La persona común se ha familiarizado con la inteligencia artificial (IA) gracias al popular ChatGPT, los generadores de imágenes artísticas o los audios falsos de personas famosas. Pero en el Poder Judicial, desde el 2017, los expertos informáticos han investigado la forma de darle un uso útil a esta tecnología, la cual se ha desarrollado a un nivel inigualable en los últimos años.
Los frutos del trabajo se empezaron a notar en el 2020. Por ejemplo, si en los últimos tres años usted tramitó un asunto de cobros en el Juzgado de Pérez Zeledón, es probable que su proceso haya pasado por una inteligencia artificial que ayudó a tipificar qué tipo de trámite era.
Después de una inversión de casi ¢190 millones, el programa, igual que una persona, ha ido perfeccionando su labor por medio de la repetición o cuando un funcionario lo corrige por tipificar de forma incorrecta un caso.
Para su entrenamiento inicial, los informáticos incluyeron 3.500 procesos de cobro, tomados de seis jueces en un lapso de tres meses del 2020. Ahora, el robot ya ha sido alimentado con más de 40.000 documentos que han afinado su precisión. Para saber qué tipo de caso es, el robot identifica frases clave asociadas a cada categoría, escoge una y emite la probabilidad porcentual de que esté correcta.
De esta forma, por ejemplo, la IA detecta con facilidad una solicitud de cambio de medio de notificación, que es uno de los trámites más comunes. Pero tiene dificultad con documentos menos comunes, como las cesiones de derecho, que ocurren cuando un acreedor desea ceder a alguien más el crédito que tiene contra un deudor.
Todo esto es parte de los esfuerzos por disminuir los procesos de cobro, pues son los que más saturan el circulante de expedientes en el Poder Judicial.
“El plan piloto fue en Pérez Zeledón durante un año, porque este modelo requiere de un entrenamiento”, explicó Michael Ibarra Jara, quien junto a Carlos Morales Castro, desarrollaron el modelo en la Unidad de Inteligencia de la Información. “Tuvimos un plan piloto durante bastante tiempo, donde el modelo se iba realimentando y eso fue parte del 2021 y todo el 2022, para ir subiendo la precisión con la que este modelo podía acertar el tipo de trámite”.
“Teniendo esa base, logramos subir ese porcentaje de precisión del 50%, a casi un 90%. Teniendo ese 90% ya teníamos la seguridad para pasarlo a una nueva etapa, ahí lo implementamos en Grecia y en San Ramón, y se está implementando en más despachos paulatinamente”, afirmó Ibarra.
IA en el Poder Judicial Judicial
Por ahora, solo se usa en juzgados de cobro
FUENTE: Poder Judicial || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Uno de los desafíos es acostumbrar a los funcionarios a interactuar con el modelo, el cual aún está en una fase que requiere correcciones y tiempo.
“Se necesita esa culturización a las personas de los despachos judiciales, en ese sentido en que a priori, lo primero que ellos eventualmente podrían pensar es que antes no hacían algo que ahora sí van a hacer”, explicó Minor Delgado Sánchez, juez gestor de la materia cobratoria, quien junto a Luis Diego Romero son los puentes entre el área judicial y el área tecnológica de este proyecto.
“En la cultura de la inteligencia artificial y el reconocimiento de patrones, para la eventual justicia predictiva que vendrá más adelante, se necesita la inversión del tiempo para que entrenen la herramienta, y ya lo suficientemente entrenada, pues ya ellos más bien se liberan de funciones que antes hacían”, detalló Delgado.
El objetivo del departamento es expandir su robot tipificador de documentos a todos los juzgados de cobro de Costa Rica.
Extensión a Sala I
Sin embargo, la inteligencia artificial no se restringe y cada vez se parece más a la mente humana, por lo que la institución trabaja para que un modelo de IA asista a la Sala Primera, la cual estudia asuntos civiles, comerciales, contenciosos-administrativos, entre otros. En un futuro más lejano, el sistema podría pasar a las otras salas de la Corte Suprema de Justicia, incluso a la Sala Constitucional, que resuelve recursos de amparo, habeas corpus y acciones de inconstitucionalidad.
“Lo que estamos haciendo es un levantamiento de ideas y necesidades para generar un proyecto nuevo en el 2024 basado en inteligencia artificial. Sería como la ruta de la inteligencia artificial dentro del Poder Judicial de Costa Rica”, afirmó Carlos Morales.
En lugar de solo tipificar los casos, el sistema nuevo analizaría los expedientes y les brindaría opciones de resolución a los magistrados, lo que requerirá miles de resoluciones previas para alimentar el modelo. Lo más seguro, mucho más que los 3.500 procesos utilizados para entrenar el tipificador, estimó Morales.
Claro está, en el futuro cercano eso solo funcionará con casos repetitivos y sencillos. Incluso, aunque la IA llegue a resolver asuntos más complejos, los expertos consideran que nunca llegará a reemplazar a los humanos en el Poder Judicial.
“No se elimina y no sustituye la participación del juez”, aseguró Luis Guillermo Rivas, magistrado de Sala Primera y coordinador de la Comisión Gerencial de Tecnología de la Información y Comunicación.
“El juez tiene que analizar el expediente y estudiarlo. Hemos visto en otros lugares donde la inteligencia artificial se usa para tomar la decisión, pero es en asuntos sencillos y de poca monta (...), esto tiene que ser en forma paulatina, hay que corregir errores, nosotros apenas estamos en una forma incipiente”, manifestó Rivas.
Minor Delgado consideró que el trabajo de los jueces “versa mucho sobre razonamientos abductivos o sobre razonamientos de ponderación, me refiero al equilibrio de intereses en juego, por ejemplo, ¿qué es más importante para una medida cautelar?”. Este es un proceso de pensamiento que, estima él, no podrá ser replicado por un modelo de IA.
Como ya se explicó, entre más resoluciones analiza el robot, más inteligente se hace. Pero esos datos contienen análisis realizados por humanos, propensos a emitir visiones sesgadas que, eventualmente, terminará reproduciendo el modelo.
En Estados Unidos, la IA para el reconocimiento facial, usada por la policía, ha reforzado los sesgos racistas contra las personas negras y otras poblaciones no blancas dentro de ese país. Esta problemática ha sido señalada por organizaciones como Amnistía Internacional y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas.
¿Cómo pretende el Poder Judicial evitar cometer este tipo de errores?
“Cuando valoramos estas herramientas, las valoramos con los principios de la Unesco, de noviembre del 2021″, dijo Delgado, en referencia a la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, descrito como el primer instrumento normativo mundial sobre el tema.
Algunos de estos lineamientos incluyen que la validación de los algoritmos pase por filtros de protección de datos, transparencia y explicabilidad, que consiste en entender el trasfondo de las decisiones que toman los modelos de IA.
“Las nuevas herramientas funcionan como cajas negras. Lo de nosotros, por ser administración pública, funciona como caja blanca, nos debemos a un principio de transparencia”, manifestó Delgado.
A diferencia de Google Maps o el ChatGPT, apuntó, los datos en el Poder Judicial tienen trazabilidad desde que ingresan hasta el resultado que la herramienta genera.
Prestar atención a la precisión de los datos es parte de las labores que tendrán que realizar los funcionarios judiciales para pulir el modelo, que aunque parecerán tediosas ahora, les permitirán en el futuro dejar de lado las tareas repetitivas y dedicarse a los asuntos más complejos de su trabajo.