“Me entró un mensaje directo a Facebook, no conocía a la persona que me lo puso, ni éramos amigos en esa red social, pero decía que había un casting de fotografía, estaba emocionada y fui con mi mamá, no duramos ni cinco minutos.
“Todo era sumamente normal: la ropa, las fotos, las chicas. No había nada del otro mundo. Como dos o tres sesiones fotográficas fueron normales y luego los encargados comenzaron a exigir otras cosas (fotos de índole sexual).
“Ellos consiguieron los datos del lugar donde yo estudiaba, se sabían mi horario, me iban a buscar y, como no quería, comenzaron con amenazas.
“Me amenazaban con quitarle la vida a mi hermana, con secuestrarla o abusar sexualmente de ella, me atacaron con lo más sensible en mi vida, ella estaba muy pequeña y por protegerla, accedí. Yo era una niña, tenía 13 años (...).
“Nunca fui por dinero, ni tampoco quise ser modelo, fue curiosidad, era muy inocente y me introduje a esa red inconscientemente”.
De esa forma describió María, nombre ficticio utilizado para este reportaje, lo que vivió por aproximadamente tres años, tiempo en el que fue víctima de trata de personas con fines de explotación sexual derivada de la producción y difusión de pornografía infantil.
Ella es una de las 26 muchachas que fue reclutada por una agencia de modelaje con sede en San José. En esta, dos fotógrafos ligados a una red internacional se encargaban de producir material y lo enviaban a México, donde se subían fotos y videos de menores de entre 11 y 17 años a páginas pornográficas.
La investigación de este caso, conocido como R–INO (rescate de inocentes), comenzó en 2015, luego de que la madre de una de las menores descubriera que había fotos de su hija en páginas de pornografía y acudiera a poner la denuncia.
A partir de esto, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) comenzó a indagar los hechos y, en junio del 2017, realizó siete allanamientos.
El trabajo de las autoridades permitió determinar que los encargados del grupo en Costa Rica eran dos fotógrafos, identificados como Elías de Jesús Solano Corrales y Justo Tony Núñez Romero.
La Fiscalía confirmó que el primero descuenta 39 años de cárcel y el segundo fue condenado, pero permanece en prisión preventiva, mientras su sentencia (de 28 años) adquiere firmeza. Ambos aceptaron los cargos y se acogieron a un proceso abreviado.
Caso complejo
Rodrigo Picado Mena, investigador judicial encargado del caso, recalcó que fue muy complejo amarrar los hechos por todas las aristas existentes, incluso, se catalogó como una investigación única en Latinoamérica.
Además de Costa Rica y México, el grupo tenía integrantes en Brasil; sin embargo, las páginas en las que se difundía el material estaban bloqueadas para esos tres países, por lo que fue necesario el uso de herramientas tecnológicas especiales para destapar el caso.
“No era solo un sitio, sino que este se encontraba vinculado a otro montón de páginas web de contenido pornográfico infantil (...). Nos dimos cuenta que el material era promocionado en páginas pornográficas y en la Internet profunda (deep web) y para tener acceso había que ser miembro y pagar por medio de tarjetas bancarias, transferencias y bitcoins.
“La membresía costaba $29 y, a partir de ahí, el valor del material variaba entre los $500 y $5.000”, detalló Picado.
Destacó que en territorio nacional la agrupación reclutaba a sus víctimas, todas menores de edad, por medio de redes sociales y en centros educativos ubicados en zonas urbano– marginales; no obstante, no tenían un perfil establecido.
El ofrecimiento que hacían para enganchar a las muchachas era el modelaje y ya después, bajo coacción y amenazas, las seguían utilizando para la producción del material pornográfico.
Picado mencionó que para no levantar sospechas, las sesiones de fotografía y video eran realizadas durante las tardes en las casas de los imputados, moteles u hoteles de montaña.
Inicialmente, les pagaban ¢25.000 por sesión, pero cuando eran obligadas dejaban de darles dinero, a pesar de que Solano y Núñez seguían recibiendo dinero para gastos de producción.
“El pago fue al inicio, ya luego todo era gratis, bajo amenazas y coacción. Ellos, por medio de las redes sociales, tenían toda la información de las víctimas y sus familiares, por lo que con los datos ejercían un control sobre las muchachas. En algunos casos hubo amenazas con cuchillos y en otras decían que les harían daño a ellas o a sus familiares”, aseguró el investigador.
Aunque en los allanamientos se detuvo a otras tres personas, la investigación permitió determinar que los únicos responsables eran los dos fotógrafos, quienes también fueron condenados por violaciones, actos sexuales y asociación ilícita.
ASÍ OPERAN LAS REDES DE TRATA DE PERSONAS
Autoridades creen que cualquiera puede ser víctima de este delito.
FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA A PARTIR DE ENTREVISTAS || W.S. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Atención psicológica
María, quien fue víctima de los dos hombres por tres años, aproximadamente, recuerda que ambos tenían todo tan controlado que sabían quién era su mejor amiga, por lo que al recogerla del colegio la obligaban a decir que estaría en casa de ella.
Cuando no quería hacer alguna foto o no estaban satisfechos con su trabajo, la banda empleaba otro método de control: la atención de un psicólogo, quien era hermano de uno de los imputados y se empeñaba en decirle a las muchachas que las fotos que hacían desnudas o con poca ropa, no tenían nada de malo.
“Cada vez que uno hacía un tipo de fotografía él (el psicólogo) hablaba con una, como para tratar de convencernos de que eso estaba bien, o que no iba a pasar nada malo.
“Una vez que estuve deprimida, él me hizo una terapia como de dos semanas que no sirvió para nada, pero su papel hacía que a la vez una como que estuviera tranquila de estar en esa red.
“Es que imagínese, yo era una niña y llega un psicólogo con terapias científicas y obviamente uno se lo va a creer.
“Cada vez que alguna víctima se sentía mal, lo mandaban a él y él hablaba con una”, explicó María, quien en la actualidad tiene 20 años y es estudiante de una carrera de Ciencias de la Salud.
Su desvinculación con la organización se dio con un engaño, el cual ella vio como la única posibilidad de evitar que su situación se agravara, ya que le ofrecieron una cantidad considerable de dinero a cambio de permitir la grabación de un video masturbándose.
Afirma que con tal de salir de la casa en la que estaba en aquel momento dijo que aceptaba, pero fue entonces cuando decidió que nunca más quería tener contacto con aquellos sujetos que se habían aprovechado de ella.
Las intimidaciones no acabaron ahí, pero para defenderse, ella amenazó a uno de los fotógrafos con interponer una denuncia, por lo que ellos cedieron a dejarla en paz con tal de que ella no contara nada.
Tras lo ocurrido, decidió romper el silencio y contarle a su mamá lo que estaba viviendo y, aunque la primera opción fue denunciar, ella le rogó que no lo hicieran por miedo, ya que el grupo tenía integrantes en otro países.
Sin embargo, con el pasar del tiempo no lograba reponerse, por lo que se llenó de valentía y acudió al OIJ a denunciar.
María nunca cambió de domicilio, pero sí se pasó de centro educativo y varió su número celular.
Además, dejó de usar Facebook y, aunque en la actualidad tiene Instagram, reconoce que lo usa poco porque las redes sociales no le parecen productivas.
Reclutamientos en sitios públicos y redes sociales
La trata de personas es un delito que tiene como fin la explotación, en este caso fue sexual, pero también puede ser laboral, de adopción irregular o para extracción ilegal de órganos.
Sandra Chaves Esquivel, de la Gestión de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes de la Dirección General de Migración y Extranjería, precisó que este delito puede ocurrir en territorio nacional o también en otros países y que los métodos empleados por los delincuentes para captar a sus víctimas son variables.
Asegura que no hay personas vulnerables, sino más bien condiciones que hacen que los grupos dedicados a la trata de personas se aprovechen de esas circunstancias.
Por ejemplo, considera un mito que solo las personas de bajos recursos se convierten en víctimas, ya que hay ocasiones en las que la regalía de un viaje, una invitación a una actividad, entre otros, puede desencadenar el delito.
Destacó que la edad es un factor importante, ya que a los 15 años no se cree lo mismo que a los 25, por lo que en ocasiones esto es aprovechado por las redes criminales.
“Cuando hay una red organizada existe una preparación para buscar víctimas, es decir, que en el grupo son captadores de mercancía y suena muy feo, pero en la trata de personas el ser humano es una simple mercancía, entonces ellos estudian muy bien los perfiles.
“En una red social hay datos de dónde vive, en qué lugar se estudia, a dónde se come el helado el fin de semana, los amigos, el estado emocional de la persona, entre otros, por lo cual, si son bien organizadas, las redes eligen esos perfiles y atacan desde ahí, es muy sencillo hacerlo porque tienen mucha información de los perfiles de la gente.
“La otra forma de elegir a sus víctimas es a través de un estudio, en el que buscan la mayor condición de vulnerabilidad de las personas. Hemos tenido reclutamientos en iglesias, donde hay una persona que aprovecha los testimonios de las personas para reclutarles”, enfatizó Chaves.
Añadió que los engaños suelen llegar con ofertas de trabajo, ya sea en modelaje u otros ámbitos.
Erick Lewis Hernández, jefe de la Sección Especializada Contra el Cibercrimen del OIJ, destacó que las redes sociales son un arma de doble filo, porque tienen demasiadas utilidades para la población, pero también alojan datos personales.
Reconoció que hay quienes crean ofertas de empleo o negocios virtuales y eso facilita el acceso de los criminales a datos.
“La información que muchas veces la víctima pone en sus redes sociales es utilizada por el delincuente para hacer perfiles y tratar de poco a poco irse ganando la confianza hasta llegar a lo que en verdad quiere”, aseveró.
El jerarca judicial recomienda revisar los términos y condiciones de los sitios a los que se accede, así como verificar las medidas de privacidad que se van a tener. También considera que hay que ser desconfiados y tratar de pensar como lo haría un delincuente.
Mujeres más vulnerables
Las agrupaciones dedicadas a la trata de personas suelen ser organizadas, donde hay personas con funciones establecidas como el reclutamiento, traslado y amenaza de las víctimas, o caseras, en las que una o dos personas se encargan de todo el trabajo.
También hay casos como el R–INO, donde hay integrantes en diversos países con un líder que da órdenes a distancia y solo en ocasiones realiza visitas para verificar cómo avanza el negocio.
Las mujeres son poblaciones vulnerables, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Francesca Tabellini, asistente especialista de proyectos con énfasis en trata de personas en el Programa Mesoamérica de la Oficina Nacional de Costa Rica de la OIM, expuso que un 73% de las mujeres (23% niñas y 50% adultas) tienen niveles de vulnerabilidad contra un 27% de hombres (7% niños, 20% adultos).
Indicó que, tristemente, hay casos en los que una persona puede ser víctima de trata durante toda su vida, tomando en cuenta que son invisibilizadas.
“Tenemos estadísticas de casos de trata de personas a nivel global que superan los millones, estamos hablando junto con al tráfico ilícito de migrantes, tráfico de armas y drogas, como uno de los negocios más lucrativos del mundo.
“Sabemos que por cada víctima que nosotros logramos acreditar, hay muchísimas más que lastimosamente nunca vamos a conocer, que son casos que nunca van a salir a la luz porque son invisibilizados.
“Este es un delito muy complejo y un negocio extremadamente lucrativo, genera muchas ganancias a nivel mundial, por lo que estas redes son muy sofisticadas y hacen que una persona, lastimosamente, pueda quedarse en esa situación de trata de personas toda la vida, si no logramos como institución que efectivamente pueda escapar”, explicó Tabellini.
María resaltó que fue su valentía y sus ganas de que otras muchachas no pasaran por lo que ella vivió que denunció y reconoce que salir adelante, luego de lo vivido, ha sido una decisión personal.
Destaca que en su caso nunca hubo problemas económicos o sociales que la hicieran vincularse con el grupo y pide a otras víctimas no tener miedo, porque siempre hay personas que les acompañarán.
En su caso, fueron los investigadores judiciales y una psicóloga, por lo que para ella el Poder Judicial es una institución eficiente que de verdad se preocupa por ayudar a las personas que acuden a denunciar.
“Les digo a los padres que nunca dejen a los niños usar redes sociales solos, porque son muy inocentes y el apoyo familiar es importante. Realmente no hay que confiar en nadie.
“Mi mensaje para las víctimas es que aunque a veces nos sentimos solas y pensamos que por lo que nos pasó nadie nos va a aceptar, ese pensamiento es un error, es posible salir adelante y cumplir los sueños. A veces, es muy pesado vivir del pasado y para continuar con nuestras vidas normales y cumplir metas hay que dejar de lado ese chip”, concluyó la joven.
A futuro, espera hacer una campaña o algún grupo que tenga que ver con trata de personas, pero por ahora está enfocada en su carrera y en seguir adelante con su vida.