Una huella dactilar de sangre demuestra que Gerardo Alonso Ríos Mairena estuvo en la habitación en la cual asesinaron, el 19 de enero del 2017, a cinco estudiantes universitarios en un apartamento en barrio La Víctoria, en Liberia.
El dato lo reveló este lunes la perito del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Jenny Oviedo, durante la audiencia de la tarde de un juicio que se realiza en los Tribunales de Liberia.
La especialista detalló que la huella se encontraba en una pared de la habitación, cerca del apagador de la luz.
Agregó que, al comparar la huella encontrada, con una tomada al único sospechoso de los homicidios, la misma coincidió en 14 características. Para que se considere que una huella es de una persona, se necesitan 11 características coincidentes.
Oviedo dijo que esa huella fue la número 16 que levantaron en el sitio de los hechos y para que este examen sea comprobado, tiene que ser verificado por otro especialista en el levantamiento de huellas.
Posteriormente, la también perito del OIJ, Tatiana López Morales, dijo que, con la ayuda del perro Aquiles (especializado en la búsqueda de rastros de sangre), encontró residuos de plasma en un cuchillo, un pantalón corto y en una tenis. Esas prendas estaban en casa donde habitaba Ríos.
Agregó que el perro señaló rastros positivos en dos cuartos de otra casa, en la cual se ejecutaron los crímenes. Precisó que los rastros estaban en los pisos, en una pared y en un bajante de agua del techo.
Resumen de los hechos
Más temprano, durante la mañana, la fiscala del caso, Aymee Caravaca, acusó a Ríos Mairena de “actuar con total menosprecio de la vida”, al atribuirle el ataque y la muerte de los cinco estudiantes universitarios.
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Según la cronología realizada por la fiscala, el sospechoso ingresó con violencia al apartamento de las víctimas, obligó a uno de ellos a maniatar al resto, y luego los fue asesinando con un cuchillo.
“Entró sin permiso... forzó la puerta y mediante intimidación los amenazó y los llevó a un cuarto. Le pidió a Ariel (Vargas Condega, una de las víctimas) que amarrara de pies y manos a todos los demás. Los dejó indefensos, después amarró a Ariel.
“En el otro cuarto estaba Dayana Martínez Romero, pero la muchacha le pide que no les haga nada. (Ríos Mairena) le pide que salga y como no lo hace rompe la puerta y la lleva al cuarto con todos los ofendidos.
“Luego los amordaza para que no puedan pedir ayuda (…) así, con arma punzocortante, comenzó a darle muerte a todos los ofendidos”.
Las víctimas mortales son Ingrid Massiel Méndez Serrano, de 24 años, una estudiante de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR) en Liberia; Dayana Martínez Romero, de 24 años, estudiante de Educación y Dirección de Empresas de la UCR; Ariel Antonio Vargas Condega, de 24 años, estudiante de Gestión Empresarial de la Universidad Técnica Nacional (UTN), y los novios Stephanie Hernández García, de 23 años, estudiante de Educación y Dirección de Empresas de la UCR y Joseph Briones Solís, de 22 años, estudiante de Dirección de Empresas y Administración Aduanera de la UCR.
En el ataque sobrevivió una adolescente de 14 años, que esta mañana rindió testimonio en el debate. Esta fase del juicio fue declarada privada, para proteger la menor de edad.
Adolescente reconoció tatuaje
El abogado Francisco Herrera, defensor de Ríos Mairena, admitió que durante la declaración privada, la menor, de 14 años, identificó un tatuaje que tiene el sospechoso en la espalda.
“Sí, ella describió el tatuaje de la espalda, pero dijo que no tenía más tatuajes y mi cliente tiene más tatuajes. Los tiene en el frente (pecho)”, manifestó.
Según el abogado, la testigo dijo algunas cosas que contradicen lo expuesto en la acusación fiscal, como el hecho de que presuntamente el sospechoso del crimen llegó el 18 de enero del 2018 a las las 10 p. m., cuando la Fiscalía alega que él ingresó de forma violenta al día siguiente, antes de la 1 a. m.
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"Eso nos deja muchas dudas, además de que todo se contaminó porque al cuarto (donde aparecieron los cuerpos) entró el vecino y su esposa. Contamina todo, saca fotos. El hecho que un tercero contamine la escena anula toda la prueba", aseguró.
Sobre el tema, la fiscala Aymee Caravaca se limitó a indicar que la testigo ratificó lo que anteriormente había declarado. "Al final del juicio, con muchísimo gusto les hablo", concluyó.
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Angustia de una madre
Mayela Condega García, madre de Ariel Antonio Vargas Condega, fue la primera testigo que aportó el Ministerio Público, pues la mujer quería estar presente en las audiencias y escuchar los relatos de las otras personas.
Su aporte sobre los hechos fue mínimo, pero ella sí se refirió a cómo la afectó el asesinato y las aspiraciones que tenía su hijo, quien trabajaba en una empresa privada y estudiaba en la Universidad Técnica Nacional (UTN), en la sede de Liberia.
“Mi hijo era un excelente hijo, estudioso, con metas. Quería terminar sus estudios en Administración de Empresas. Trabajaba para Repuestos Gigante, tenía muchas metas, la ilusión de terminar sus estudios, todo lo que un muchacho de su edad anhela. Su pasión era el baile. Estuvo con el grupo coreográfico Merecumbé”, agregó.
Asimismo, mencionó que desde el momento del hecho ha sufrido mucho. “Ahora estoy un poquito más tranquila, pero siempre con el dolor de la pérdida de mi hijo. Ha sido duro todos estos meses. Mucha ansiedad, insomnio, deje de trabajar, ahora estoy en la casa”, relató.