“Jairo (Mora) fue golpeado brutalmente. No se tienen testigos presenciales, pero la autopsia establece que tiene varias heridas contusas, es decir, fue golpeado con un objeto que no tiene filo, tiene equimosis (moretones), excoriaciones, hematomas, con eso, el Tribunal tiene claro que Jairo fue sometido a una brutal golpiza...”.
Así lo dio a conocer el juez Carlos Álvarez Arrieta, del Tribunal Penal de Limón, el martes anterior, al condenar a 50 años de cárcel a cuatro vecinos de Moín ( quienes se dedicaban a sustraer huevos de tortugas) por matar al ambientalista Jairo Mora Sandoval, de 26 años.
Ese homicidio ocurrió el 30 de mayo del 2013.
Para los jueces, el móvil del crimen fue la venganza, debido a que Mora cuidaba nidos de tortugas, con el objeto de enviar un mensaje a otros protectores.
El Tribunal señaló que idearon matarlo luego de “someterlo a un sufrimiento innecesario (...), del cual trató de escapar”.
El ambientalista murió por sofocación, al aspirar arena. “Tenía arena en el nariz, boca, esófago y estómago, fue arrastrado (600 metros) por dos personas que lo jalaron de los pies, bocabajo por la playa (...) a los lados de la huella de arrastre se observan huellas de pies descalzos”, dijo Álvarez.
Para el Tribunal, la intención del crimen era alejar a los ambientalistas de Moín. “ El homicidio tuvo un efecto negativo en la protección del ambiente. A escala interna, Vannesa Lizano (directora de un paradero que protegía tortugas en Moín) tuvo que irse y abandonar la protección (...), a Almudena Amador Valles (acompañaba a Jairo el día del crimen) se le escuchó decir en el juicio cuánto amaba a Costa Rica, pero dijo que aquí no volvía”, expresó el juez tras leer el fallo.
Los sentenciados fueron José Brayan Quesada Cubillo, Héctor Martín Cash López, Donald Alberto Salmon Meléndez y Ernesto Enrique Centeno Rivas.
Pruebas vinculantes. Para señalarlos por el crimen, el Tribunal destacó cinco pruebas. Una primordial fueron los teléfonos, tanto de víctimas como los utilizados por los sospechosos.
Los jueces explicaron que tres aparatos usados por Cash, Centeno y Salmon fueron activados la madrugada del 30 de mayo en playa Moín, lo cual los ubica en la escena del crimen. Además, el teléfono sustraído a Jairo Mora, lo comenzó a usar Quesada, tres días después del asesinato.
Álvarez manifestó que aunque los autores del crimen cubrieron sus rostros con camisetas, las cuatro mujeres que acompañaban a Mora dieron descripciones físicas que coinciden con los rasgos de los imputados.
Asimismo, hizo ver que las mujeres dijeron que sus atacantes llevaban ropa militar y armas hechizas, artículos que fueron decomisados a los sospechosos.
También comentó que las testigos relataron que un agresor usaba perfume, aroma que fue localizado en la casa de Salmon.
Álvarez destacó también como prueba la forma de operar, pues el 17 de mayo del 2013, los imputados en el crimen atacaron a una familia de Limón, que pescaba en playa Moín.
En ambos casos, el objetivo fue robar teléfonos, vehículos y abusar sexualmente de las mujeres, concluyó el Tribunal.