron la hermana del imputado y una vecina, quienes declararon este lunes en el arranque del juicio contra un hombre de 29 años, de apellidos Franco Guzmán, acusado del homicidio calificado de su madre Alexia Guzmán Rodríguez, de 49. El debate se lleva a cabo en el Tribunal Penal de Heredia.
El hecho ocurrió a las 5:30 p. m. del 25 de octubre del 2016, en una casa situada en el barrio San José de La Ribera de Belén, Heredia.
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Según la acusación que leyó la fiscal Elky Oviedo Alfaro, ese día Franco tomó la mancuerna de 10 kilos y golpeó a su mamá en 15 ocasiones, principalmente en la cabeza y el rostro. Posteriormente, desenroscó uno de los discos de la pesa y le incrustó la barra metálica en el cráneo.
En el momento del ataque, la mujer estaba en la casa solo con su agresor, pues otro hijo con el que convivían, menor de edad, no se encontraba.
Esa tarde, oficiales de la Policía Municipal de Belén, junto a vecinos, derribaron el portón de la casa para poder ingresar. Una vez dentro, localizaron a la mujer ya fallecida en medio de la sala, a escasos metros de la puerta. Posteriormente, fueron al segundo piso de la vivienda y encontraron al imputado acostado en la cama de su cuarto. Él estaba tranquilo y no manifestó nada en ese momento.
Según la fiscal Oviedo, luego de análisis realizados por psiquiatras, a Franco Guzmán se le diagnosticó esquizofrenia paranoide. Desde el día de los hechos, él permanece recluido en el Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflicto con la Ley (Capemcol).
Las voces
De acuerdo con la hermana mayor del imputado, también de apellido Franco, los problemas de su famiiar empezaron cuando entró en la adolescencia y empezó a consumir marihuana, para después abandonar el colegio.
La mujer contó que su pariente era muy poco sociable y cree que se sintió rechazado por su madre luego de que ella se fuera a vivir con su pareja sentimental y el hijo que tenían juntos. El joven y su hermana se quedaron viviendo juntos en otro lugar.
Tiempo después, la madre se separó de su compañero y otra vez ellos regresaron a convivir con la mamá y su hermano menor, contó la testigo.
"Cuando vivíamos juntos (él) decía: 'alguien me dice que tengo que matarlos (a mi mamá y hermano menor)'. Cuando él tenía como 17 años empezó con eso de las voces (...) Él decía que no era la mamá, que lo había secuestrado y que tenía miles de millones guardados y por eso lo tenían secuestrado", manifestó a los jueces la hermana del imputado.
Detalló que, por la situación económica que tenían, su mamá no lo llevó a hacerse examenes o a comprar medicamentos. Solo en una ocasión, cuando el imputado tenía seis años y aún vivían en Colombia, lo llevaron al médico, quien le diagnosticó un tipo de retraso mental.
También contó que su hermano trabajó en dos restaurantes de comidas rápidas y en un supermercado, pero en ninguno de los tres empleos duró más de tres meses, por el mismo tipo de problema.
Después ella (la hermana) se casó y se fue de la casa y su mamá quedó viviendo con sus otros dos hijos.
"Nunca imaginé que mi hermano iba a llegar a eso. A pesar de todo, yo sabía que mi mamá no tenía corazón para echarlo a la calle", agregó.
'Escuchaba gritos y como un martillo'
Al arranque del debate, quien testificó fue una vecina de apellido Gómez. La Fiscalía solicitó a los jueces que el imputado fuera sacado de la sala para que ella pudiera rendir su declaración; petición que fue aceptada.
Según la vecina, al joven solo lo conocía de vista, pues él no hablaba con nadie en la comunidad.
Ella recordó que, al menos en dos ocasiones, tuvo que llamar a la Policía el año anterior al homicidio (2015), porque la madre del joven pedía ayuda cuando la agredía.
"Se lo llevaba la Policía y al otro día volvía. Ella (la mamá) decía que no lo podía dejar en la calle, porque era su hijo", detalló la vecina.
La testigo le dijo a los jueces que el día del asesinato ella estaba en la casa de sus padres, la cual está a la par de donde vivía Alexia Guzmán con su hijos. Al ser las casas tan pegadas, pues solo las divide una pared, escuchó a la mujer gritando.
"Cuando salí ya no se escuchaban gritos. Solo se escuchaba como un martillo pegando en el piso (...). Un día me dijo: 'vecina, si aparezco muerta algún día sepa que fue ...'", narró Gómez, citando el nombre del imputado.
El juicio está programado para seguir este martes con más testigos.
El tribunal está integrado por los jueces Luisa Jiménez Rivera (presidenta), Antonio Ortega Vindas y Marianela Vargas Cousin.