El informe Estado de la Nación 2024 reveló que, además del aumento de los homicidios en los últimos años, se registró un significativo incremento en el porcentaje de asesinatos relacionados con el crimen organizado.
En el 2010, solo un 2% de los homicidios estaban vinculados al crimen organizado. Sin embargo, esta cifra comenzó a aumentar gradualmente, alcanzando un 54% en el 2015. Aunque hubo fluctuaciones en los años posteriores, a partir del 2018 el porcentaje ha mostrado un crecimiento sostenido, llegando a representar un 71% de los 907 homicidios registrados en el 2023.
Este fenómeno va de la mano con el incremento del sicariato en el país, como también lo han reconocido las autoridades nacionales. “En el diagnóstico presentado para la Política Nacional de Seguridad Costa Rica Segura Plus, se indica que la dinámica de los homicidios ha cambiado significativamente en los últimos años, principalmente debido a la movilidad territorial de las bandas de narcotráfico, así como de sus estructuras de violencia armada conformada por sicarios y gatilleros”, detalla el informe.
El análisis del Ministerio de Seguridad advierte que los grupos criminales vinculados al crimen organizado han dejado de concentrarse en territorios específicos y se han expandido, impactando de una u otra forma a casi todo el país.
Para ejemplificar esto, el Estado de la Nación realizó un mapeo de las bandas identificadas en la prensa en los últimos cinco años y encontró una alta incidencia en cantones como Alajuela, Puntarenas, Cartago, San José y Limón. Algunos de los grupos destacados en esos cantones son el de Alejandro Arias Monge, alias Diablo; los Búhos, Los Hermanos Gery, Los Lara y Tony Peña Russell.
Estas estructuras criminales abarcan desde sicarios altamente especializados hasta jóvenes sin experiencia, según detalla el informe. Además, han perfeccionado el uso de tecnología, inteligencia y contrainteligencia para contrarrestar los esfuerzos de las autoridades en la lucha contra el sicariato.
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Por otro lado, el informe enfatiza en que no todos los homicidios atribuibles al crimen organizado fueron necesariamente sicariato, pues la categoría “agrupa diversas formas de violencia y asesinatos”.
“Asumir que todos estos actos responden a un mismo tipo de accionar sería un error, puesto que el crimen organizado opera de manera heterogénea y abarca distintos contextos y motivaciones”, señala.
El Informe Estado de La Nación fue presentado este jueves en el auditorio de Consejo Nacional de Rectores, en Pavas. En su edición 30, el informe dedicó un capítulo especial a la violencia homicida y el crimen organizado y examina los factores que influyen en la inseguridad y cómo estos afectan la calidad de vida de la población costarricense y su desarrollo humano.
El estudio clasifica los factores de inseguridad en cuatro categorías: estructurales (pobreza y desigualdad), institucionales (debilidad de fuerzas policiales e impunidad), demográficos (nivel educativo y procesos de urbanización) y facilitadores (condiciones geográficas y presencia de armas de fuego).
Dicho análisis trasciende en momentos en los que Costa Rica registra cifras históricas en materia de homicidios, pues la cifra se disparó de 655 en el 2022, a 907 el año pasado. Además, para este año, las autoridades prevén que las cifras serán similares a las del 2023.
De los 766 asesinatos que se registran en el 2024, 484 fueron atribuidos a ajustes de cuentas o venganzas, el 63% del total.